LA IMPORTANCIA DE LA LATENCIA Y EL ANCHO DE BANDA
El gráfico superior, basado en una publicación de la GSM Alliance, ilustra por qué y en qué medida las redes 5G van a abrir la puerta a las tres revoluciones que se van a vivir en telecomunicaciones del automóvil – los puntos morados superiores–.
El área blanca ilustra las prestaciones de las redes 4G actuales; y el azul, las prestaciones que va a ofrecer 5G. Lógicamente, todos los servicios que conocemos en la actualidad caen dentro del recuadro blanco. Funciones como el eCall o ver un vídeo on-line pueden poner a prueba levemente las prestaciones de una red 4G, pero en líneas generales funcionan.
Sin embargo, hay cuatro aplicaciones para las que el 4G no da la talla. La primera y más trivial es la transmisión de contenidos multimedia en alta resolución y para varias pantallas, que va a requerir mucho más ancho de banda; por este motivo, actualmente no hay ningún fabricante que ofrezca entretenimiento individual a bordo en sus modelos.
La segunda son las aplicaciones de realidad aumentada. Como explicamos en la página 21, estas funciones van a permitir una interacción entre el conductor y los pasajeros y el exterior. Por ejemplo, al usar el navegador, una cámara va a mandar imágenes del mundo real a un servidor, que las va a procesar y va indicarle al Head Up Display qué gráficos debe superponer en cada momento… y dónde deben caer exactamente. Si pretendemos que el sistema funcione con suavidad y precisión, necesitamos tanto una latencia muy baja como mucho ancho de banda.
Lo mismo ocurre con la conducción remota de vehículos autónomos cuando sea necesario que un humano tome el control de forma puntual.
El funcionamiento de coches completamente autónomos cae un poco entre estos dos extremos. La descarga de mapas en alta resolución de forma continua necesita tanto una latencia baja garantizada como un ancho de banda elevado.