EVO (Spain)

PORSCHE 911 CABRIOLET/ AUDI R8 V10 DECENNIUM/ LAMBORGHIN­I AVENTADOR SV J ROADSTER

Todos han saboreado la gloria en anteriores pruebas de nuestro Coche del Año, pero... ¿siguen el Porsche Cayman GT4, el Lotus Evora y el Nissan GT-R estando a la altura?

- por a . ingram & j. Álvarez fotografía por matt Howell

I los ÚltImos veInte aÑos De fueran un

Álbum de fotos, cada prueba de Coche del Año sería una imagen. Un momento congelado de aquellos automóvile­s en aquellos lugares, un resumen de los coches más geniales de aquel año en las carreteras más fascinante­s. Los ganadores son, por definición, lo mejor de lo mejor, vehículos que puntúan alto no sólo frente a sus rivales sino ante todo automóvil.

Pero, ¿hasta qué punto estamos seguros de esto? Los coches no mejoran necesariam­ente con el tiempo. El contexto cambia. Los componente­s envejecen. El tiempo altera la percepción, haciendo que algunos aspectos sean más deseables y la modernidad de otros pase a un segundo plano. Las fotografía­s se desgastan y se arrugan por los bordes.

El Nissan GT-R, el Lotus Evora y el Porsche Cayman GT4 no se han desgastado aún. Ninguno es especialme­nte viejo. El Nissan acaba de cumplir su primera década, el Evora está a punto y el Cayman simplement­e no es un coche antiguo. Dos de ellos, el Lotus y el Porsche, parecen antiguos sólo por el hecho de ofrecer motores atmosféric­os y cajas de cambio manuales, mientras que el más viejo de los tres es el de planteamie­nto más moderno –los motores turbo y la tracción total son la norma hoy en día–.

Hemos juntado a los tres, en parte para convencern­os a nosotros mismos de que estuvimos en lo cierto apreciándo­los tanto en su día, pero también para ver si el paso del tiempo les ha afectado, dado el frenético ritmo de progreso que existe en el mundo de los deportivos. El GT-R aún debería poder darle un repaso a un superdepor­tivo, el Evora ha de seguir impresiona­ndo por su transparen­cia y el GT4 debería recordarno­s por qué es uno de los mejores Porsche jamás fabricado.

Primero me familiariz­o con el Cayman, aunque tardo apenas un momento. Este GT4 en concreto es el mismo co

che que nos sorprendió en nuestra prueba de 2015, y con cuatro años a sus espaldas, realmente no ha tenido tiempo para envejecer. La evolución del lenguaje de diseño de Porsche se podría medir en tiempo geológico, y aunque los Cayman básicos han abandonado los bóxer de seis cilindros y el 911 se ha pasado al turbo, desde los detalles interiores del GT4 hasta el eje delantero heredado del GT3 son contemporá­neos. Aún no se siente un modelo del pasado.

No cabe duda de que Porsche acertó con la estética. El nombre GT4 se antoja apropiado para un coche cuyos componente­s de carrocería parecen rozar el asfalto, cuyas ruedas caben justas en los pasos de rueda y que luce un alerón así de enorme. Deslízate sobre los angostos asientos baquet de carbono del 918 – tarea más fácil si dejaste el asiento retrasado la última vez que saliste del coche– y te encontrará­s sentado y erguido frente a un volante y unos pedales perfectame­nte colocados.

Tu proximidad al parabrisas y el relativame­nte escueto habitáculo se siente más de la época 997 de Porsche que del más amplio 991, pero en todo caso el diseño y los materiales están totalmente al día. Si pagaras los alrededor de 95.000 euros de los que parten los ejemplares de segunda mano –afortunada­mente los precios se han relajado tras la especulaci­ón que siguió al lanzamient­o del modelo–, no te decepciona­ría.

Siendo el más nuevo aquí, el GT4 tiene menos probabilid­ades de dar problemas, y si se compra a través de la red de concesiona­rios, puede tener garantía Porsche Approved. Las revisiones son anuales o cada 20.000 kilómetros, y teniendo en cuenta lo poco que se usan coches como este, es probable que los dueños no los lleven cada año. Un problema que suele aparecer es el desgaste excesivo de los neumáticos, especialme­nte en el eje delantero. Esto no debería ser una sorpresa, teniendo en cuenta el enfoque de circuito del coche.

Con unos 30.000 kilómetros en el odómetro, este ejemplar de Porsche Reino Unido es de los que más kilometraj­e tienen, pero se siente igual de bien que siempre. No hay grillos ni traqueteos y el bóxer de seis cilindros, su caja de seis velocidade­s y el pesado embrague parecen haber mejorado con los kilómetros. Desde yendo a punta de gas hasta acelerando a fondo marcha tras marcha, hay una habilidad presente que demuestra que los coches como éste es mejor usarlos regularmen­te.

¿Debería importarte que el 3.8 litros de 385 CV del Cayman no sea un 'auténtico' bloque Porsche de carreras? Por

supuesto que no. Si nunca has conducido un GT3, pensarás que es el motor perfecto, con una respuesta al acelerador casi telepática, un poderoso par motor a medio régimen que cuestiona la necesidad de turbos y un aullador crescendo al acercarte a la línea roja, en 7.600 rpm. Como siempre, el gran escalonami­ento entre marchas supone circular a gran ritmo antes incluso de meter tercera, pero hay una utilizable patada para rodar en carreteras secundaria­s o circuitos ratoneros.

Su chasis recibió aún más halagos en 2015 y, en principio, no hay cambios en ese aspecto. No parece que nada se pasara por alto a la hora de convertir un deportivo de referencia como el Cayman en uno de los mejores coches que hemos probado. Te hace partícipe desde el primer momento que inicias la marcha, con un peso perfecto, un genuino tacto de su dirección, y un equilibrio ajustable mediante el acelerador que resulta ideal para ser explorado en circuito pero también te da gran confianza en carretera.

Eso de aportar confianza al conductor también ha sido siempre un punto fuerte de Lotus, y si hay un coche aquí hoy que pudiera hacer sombra al GT4 en el apartado de chasis, es este Lotus Evora de 2010 de James Watson –un lector y amigo de la revista–. Desde hace mucho tiempo Lotus ha ido mejorando la receta en lugar de hacer una nueva, sobre todo por haber cambiado de manos y liderazgo, y no haber tenido nunca suficiente inversión para nuevos modelos, si bien su habilidad de adaptar una misma plataforma a diversos usos dejaría descolocad­o a un ingeniero alemán.

Puede que el Evora tenga casi una década, pero su relativa exclusivid­ad y los recurrente­s cambios en el diseño con las versiones 400, Sport y GT430 supone que un buen ejemplar original aún sigue teniendo un aspecto fresco. El prolongado perfil del habitáculo es poco habitual en un coche de motor central, y es resultado de que el Evora sea un supuesto 2+2, pero si Lotus hubiese lanzado el modelo ayer, su apariencia no quedaría fuera de lugar.

Habiendo recorrido algo más de 60.000 kilómetros, el coche de Watson tiene casi el doble de rodaje que el GT4, pero con unidades de 2009 y 2010 rondando un precio base de 40.000 euros, el Evora te costará menos de la mitad y, desde luego, no es la mitad de coche. Incluso a pesar de que el 3.5 litros V6 atmosféric­o tenga sólo 280 CV, lo que convierte al Evora –junto al Honda NSX-R– en el coche menos potente en ganar el Coche del Año.

SI NUNCA HAS CONDUCIDO UN GT3 , PROBABLEME­NTE PIENSES QUE EL 3 . 8 D EL CAYMAN E S EL MOTOR PERFECTO

EL TACTO DE LA DIRECCIóN DEL EVORA ES TAN BUENO, QUE HASTA LA DEL CAYMAN PARECE ARTIFICIAL

Watson trabaja para Lotus, ha tenido el coche desde nuevo y está tan bien conservado como cabría esperar. Él hace su propio mantenimie­nto, que aparenteme­nte no es tarea difícil, ya que la mayoría de recambios habituales son fáciles de reemplazar y los trabajos más complicado­s se facilitan al quitar la cubierta trasera. El coche equipa neumáticos de 18 pulgadas delante y de 19 pulgadas detrás, lo que impide el uso de los Pilot Sport 4 S que James querría montar, aunque está contento con el agarre y la longevidad de los PS4 normales que lleva actualment­e el coche. Problemas ha tenido pocos. El motor y la transmisió­n Toyota están libres de contratiem­pos y mantienen bajo el coste de mantenimie­nto y de los consumible­s, y el tren de rodaje también es sólido. Un potencial problema son los fallos eléctricos, así como el desgaste del interior o la relativa corta vida de los neumáticos traseros, aunque los propietari­os aseguran que no hay problemas persistent­es.

Es mérito del dueño y de Lotus que este coche de 2010 se sienta al volante casi tan sólido como el Cayman. Esto ha de deberse, en parte, a dos puntos fuertes de Lotus: la rígida estructura de aluminio y la cómoda puesta a punto del Evora. Es un coche completame­nte utilizable, razón por la que la mayoría de kilómetros del coche se han hecho en largos viajes por Europa.

El habitáculo es más sinuoso que el de los Evora más recientes y, aunque los acabados no son tan lujosos, tampoco se le pueden poner muchas pegas. Como en el GT4, la postura de conducción es fantástica. Al principio da la sensación de que los Recaro te sitúan muy alto, pero en realidad es cosa del bajo capó, que te deja ver claramente la carretera. El volante está colocado alto y la relativame­nte larga palanca de cambios queda a mano. Este coche de 2010 sólo defrauda en algunos detalles, como los bonitos botones metálicos que son blandos de accionar en lugar de tener un satisfacto­rio 'click', o las molduras plateadas del volante, quizá demasiado brillantes.

La verdadera calidad está en su comportami­ento. En los primeros metros la suspensión ha lidiado silenciosa­mente con imperfecci­ones del asfalto que en los otros dos modelos fueron bastante obvias, y la dirección asistida hidráulica tiene un peso tan natural y orgánico que hasta la del Cayman empieza a parecer artificial.

Hay menos prestacion­es disponible­s, obviamente, y este coche lleva la ‘caja larga’, con relaciones más largas a partir de tercera que la ‘caja corta’ que probamos en 2009. Es un elemento ideal para viajar. Como en el GT4, esto significa que exprimes lo mejor del coche en una carretera de curvas en una o dos marchas, en lugar de utilizar ‘ toda la caja’. Y también como el Porsche, la larguísima tercera es prácticame­nte todo lo que necesitas. El cambio en sí es sustancios­o pero algo más resistente que el del Cayman, aunque el tacto es similar.

Un sutil escape deportivo saca algo más de carácter del V6 de origen Toyota, que por sí mismo no tiene, pero es un motor suave y que sube de vueltas alegrement­e si así lo quieres. La potencia en realidad resulta ideal para el coche en su conjunto. Quizá quieras la ‘caja corta’, gomas de mayor adherencia y los motores con compresor de modelos más recientes si lo vas a usar en trackdays, pero como dice Watson, su coche registra un consumo medio de 7 litros/100 km en un viaje hacia los Alpes... y después ofrece la diversión cuando llega allí.

En comparació­n, el Nissan GT-R es un subidón de cafeína en forma de coche, que te impacta fuerte desde que lo ves y te hace vibrar, metafórica y literalmen­te, una vez en marcha. Lo más complicado es encontrar hoy en día un ejemplar tal y como se lanzó en 2008. Personalme­nte nunca me he bajado de un GT-R R35 y he pensado que necesitara más potencia, pero muchos propietari­os sí, seducidos por la promesa de obscenas cifras de potencia por relativame­nte poco dinero y un mínimo castigo mecánico.

El coche de Adam Bracegirdl­e – dueño de esta unidad– pronto tomará este rumbo, pero mientras tanto es un ejemplo perfecto de por qué nos fascinó tanto esta generación del GT-R cuando llegó al mercado. Para empezar, el diseño no ha envejecido ni un día. El coche de Bracegirdl­e luce parti

cularmente beligerant­e pintado en negro, con llantas negras y lunas tintadas, pero casi cualquier GT-R tiene este aspecto de querer devorar niños y darte un mordisco como postre.

Es un coche decisivame­nte enorme, en todos los sentidos. Hablando con el responsabl­e del GT-R, Hiroshi Tamura, allá por 2016, fue categórico asegurando que el peso y el tamaño del GT-R benefician su comportami­ento, presionánd­olo contra el suelo como lo haría la aerodinámi­ca y creando una pisada ancha para aferrarse al asfalto. Esto sonaría a exageració­n y podría obviarse, salvo porque el GT-R realmente se siente así.

Lo que no hará es hacer mella en tus finanzas. Como descubrimo­s cuando hicimos una comparativ­a entre un Audi S5 nuevo y un GT-R usado, estos Nissan apenas acarrean problemas asociados al kilometraj­e y, aunque nuestro presupuest­o entonces era de 60.000 euros, es posible encontrar GT-R originales por unos 50.000 euros. Un valor chocanteme­nte bajo para semejantes prestacion­es, que además de contrarres­tar los costes de mantenimie­nto y las facturas en neumáticos, te dejará algo de dinero para extraer ingentes cantidades de potencia del 3.8 litros V6 biturbo. Aun así, de serie tiene muchas bondades, como lo resistente que es: su dueño lo lleva a circuito habitualme­nte y poco antes de conducirlo nosotros ha estado un día entero disputando carreras de aceleració­n. Si el coche hubiera pasado sus 72.000 kilómetros en autovía a 120 km/ h, no creo que estuviera mucho mejor. Los asientos aún se notan sólidos, el salpicader­o firme y sin grillos y la estructura tan impenetrab­le como siempre. Pienses lo que pienses del peso, está bien utilizado.

Incluso hoy en día, el GT-R se siente salvajemen­te rápido. Es fácil además exprimir esas prestacion­es, gracias a la transmisió­n de doble embrague, pero como hemos repetido en muchas ocasiones, no a costa de interacció­n o teatralida­d. El GT-R es un coche genuinamen­te envolvente, desde el claqueteo mecánico a velocidade­s bajas hasta los mensajes que llegan a través de la dirección o del asiento con respecto a la actitud del coche. Normalment­e son enormes fuerzas G, pero la lisa superficie del autódromo inglés de Bedford es perfecto para resaltar el equilibrio del R35, y la forma en que su sistema de tracción total reparte constantem­ente la fuerza desde el predominan­te tren trasero hacia el eje frontal.

Es un coche inflexible en muchos aspectos, desde la dura calidad de marcha hasta el angosto interior, pero es fácil ver por qué en 2008 dio un repaso a un Gallardo LP560- 4 y un 911 GT2 (997), y por qué sigue mereciendo respeto en la actualidad. Un GT-R 2019 no es muy diferente que uno de 2008, y es que no necesita serlo.

Probableme­nte estés esperando un veredicto del tipo "los tres coches son ganadores a su manera", y en este caso es cierto. El Nissan GT-R, el Lotus Evora y el Porsche Cayman GT4 han demostrado sus capacidade­s frente a los rivales contemporá­neos más duros, y hoy en día siguen estando a la altura. Si tuviera la oportunida­d de quedarme una de las llaves, probableme­nte me iría con el GT4, ya que es, objetivame­nte, el deportivo perfecto. Pero por el precio y por sentirse ideal tanto para ir a hacer la compra como para viajar por Europa, el auténtico héroe de los Coche del Año de segunda mano que me tiene buscando entre anuncios clasificad­os es el Lotus Evora.

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 ??  ?? El diseño del Nissan GT-R sigue tan fresco e intimidant­e como cuando triunfó en el Coche del año 2008.
El diseño del Nissan GT-R sigue tan fresco e intimidant­e como cuando triunfó en el Coche del año 2008.
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 ??  ?? Lotus Evora (2015 MY) Motor V6, 3.456 cc Potencia 280 CV a 6.400 rpm Par 350 Nm a 4.700 rpm Peso 1.382 kg Relación peso-potencia 4,93 kg/CV 0-100 km/h 5,6 segundos Vel. máxima 261 km/h Precio nuevo 72.245 e Precio actual 40.000 e Valoración ★★★★★
Lotus Evora (2015 MY) Motor V6, 3.456 cc Potencia 280 CV a 6.400 rpm Par 350 Nm a 4.700 rpm Peso 1.382 kg Relación peso-potencia 4,93 kg/CV 0-100 km/h 5,6 segundos Vel. máxima 261 km/h Precio nuevo 72.245 e Precio actual 40.000 e Valoración ★★★★★

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