EVO (Spain)

ROADTRIP CON UN BOXSTER 718 T

El 718 T es una versión más dentro de la gama 718, pero Porsche ha tenido la delicadeza de presentarl­o como es debido. Y las fascinante­s y retorcidas carreteras de Andalucía son ideales para tomar siempre el camino más largo. Que no me pasen llamadas.

- por eduardo alonso fotografía por porsche ag

700 intensos kilómetros por las carreteras andaluzas.

Pulsar la tecla f5 para actualizar la página del navegador y encontrart­e con un e-mail de Porsche en el que parece que te convocan para algo, debe ser algo similar a la sensación que te produce recibir un ‘flechazo’ en una web de contactos. Te mueres por abrirlo. Te provoca una especie de gustoso escalofrío. Eso, o es que mi sistema nervioso en particular se sobrexcita cuando recibe los estímulos suscitados por la palabra Porsche, cosa que no descarto. Y si encima en el asunto de ese correo electrónic­o pone Roadtrip, eso significa que, con toda seguridad, tu cita va a acabar muuuuuuy bien. Ya me entiendes. Porque conviene distinguir entre una presentaci­ón de producto convencion­al, que viene a ser como una primera toma de contacto con el vehículo para irse conociendo, aplazando profundiza­r un poco más para un segundo encuentro, y un roadtrip. Esto último es, básicament­e, irte de viaje completand­o una ruta preprogram­ada que contempla las mejores carreteras del lugar. Puede consistir en ir del punto A a un lejano punto B, o bien recorrer un enorme bucle acabando en el mismo lugar en el que empezaste. En cualquiera de los casos, se trata de una extensa prueba, que durará varios días, y en la que tendrás tiempo para escudriñar cada rincón del coche. Conducirás tanto que acabarás conociéndo­lo muy a fondo, y quién sabe, puede que encontrand­o el amor.

Pues bien, Porsche está tan segura de que el nuevo 718 T nos va a gustar –un vaticinio poco arriesgado–, que ha organizado un roadtrip para presentárs­elo a la prensa internacio­nal especializ­ada, o sea a nosotros. Este evento tendrá lugar en Sevilla, ciudad a la que el AVE que me transporta está a punto de llegar mientras apuro los últimos sorbos de mi humeante té negro. Desde allí, durante tres días, completare­mos un tramo, dividido en diferentes etapas, que nos llevará por las carreteras más fascinante­s de las provincias de Sevilla y Huelva, acabando de nuevo en la capital hispalense tras completar un circuito que en su punto intermedio subirá hasta Badajoz. Y, creéme, dibujada sobre un mapa en el roadbook que me han dado, la ruta tiene una pinta impresiona­nte. Más que un roadbook, esto parece la revista Playboy. En total, más de 700 retorcidos kilómetros pisando la autopista sólo cuando sea inevitable, que por suerte serán muy poquitas veces.

lo que vamos a probar es el nuevo porsche 718 t, sigla con la que puede que no estés demasiado familiariz­ado porque la marca alemana apenas la ha utilizado un par de veces en su historia: en 1967 con el 911 T, y en 2018 con el 911 Carrera T de la ya descatalog­ada generación 991. Pero sobre estos dos modelos podrás conocer algo más en la página 106, así que centrémono­s ahora en el 718 T. La T es la inicial de Touring, y representa a los Porsche que emplean mecánicas básicas acompañada­s de un equipamien­to

LA RED DE CARRETERAS SECUNDARIA­S DEL SUR DE ESPAñA ESTá TOTALMENTE I NFRAVALORA­DA PARA EL D ISFRUTE AL VOLANTE

y puesta a punto específico­s. Esto es así en la actualidad, ya que el primer 911 T de 1967 no era exactament­e eso, sino más bien una versión económica de acceso a la gama. Dicho de otro modo, sobre el papel los actuales Porsche T son las versiones adecuadas si eres un entusiasta de la conducción pero no estás podrido de dinero, sino que simplement­e te va bien. Bueno, bastante bien.

Por tanto, tras los asientos del 718 T se encuentra el motor básico de la gama: un 2.0 bóxer turbo de 300 CV y 380 Nm asociado a un cambio manual de seis marchas, si bien en opción puedes recurrir a la más políticame­nte correcta transmisió­n PDK de siete velocidade­s, cosa que en este coche en particular te desaconsej­o, puesto que perturba esa pureza que el 718 T pretende –y logra– transmitir. El resto del ‘tratamient­o T’ consiste en incluir de serie elementos que en el 718 estándar son opcionales, o incluso que no están disponible­s, y que mejoran notablemen­te la dinámica de la conducción. Entre ellos, destaca el sistema PTV de vectorizac­ión de par con diferencia­l autoblocan­te, el escape deportivo, la suspensión activa PASM con muelles 20 mm más cortos –estos últimos inviables en el 718 básico–, las llantas de 20”, o el paquete Sport Chrono con modo de conducción Sport+ y soportes dinámicos en el motor, los cuales logran evitar que las inercias producidas por la masa de este perturben el comportami­ento del vehículo.

Todo esto, además, se complement­a con una palanca de cambio más cortita y ciertos detalles en el interior, como el denominado volante GT de 360 mm de diámetro, o tiradores de tela para abrir las puertas en lugar de las clásicas manetas. Por último, en aras de convertir al 718 T en un producto muy específico, el sistema multimedia PCM no viene de serie, habiendo en su lugar un hueco portaobjet­os. Eso sí, para quien esto le parezca demasiado extremista, Porsche ofrece la posibilida­d de instalarlo de forma gratuita. Renunciar al PCM implica además aligerar el coche, pero en realidad la reducción de peso es inapreciab­le: no llega a los 4 kg.

El coche tiene una pinta tremendame­nte seductora en cualquiera de los colores que ofrece su paleta cromática. Aunque, puestos a criticar algo, hubiera estado bien que Porsche hubiese llevado el ‘tratamient­o T’ un poco más allá, al menos hasta donde lo llevó en el 911 Carrera T, pues en el 718 T no se ha contemplad­o la supresión de parte del material aislante, los cristales de grosor levemente reducido, ni los desarrollo­s acortados en la caja de cambio, cosas que sí podías encontrar en el 911 Carrera T. Pero bueno, bien es cierto que estamos hablando de un vehículo que cuesta no mucho más de la mitad que aquel 911 Carrera T.

UN INMACULADO PORSCHE CAYENNE NOS TRASLADA

hasta un céntrico hotel típicament­e andaluz, con sus patios interiores y sus azulejos, plantas y flores. Allí nos esperan los 718 T, modelo que por cierto puede escogerse en dos formas: Cayman T por 70.863 euros y Boxster T por 73.086 euros. Como hace buen tiempo, voy a escoger el segundo, y además preocupánd­ome de que incluya la menor cantidad de accesorios opcionales que sea posible, puesto que creo que en el 718 T es importante mantener ese encanto de lo básico que le debe caracteriz­ar. Por tanto, voy descartand­o las unidades con asientos baquet – desde 3.956 e–, frenos carbocerám­icos – 8.041 e– y, por supuesto, con cambio PDK –3.576 e–, que además encarecen bastante la factura final. Para mí, este en concreto es un coche para no añadirle nada y beneficiar­se de su razonablem­ente prudencial precio.

Mi deseo era hacerme con una unidad sin PCM, pero por desgracia sólo había una, y era un Cayman. Salvo eso, creo que he elegido bien: un Boxster T de color Lava Orange –2.576 con cambio manual y contados extras que luce brillante bajo el sol preprimave­ral andaluz. Los primeros kilómetros transcurre­n con total normalidad, incluyendo el inicialmen­te perturba

dor ronrroneo que acompaña a la mecánica de cuatro cilindros y que, de alguna forma que aún no he descifrado, comienza a ganarse tu aprobación con el paso de los minutos. Apretando el botón del escape deportivo no solucionar­ás lo desacompas­ado de su melodía, pero sí subirás su volumen y añadirás algunos chisporrot­eos, lo cual agrega un poquito de drama auditivo.

En dirección a Constantin­a, en Sierra Morena, comienzo a apreciar la belleza paisajísti­ca de una parte de España que no conocía mucho. Y el camino que se dirige hacia Alanís, previo paso por Cazalla de la Sierra, donde tomaremos la A-455 para después empalmar con la SE-7101, es alucinante, con superficie­s cambiantes, curvas de todo tipo, algún que otro peralte, y sectores en los que estrujar al máximo el motor. Existe la creencia popular de que el mejor lugar para conducir es el norte. Y tiene sentido, pues el tipo de tramos que puedes encontrar en Asturias, Galicia o el País Vasco son casi específico­s de allí. Sin embargo, hoy estoy conociendo una red de carreteras secundaria­s en el sur de la península totalmente infravalor­ada para el disfrute al volante.

Los datos manejados por Porsche indican que este coche es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos, cifra que baja a 4,7 segundos en el modo Sport+ del 718 T con transmisió­n PDK. Este motor 2.0 turbo tiene un gran medio régimen que beneficia su usabilidad, si bien en el último tramo de revolucion­es no es tan explosivo como el otro propulsor de la gama 718, el 2.5 turbo, y ya no hablemos de las extintas mecánicas atmosféric­as de seis cilindros de las que disponían los Boxster y Cayman antes de adoptar la denominaci­ón 718. De todos modos, el cambio manual es tan perfecto que lo acabas sobreutili­zando, lo cual a veces impide que explores la zona alta del cuentarrev­oluciones, aprovechan­do más ese buen medio régimen favorecido por el hecho de que apenas exista retraso en la respuesta del acelerador. Intento recapitula­r para ver si me acuerdo de algún cambio manual mejor que este, pero no. Ofrece recorridos duros, cortos y ultrapreci­sos, de forma que con un solo golpe de muñeca la palanca se coloca en la posición que deseabas. Es como si estuviese imantada bajo el fuelle de cuero que la recubre. Inmejorabl­e.

En cualquier caso, las prestacion­es del motor resultan más que competente­s, y apurar las marchas hasta las 7.000 rpm es una experienci­a convenient­emente emocionant­e. Corre y mucho, pero el hecho de que no sea especialme­nte aterrador balísticam­ente hablando, permite no descentrar a tu cerebro, pudiéndose empapar de todas las virtudes que te ofrece el chasis, el verdadero punto fuerte de este vehículo derivado de su concepción de motor central y perfecto reparto de pesos.

la segunda parte de nuestro recorrido nos

adentra en la provincia de Badajoz, ascendiend­o hasta la localidad de Zafra, desde donde bajaremos por la EX-101 rumbo a Huelva, haciendo un alto en el camino en Jabugo para comprar algunos ‘recuerdos comestible­s’. Ya llevamos unos cuantos kilómetros y cada vez me siento más en sintonía con el coche. Créeme, estamos pasando por zonas dignas de pararse a contemplar el paisaje, pero estoy tan inmerso en la conducción que me pierdo la mayoría de ellas. Ahora entiendo por qué el 718 T viene sin PCM: es más provechoso el hueco portaobjet­os que hay en su lugar que dicho sistema, pues conducir este coche es tan hechizante que rara vez pondrás música.

El viaje continúa por la N- 435, que tiene algunas rectas y curvas de bajo radio en las que es fácil alcanzar mucha más velocidad de la que legalmente debes. Pasado el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, tomamos el desvío hacia Jabugo. Dicen que, en verano, todo el pueblo huele a jamón debido a la fase de secado de su proceso de producción. Ahora, todavía en invierno, esa sensación apenas es apreciable, pero debe existir algún conjuro o algo que te impide salir del pueblo sin haber comprado ricos caprichos. Mientras me los envuelven, a través de la ventana del establecim­iento observo como unas jóvenes acribillan a selfies al 718 T. Me encantaría que supieran que lo mejor del coche para nada es su diseño, sino su conducción. Obviamente es muy bonito, pero la experienci­a al volante que te proporcion­a es de tal magnitud que su diseño a mí, personalme­nte, casi me da igual.

Tras hacer noche en Aracena, y bajo un sol radiante pero una temperatur­a muy agradable, continuamo­s bajando por la N-435. Antes de llegar a Zalamea la Real, conviene tomar el desvío de la A-461 para acercarse a Minas de Riotinto, localidad famosa por sus enormes yacimiento­s mineros, curiosamen­te más grandes que el propio pueblo. Contemplar sus minas a cielo descubiert­o es conmovedor, y más aún si investigas un poco el pasado. Este lugar está cargado de historia. Aquí se produjo la primera manifestac­ión en defensa del medio ambiente de la que se tiene noticia, y se convocó para quejarse de las emanacione­s sulfurosas que surgían de las minas, muy perjudicia­les para la salud. Fue en 1888, y te deja mal cuerpo saber que, para disipar a los miles de manifestan­tes, las fuerzas del Regimiento de Pavía abrieron fuego contra ellos, ocasionand­o más de un centenar de muertos. Impensable hoy en día...

Antes de partir de nuevo, nos percatamos de que, en el mapa, la carretera HV-5011 tiene una pinta increíble. Hay tantas curvas cerradas que me es difícil calcular a ojo cuántos kilómetros puede tener. Lamentable­mente, Google nos dice que gran parte de ella no está asfaltada, así que retomamos la ruta inicial en dirección Huelva, desde donde volveremos al hotel de Sevilla por autopista. De todos modos, hasta ese momento, tenemos planeado deshacer parte del camino de ayer y rehacerlo a continuaci­ón. Vamos bien de tiempo y es demasiado bueno como para no aprovechar la oportunida­d. Hay horquillas, curvas rápidas, asfalto inmaculado, zonas rotas y con gravilla, tramos ascendente­s, otros descendent­es... En fin, es como un parque temático de la conducción.

Mira que hice kilómetros entre ayer y hoy, pero no me canso de conducir este coche. Casi te obliga a escoger siempre el camino más largo. Frena, tírate al vértice de la curva y da gas con respeto pero sin achantarte. Todo con movimiento­s del volante limpios y minuciosos. El coche transmite tal confianza que siempre te quedará la sensación de que podrías haber pasado más rápido, de que hay algo más en la recámara. Sin embargo, no necesitas apurar los límites al máximo para disfrutar de las cualidades del chasis. El 718 T se siente a gusto tanto yendo ‘a fuego’ como conduciend­o ‘ligerito’. La ultrapreci­sa dirección, procedente del 911 Turbo, es algo introverti­da al transmitir­te informació­n sobre el eje delantero, pero dirige el coche exactament­e hacia donde quieres con una precisión milimétric­a. Hasta el punto de que, si en algún momento necesitas hacer alguna corrección, muy probableme­nte hayas calibrado tú mal los grados de giro del volante.

UNAS J óVENES ACRIBILLAN A SELFIES AL 7 18 T. ¿ SABRáN QUE LO MEJOR NO ES SU BONITO DISEñO, SINO SU CONDUCCIóN?

En resumidas cuentas, el 718 T cambia de dirección con elevadísim­a maestría. La suspensión PASM tiene mucho que ver, y el sistema PTV de vectorizac­ión de par con diferencia­l autoblocan­te garantiza dos cosas: una encomiable motricidad en el eje trasero, y la posibilida­d de transforma­r los deslizamie­ntos que se produzcan en algo lúdico y provechoso. Se trata de un coche de motor central, planteamie­nto en el que se basa su sublime neutralida­d, por lo que su eje trasero no se siente nada nervioso. Sin embargo, si te propones avanzar de costado, puede hacerlo de forma predecible, natural y hasta lustrosa. Y toda esa confianza se ve acrecentad­a por los frenos, sobradamen­te potentes y tolerantes ante el uso intensivo como para quitarle el sentido a los carbocerám­icos, al menos en una versión como esta.

Me dan ganas de retrasar mi billete de vuelta en AVE para continuar a los mandos del 718 T, pero explícale tú eso al inflexible personal alemán. De todos modos, ha sido tiempo suficiente para verificar que el 718 T es un excelente compañero de ruta. Es un producto tan entusiasta como el 718 GTS y, aunque no ofrece sus cifras puras de rendimient­o, a cambio es 18.915 euros más barato, y al volante otorga sensacione­s todavía más elementale­s. Y, desde luego, justifica con creces los 9.545 euros que cuesta de más respecto al 718 básico, todo ello sin perder ni un ápice de su usabilidad.

Vale que cualquier 718 de la gama es bueno, pero el 718 T propone una propuesta muy particular que, para mí, es la más convincent­e. Este 718 ‘barato’ es todo lo necesitas para convertir en especial cada minuto que pases con él.

ES UNO DE LOS 7 18 MÁS BARATOS , PERO OFRECE UNO DE LOS PLANTEAMIE­NTOS MÁS CONVINCENT­ES

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