La telefonía móvil: del 1G al 4G
El salto de una generación de telefonía móvil a la siguiente viene dado por cambios sustanciales que redundan en mejoras que tratan de paliar las flaquezas de la generación anterior. La primera generación de telefonía móvil (1G) utilizaba un protocolo de transmisión analógico – en España, el TMA–, y sólo servía para realizar llamadas de voz. No permitía roaming –sólo funcionaba en un país–, usaba baja frecuencia – en los 800 MHz– y ancho de banda –30 kHz– y era poco eficiente en términos de uso del espectro y la energía.
La segunda generación (2G) representó la transición a un protocolo digital – el GSM o Global System for Mobile Communications–, e incorporó el sistema de mensajes cortos SMS. Existía un protocolo de transmisión de datos, el GPRS, que permitía el envío de MMS –Mensajes Cortos Multimedia–, e incluso el acceso a Internet y el envío de correos electrónicos. Sin embargo, GPRS funcionaba de forma parecida a un módem: la transmisión de datos se trataba como una llamada, era extremadamente lento – 64 kbps al principio; 144 kbps en las generaciones 2.5 y 2.7– y los costes eran muy elevados.
Con el cambio de siglo llegó la tercera generación (3G). En Europa, se denominó UMTS o Universal Mobile Telecommunication System. Ofreció nuevos servicios, como el roaming automático, y aumentó la velocidad de transmisión hasta unos impresionantes 2 Mbps, suficientes para que funcionaran las primeras aplicaciones móviles y atreverse con cosas como las videoconferencias con muy baja resolución, navegar en Internet, enviar y recibir correos con archivos adjuntos grandes, etc. Para conseguir todo esto, se incrementó la frecuencia hasta los 2,1 GHz. Sin embargo, voz y datos seguían yendo por separado.
La cuarta generación (4G) es una mejora de 3G que unifica todo –llamadas y datos– bajo el mismo protocolo IP, de manera que no existe mucha diferencia entre una llamada telefónica y una hecha, por ejemplo, a través de WhatsApp. Se la conoce también como LTE o Long Term Evolution. Puede ofrecer velocidades de descarga de hasta 100 Mbps. Es la telefonía que utilizamos todos actualmente.