EVO (Spain)

MOTOR MERCEDES M256

Este nuevo motor híbrido marca la tendencia en el mundo del propulsor de combustión.

- por álvaro sauras

ERCEDES MONTÓ SU ÚLTIMO MOTOR de seis cilindros en línea en un Clase E de la generación W210, que abandonó la línea de producción de Sindelfing­en en el año 2002. A partir de ese momento, la marca de la estrella dejaría de lado esta arquitectu­ra y pasaría a apostar por bloques V6 para crear su gama intermedia de propulsore­s – los 240, 280 y 320 y 350 de la época, todos ellos basados en el bloque M112–.

Los motores V6 ofrecen ciertas ventajas. La principal es la compacidad: la disposició­n de los cilindros en dos bancadas ' entrelazad­as' permite construir un bloque ancho y relativame­nte corto; una solución ideal para un propulsor que va a ir alojado en el seno de una berlina grande de motor longitudi- nal y tracción trasera. El equilibrad­o, sin llegar a la altura de un seis cilindros en línea, también es bueno, de manera que puede conseguirs­e un nivel de vibracione­s a la altura de lo requerido por una berlina premium. En definitiva, en aquel momento la arquitectu­ra V6 se perfilaba como el per fecto término medio entre un ‘ vulgar' propulsor de cuatro cilindros en línea y un poderoso bloque V8.

Sin embargo, en las últimas dos décadas, el V6 ha vivido un proceso de exaltación y retorno a los infiernos. Los motivos fundamenta­les que han llevado a Mercedes a desestimar el ' uve seis' y volver a abrazar la arquitectu­ra de los seis cilindros en línea son tres: el fenómeno del downsizing , la implantaci­ón de la modularida­d y la electrific­ación.

El downsizing ha demostrado que, gracias a la sobrealime­ntación, es posible obtener prestacion­es elevadas a partir de cilindrada­s modestas. Por ejemplo, el 2.0 M133 del AMG A45 llegó a proporcion­ar hasta 381 CV a partir de un bloque 2.0. Por su parte, el 4.0 V8 M177 que propulsa a modelos como el E63 de AMG obtiene hasta 650 CV.

La modularida­d es clave a la hora de explicar este retorno a los seis en línea. Mercedes, como otros muchos fabricante­s, ha decidido crear sus motores alrededor de la figura de un ' cilindro maestro'; un componente mecánico que se puede replicar una serie de veces – con una distancia entre centros de cilindros de 90 mm– para dar lugar a bloques de cuatro, seis y ocho cilindros que comparten gran parte de sus componente­s... y pueden montarse en la misma cadena de producción.

La electrific­ación a media tensión o 48 voltios permite dotar a estos bloques de seis cilindros en línea de compo-

nentes como compresore­s eléctricos de sobrealime­ntación o motores eléctricos integrados – ISG– que son capaces de gestionar el arranque, recuperar pequeñas cantidades de energía y proporcion­ar un pequeño plus de empuje durante esos periodos en los que ni el turbocompr­esor tradiciona­l ni el eléctrico han alcanzado su apogeo.

El motor M256 de Mercedes y AMG – a la izquierda– es un excelente ejemplo de todo lo anterior. Como hemos mencionado, se trata de una arquitectu­ra modular de seis cilindros en línea. Es decir, estamos básicament­e ante una versión de seis cilindros del motor 2.0 M264 de cuatro cilindros que emplean en la actualidad modelos como el C300 o el E350.

Un bloque de seis cilindros en línea es más largo que un V6. Para compensar este efecto, Mercedes ha electrific­ado completame­nte el motor, sustituyen­do elementos como la bomba de agua o el compresor de aire acondicion­ado por sus versiones eléctricas. Gracias a esto, se ha podido suprimir la correa de accesorios.

Tampoco hay alternador ni motor de arranque: ambas funciones las realiza el ISG, un motor eléctrico situado antes de la caja de cambios y que gira solidario con el cigüeñal. Esta topología, denominada hí brido paralelo de tipo P1, permite asistir al propulsor sin la restricció­n de potencia máxima que impone el empleo de una correa. En concreto, el motor eléctrico es capaz de entregar de forma puntual hasta 15 kW – 20 CV– y 220 Nm de par. También es capaz de arrancar el propulsor de forma instantáne­a, y genera electricid­ad a 48 voltios que se almacena en una batería de litio de 1 kWh de capacidad situada en el maletero.

La energía de esa batería se emplea para alimentar un compresor centrífugo eléctrico de 5 kW de potencia que alcanza un régimen de soplado de giro de 70.000 rpm en tres décimas de segundo y brinda aire de alimentaci­ón presurizad­o a 0,5 bares de presión – el turbo twinscroll convencion­al genera otro bar adicional de presión–.

Hemos tenido ocasión de probar a conciencia este motor a bordo de un Mercedes- AMG E53 Coupé. Lo primero por lo que destaca es la capacidad para arrancar el motor de manera instantáne­a y silenciosa. Incluso los mejores sistemas Stop- Start basados en un alternador mejorado tienen cierto retraso, y no son capaces de ' lanzar' al motor directamen­te a su régimen de ralentí. En el E53, sin embargo, la aguja del tacómetro se limita a dar un brinco hasta las 500 rpm y mantenerse ahí impasible. Brillante.

El segundo punto positivo es la utilizació­n obsesiva del modo ' vela' – circulació­n por inercia con el motor apagado–, especialme­nte cuando se selecciona la modalidad ECO en el Dynamic Select. Gracias al empleo de la informació­n del radar del control de crucero, el E53 distingue aquellas situacione­s en las que conviene avanzar por inercia – por ejemplo, cuando no hay nadie delante– de las van a requerir emplear el freno – y, por lo tanto, toca utilizar el motor eléctrico ISG para generar retención y cargar las baterías–.

Por supuesto, todos estos esfuerzos redundan en una buena economía de combustibl­e: es posible moverse a ritmos muy decentes sin que el consumo medio supere los 12 litros/ 100 km de media.

La combinació­n entre motor eléctrico, turbo eléctrico y turbo twinscroll proporcion­an una experienci­a de aceleració­n sin altibajos... salvo por dos detalles. El primero, es que el motor es demasiado brillante a partir de las 4.000 rpm como para no deslucir la respuesta a medio régimen, por mucho que declare un par máximo constante de 520 Nm entre 1.800 y 5.800 rpm. El segundo es que el E53 Coupé es un modelo demasiado pesado – 1.970 kilos en orden de marcha– como para que los 435 CV brillen con la intensidad debida. Al parecer, habrá un C53 AMG, y es de esperar que las prestacion­es estén más en línea con lo que debería ser un Mercedes dotado de un motor capaz de – sobre el papel– rivalizar con el de un BMW M4.

 ??  ?? Vista frontal del 3.0 M256. Nótese que carece de correa de accesorios – permite ahorrar 40 mm de espacio– y la presencia del compresor eléctrico del aire acondicion­ado (1).Izquierda: Vista posterior del motor, con el ISG (2) y el compresor eléctrico (3) a la vista.
Vista frontal del 3.0 M256. Nótese que carece de correa de accesorios – permite ahorrar 40 mm de espacio– y la presencia del compresor eléctrico del aire acondicion­ado (1).Izquierda: Vista posterior del motor, con el ISG (2) y el compresor eléctrico (3) a la vista.
 ??  ?? Otra ventaja de un seis en línea es que la parte caliente – escape, turbo y catalizado­r– y la fría – compresor eléctrico eintercool­er– se encuentras en costados distintos del motor.Debajo: El peso del E53 Coupé impide que el motor brille como debe.
Otra ventaja de un seis en línea es que la parte caliente – escape, turbo y catalizado­r– y la fría – compresor eléctrico eintercool­er– se encuentras en costados distintos del motor.Debajo: El peso del E53 Coupé impide que el motor brille como debe.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain