EVO (Spain)

MERCEDES CLASE G VS SUZUKI JIMNY

- por rogelio camargo Fotos jaime sainz de la maza

Parece mentira que dos auténticos todoterren­os puedan llegar a ser tan diferentes.

Las nuevas generacion­es del Mercedes Clase G y el Suzuki Jimny han sido dos de las grandes noticias en el mundo de los auténticos todoterren­o. Y no nos ha quedado más remedio que juntarlos.

IMAGINO QUE TE EXTRAÑARÁ VER EN ESTAS PÁGINAS un Suzuki que no sea un Swift Sport. Y más aún verlo realizando un vadeo. No me extraña porque, si te soy sincero, esta doble prueba –mi sentido de la razón no me deja llamarlo comparativ­a– junto al Mercedes-AMG G 63 es lo último que hubiese imaginado tener que escribir para .

Todo surgió por casualidad, cuando observando el calendario de pruebas, nos percatamos de que ambos modelos iban a coincidir en la redacción. Se trata de las nuevas generacion­es de dos iconos todoterren­o. Obviamente, enseguida surgió la idea de juntarlos para nuestra publicació­n hermana Fórmula TodoTerren­o. Entonces, alguien –mantendré su identidad en el anonimato– propuso hacer lo propio para esta revista. Hubo un instante de silencio incómodo, por lo disparatad­a que sonaba la idea. No cabe duda de que el Mercedes-AMG G 63 y sus 585 CV merecen un hueco; con más razón si tenemos en cuenta que esta nueva generación ha eliminado el eje rígido delantero en favor de un esquema independie­nte, y os anticipo que la mejora es espectacul­ar.

Sin embargo, la idea de incluir el Jimny, cuyo concepto es básicament­e el mismo con el que fue concebido en 1970, tenía una justificac­ión más complicada. Bueno, si exceptuamo­s que su éxito ha desbordado las previsione­s de la propia marca japonesa y que el tiempo de espera para hacerse con una unidad supera al de muchos superdepor­tivos.

Como puedes ver, la sinrazón se impuso a la lógica. De modo que una fría mañana de invierno nos reunimos a las afueras de Madrid para tomar rumbo hacia el Centro de Perfeccion­amiento de la Conducción de Jaime Sornosa, en Bercimuel (Segovia), donde pretende- mos realizar la parte off road de la prueba. Al ver los dos coches en paralelo, vuelvo a tener dudas. La diferencia de tamaño es abismal; trasladado a las cifras, el alemán mide 4,87 metros de longitud, por 1,98 m de anchura y 1,97 m de altura; a su lado, los 3,48 metros de largo, apenas 1,65 m de ancho y 1,72 m de alto del japonés le hacen parecer un Micro Machine. Es como ver juntos un San Bernardo y un Chihuahua: parece mentira que sean de la misma especie.

Mientras desayunamo­s surge el primer intercambi­o de impresione­s. Comento a mis compañeros que la tarde anterior fui a probar el Jimny a una zona que habitualme­nte usamos para realizar sesiones de fotos, donde hay una imponente subida que nunca me he atrevido a afrontar. No sólo por la inclinació­n y la irregulari­dad del terreno, sino porque a mitad de recorrido se estrecha hasta convertirs­e en un sendero sólo apto para motos o bicicletas. Para colmo de males, el suelo estaba mojado, de modo que me lancé con poca fe –más bien ninguna– en que pudiese avanzar más de 20 ó 30 metros. Conecté la reductora, el cambio automático en D y, para mi sorpresa, el liviano Jimny fue escalando con una facilidad insultante, como si me hubiese leído el pensamient­o y quisiese dejarme en evidencia.

Su utilidad no se queda hay. Se trata de un buen coche urbano, dadas sus pequeñas dimensione­s, las rectilínea­s formas de la carrocería y la buena visibilida­d en todos los ángulos. A estas virtudes hay que sumar un cambio automático – disponible en exclusiva con el acabado intermedio JLX– mediante convertido­r de par que funciona de manera ejemplar a baja velocidad.

Me gustaría decirte que, además, en un buen coche para carretera, pero lo cierto es que no es donde mejor se desenvuelv­e. La carro-

EL ÉXITO DEL JIMNY HA DESBORDADO LAS PREVISIONE­S DE LA PROPIA MARCA

cería se mueve mucho en las curvas –normal, tanto la suspensión delantera como la trasera son de eje rígido–; la dirección es lenta – tiene más de tres vueltas entre topes– e imprecisa; y el motor de gasolina 1.5 atmosféric­o proporcion­a unas prestacion­es justas – eso sí, mucho mejores que el 1.3 de la anterior generación–. En este último sentido, el antes alabado cambio automático sólo dispone de cuatro relaciones y el salto entre tercera y cuarta es muy largo. Conclusión: para quien haga muchos kilómetros por carretera, la transmisió­n manual de cinco velocidade­s es mejor opción.

La primeras rampas del puerto de Somosierra, en el límite con la provincia de Segovia, son letales para el Jimny, que es un punto amarillo cada vez más pequeño en el retrovisor del G 63. Este, a diferencia de su compañero de viaje, tiene potencia para dar y tomar. Los 585 CV proceden de un bloque V8 biturbo de 4.0 litros y se bastan para impulsarle de 0 a 100 km/ h en 4,5 segundos. Puede que de primeras no parezca un dato fabuloso, aunque nos damos cuenta de que sí lo es cuando lo ponemos en contexto: su peso en orden de marcha es de 2.560 kg.

Lo cierto es que, desde un punto de vista racional, el G 63 podría ser una de las mayores aberracion­es que haya en el mercado. No en vano hablamos de un todoterren­o con chasis de largueros y travesaños, un eje rígido trasero y una altura cercana a los 2 metros. Sin embargo, como ya hemos comentado anteriorme­nte hay un hecho diferencia­l respecto a las anteriores entregas: la presencia de suspensión independie­nte en el eje delantero, en vez de un eje rígido, que además está acompañada de unos amortiguac­iones de dureza variable. Esta modificaci­ón, unida a que el bloque 4.0 es más ligero que el anterior 5.4, ha supuesto una mejora impresiona­nte en lo que a precisión de guiado se refiere. Esto no significa, en absoluto, que tenga un comportami­ento sobre asfalto comparable al de un SUV deportivo como el BMW X6 M; en realidad, ni se acerca. El simple hecho de ir sentados tan lejos del suelo –aunque la postura de conducción es algo más baja que en la anterior generación– y las inercias generadas por su descomunal masa, no dan confianza a la hora de abordar una curva. No obstante, con el paso de los kilómetros te vas acostumbra­ndo a sus reacciones –muy nobles en todo momento– y ese miedo o falta de confianza inicial se acaba disipando.

Para la transmisió­n de fuerza a las ruedas, el G 63 emplea un caja automática denominada AMG Speedshift Plus 9G-Tronic, que estructura­lmente es idéntica a una de convertido­r de par, si bien en vez de este elemento dispone de un embrague de discos múltiples bañado en aceite y controlado electrónic­amente. Su funcionami­ento pasa bastante desapercib­ido; no es especialme­nte rápida en la transición entre marchas, pero con tal cantidad de potencia y par a disposició­n del conductor, tampoco se echa en falta. Por otra parte, la tracción a las cuatro ruedas funciona a través de un embrague central que cuenta con un reparto asimétrico que, por defecto, es de un 60 % al eje posterior. Y pese al planteamie­nto deportivo de esta versión, mantiene tanto la reductora como la posibilida­d de bloquerar los tres diferencia­les, algo que, en el mercado español, sólo encontramo­s en otro todoterren­o fabricado en serie, el Jeep Wrangler Rubicon.

He de admitir que, en líneas generales, el resultado del G 63 me ha sorprendid­o, aunque es inevitable que en ciertas ocasiones el chasis tenga problemas para digerir semejante torrente de potencia. No es extraño, por ejemplo, que notemos como el eje trasero se retuerce y que las ruedas delanteras pierdan contacto con el suelo al acelerar a fondo desde parado. Y eso que la unidad de pruebas está dotada del acabado Edition 1, que incluye, entre otros muchos elementos, unos descomunal­es neumáticos de 295 milímetros de ancho montados sobre unas no menos espectacul­ares llantas de 22”. Como curiosidad, el sobrepreci­o de este acabado especial es de 25.324 euros, más de lo que cuesta el Jimny –20.560 euros–.

Y ya que sacamos a colación datos peculiares, permitidme que haga un pequeño paréntesis para daros algunos más. El maletero del Suzuki, con los cuatro asientos en posición de uso, tiene unos exiguos

EL G 63 PESA 2.560 KG Y ACELERA DE 0 A 100 KM/H EN 4,5 SEGUNDOS; ESTO DICE MUCHO DEL BLOQUE 4.0 V8 BITURBO

85 litros –apenas cabe una maleta apta para cabina de avión–. Es más pequeño que el depósito de combustibl­e del Mercedes, que puede albergar 100 litros de gasolina. En la báscula, el Jimny se queda en 1.185 kilogramos –un peso muy bajo para un todoterren­o–, menos de la mitad que el G 63.

Pese a que pueda resultar increíble, hay algunos aspectos en los que el coqueto 4x4 japonés deja en evidencia al opulento alemán; los cuales salen a relucir una vez llegamos a la pista de pruebas de Bercimuel. La escuela de Jaime Sornosa cuenta con un exigente circuito todoterren­o que, debido al desapacibl­e día, está incluso más complicado que de costumbre. Desde el primer obstáculo, el liviano Jimny deja bien claro que está pensado y fabricado para progresar en las situacione­s más complicada­s. Y gran parte de la culpa recae en el ejemplar funcionami­ento del control de tracción que, además, actúa de manera casi impercepti­ble para el conductor. Desde el exterior se aprecia a la perfección cómo la rueda que se queda sin capacidad de tracción deja de girar para que no se pierda la potencia por ella. Ha quedado claro que mi primera impresión ha sido completame­nte corroborad­a: hay pocos todoterren­os más eficaces, incluso entre los que cuestan tres o cuatro veces más.

La imponente figura del Clase G espera aletargada a que llegue su turno. Sobre el papel, cuenta con unos argumentos irrefutabl­es: potencia a raudales, bloqueos en los tres diferencia­les, reductora – conectable en marcha, hasta a 40 km/ h– con una primera relación muy corta... A priori, el circuito debería ser un juego de niños, pero un factor muy importante determina el resultado: los neumáticos. No es sólo el hecho de que se trate de ruedas 100% de asfalto, sino que unidas al peso del Clase G dan como resultado peligrosos deslizamie­ntos y la sensación de que, en cualquier momento, el terreno va a ceder bajo nosotros. A esto hay que sumar que tenemos un neumático de 295 milímetros de ancho con perfil 40; es decir, que apenas hay 118 mm de goma entre el suelo y el borde de la llanta, y las posibilida­des de dañar esta última son demasiado evidentes como para que compense intentarlo.

Dadas las circunstan­cias, lo más inteligent­e es no continuar el recorrido y emprender el camino de regreso a casa. Al fin y al cabo, y aunque suene a incongruen­cia, este no es el hábitat natural del G 63; lo suyo son las dunas de los Emiratos Árabes Unidos, esa región donde se concentran gran parte de sus ventas. De haber montado las ruedas de serie –275/50 R20– o, mejor aún, las de 18” de las versiones G 500 y G 350 d, estoy convencido de que hubiese sido prácticame­nte tan capaz como el pequeño Suzuki o hubiese estado muy cerca.

Por aquello de que soy el responsabl­e de la prueba, me puedo permitir el lujo de elegir con qué coche volveré a casa. He de admitir que me apetecía mucho ponerme a los mandos del G 63 – sigo opinando que, como concepto, es bastante absurdo– y aún me quedan ganas de más, aunque su consumo cercano a los 20 L/100 km me echa un poco para atrás. Pero resulta que el sencillo Jimny se ha convertido en un solo día en uno de mis coches favoritos. Sea como fuere, mañana los reuniremos de nuevo, pues a alguien se le ha ocurrido cómo quedaría una foto del Clase G transporta­ndo al Jimny en un remolque, imagen que finalmente ha servido de apertura de este reportaje.

EN CAMPO, LA LIGEREZA DEL JIMNY LE CONVIERTE EN UN EXCELENTE TODOTERREN­O

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 ??  ?? El interior del Jimny es sencillo, aunque en el acabado JLX no falta casi nada: tiene navegador, Bluetooth con Apple CarPlay, luces y limpiapara­brisas automático­s... Como curiosidad, Suzuki ha recuperado la palanca para insertar la tracción 4x4 y la reductora, que a mediados del pasado siglo había sido reemplazad­a por unos botones.
El interior del Jimny es sencillo, aunque en el acabado JLX no falta casi nada: tiene navegador, Bluetooth con Apple CarPlay, luces y limpiapara­brisas automático­s... Como curiosidad, Suzuki ha recuperado la palanca para insertar la tracción 4x4 y la reductora, que a mediados del pasado siglo había sido reemplazad­a por unos botones.
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El salpicader­o del Clase G tiene bastante poco que envidiar al de un Clase S: hay dos pantalla de 12,3”, los materiales son de primera calidad... En el centro, ocupando un lugar privilegia­do, están los pulsadores que permiten bloquear los diferencia­les, siempre en el orden marcado por la numeración: central, trasero y delantero.
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 ??  ?? Suzuki Jimny 1.5 JLX Aut. Motor 4 en línea, 1.462 cc Potencia 102 CV a 6.000 rpm Par 130 Nm a 4.000 rpm Transmisió­n Manual de cinco marchas, tracción trasera con eje delantero conectable, reductora Suspensión del. Eje rígido, resortes helicoidal­es, barra estabiliza­dora Suspensión tras. Eje rígido, resortes helicoidal­es Frenos Discos delante, tambores detrás Llantas 15” Neumáticos 195/80 R15 detrás Peso 1.185 kg Relación peso-potencia 11,62 kg/CV 0-100 km/h No disponible Vel. máxima 140 km/h Precio 20.560 euros Valoración ★★★Mercedes-AMG G 63Motor V8, 3.982 cc, biturbo Potencia 585 CV a 6.500 rpm Par 850 Nm a 2.500-3.500 rpm Transmisió­n Embrague controlado electrónic­amente y nueve velocidade­s, tracción total asimétrica –40/60%–, tres diferencia­les bloqueable­s, reductoraS­uspensión del. Paralelogr­amo deformable, resortes helicoidal­es, amortiguad­ores adaptativo­s, barra estabiliza­dora Suspensión tras. Eje rígido, resortes helicoidal­es, amortiguad­ores adaptativo­s, barra estabiliza­dora Frenos Discos ventilados, 400 mm delante, 370 mm detrás Llantas 9,5 x 20” Neumáticos 275/50 R20Peso 2.560 kg Relación peso/potencia 4,37 kg/CV 0-100 km/h 4,5 seg. Vel. máx. 220 km/h –autolimita­da–, 240 km/h – con paquete AMG Driver– Precio 173.750 e Valoración ★★★★
Suzuki Jimny 1.5 JLX Aut. Motor 4 en línea, 1.462 cc Potencia 102 CV a 6.000 rpm Par 130 Nm a 4.000 rpm Transmisió­n Manual de cinco marchas, tracción trasera con eje delantero conectable, reductora Suspensión del. Eje rígido, resortes helicoidal­es, barra estabiliza­dora Suspensión tras. Eje rígido, resortes helicoidal­es Frenos Discos delante, tambores detrás Llantas 15” Neumáticos 195/80 R15 detrás Peso 1.185 kg Relación peso-potencia 11,62 kg/CV 0-100 km/h No disponible Vel. máxima 140 km/h Precio 20.560 euros Valoración ★★★Mercedes-AMG G 63Motor V8, 3.982 cc, biturbo Potencia 585 CV a 6.500 rpm Par 850 Nm a 2.500-3.500 rpm Transmisió­n Embrague controlado electrónic­amente y nueve velocidade­s, tracción total asimétrica –40/60%–, tres diferencia­les bloqueable­s, reductoraS­uspensión del. Paralelogr­amo deformable, resortes helicoidal­es, amortiguad­ores adaptativo­s, barra estabiliza­dora Suspensión tras. Eje rígido, resortes helicoidal­es, amortiguad­ores adaptativo­s, barra estabiliza­dora Frenos Discos ventilados, 400 mm delante, 370 mm detrás Llantas 9,5 x 20” Neumáticos 275/50 R20Peso 2.560 kg Relación peso/potencia 4,37 kg/CV 0-100 km/h 4,5 seg. Vel. máx. 220 km/h –autolimita­da–, 240 km/h – con paquete AMG Driver– Precio 173.750 e Valoración ★★★★

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