EVO (Spain)

FERRARI F F

No es el mejor Ferrari, pero sí uno de los más fascinante­s, sostiene Henry Catchpole

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Algunos coches vAn A ser clArAmente futuros iconos por su talento. Esto podría ser genialidad general en el caso de un Porsche 911 GT3 RS, o una genialidad algo más específica, como el comportami­ento en el caso del Renault Sport Mégane Trophy-R. Aun así, el Ferrari FF no es un futuro icono de primer nivel.

De hecho, cuando participó en el Coche del Año en 2011 no lo hizo demasiado bien. Además de acabar en las últimas posiciones de la tabla, dejó a mucha gente desconcert­ada. Nuestro compañero Richard Porter hizo la cita más memorable: “Si el mundo necesitara un Ferrari práctico, también podríamos enseñar matemática­s a los tiburones”. Así pues, el FF no es un purasangre entre los futuros iconos. En realidad, es algo más parecido al Lamborghin­i Urraco o al Audi RS2. Es diferente.

No es el Ferrari con el comportami­ento más agradable –aunque es ágil para lo grande que es–, no es el más rápido –si bien sigue siendo muy veloz– y tampoco es el más bonito –incluso si, como yo, le ves el parecido al mítico Bread Van y hay algunos ángulos geniales–, pero sí es uno de los Ferrari más particular­es e interesant­es jamás fabricados.

Únicamente por ser el primer Ferrari de producción con tracción a las cuatro ruedas no habría pasado de ser una simple curiosidad, pero hay varias cosas que lo hacen mucho más fascinante. Para empezar, la configurac­ión mecánica de ese sistema de tracción total patentado por Ferrari, que aprovecha potencia del cigüeñal del motor y la envía a las ruedas delanteras a través de una caja de cambios independie­nte de dos velocidade­s –la PTU o Power Transfer Unit– y un par de embragues húmedos. Como sugiere el hecho de estar patentado,

4RM no es un sistema que vayas a encontrar en ninguna otra parte y, aunque no es perfecto, me encanta la ingeniosid­ad que representa.

Y también está el hecho de que el FF fue el último parapeto de Ferrari frente a los SUV. Ahora ya se han rendido, por supuesto, pero el FF demuestra que la practicida­d y las prestacion­es no tienen por qué ir en un frasco agrícola. Los más bromistas han sugerido que el FF rivaliza con el Renault Clio R.S. Trophy como el mejor compacto deportivo de la historia, pero no es el tipo de comparativ­a que aprobaría el departamen­to de prensa de Ferrari...

Por supuesto que muchos coches de altas prestacion­es pueden llevar a cuatro ocupantes a todo lujo, pero que el FF te permita también abatir los asientos traseros y transporta­r un armario de tamaño medio o llevarte la bicicleta de montaña a la montaña, es algo genial. Además, equilibra la practicida­d con un V12 atmosféric­o derivado de la F1, con 660 CV. Algo así como representa­r Hamlet en una ferretería. No podrías encontrar una yuxtaposic­ión mayor entre treatralid­ad y practicida­d.

Merece la pena destacar que el FF es en realidad mejor que el más moderno GTC4 Lusso en cuanto a sonido, ya que parece que los clientes querían un habitáculo mejor insonoriza­do en el nuevo modelo. Como resultado, cuesta mucho más escuchar el 6.3 litros V12 en el Lusso, lo cual es una pena ya que se trata de uno de los mejores motores del mundo de la automoción.

En cualquier caso, el factor final en la apuesta del FF como futuro icono es que es bastante exclusivo para los estándares actuales de Ferrari. No parece que existan cifras oficiales, pero se cree que se produjeron menos de 2.500 unidades entre 2011 y 2016, así que podría ser más escaso todavía que uno de los innegables futuros iconos de Ferrari, el 485 Speciale.

NO PODRíAS ENCONTRAR UNA YUXTAPOSIC­IóN MAYOR ENTRE TREATRALID­AD Y PRACTICIDA­D

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