CARTA LUIKE
Tras crecer en España, nos extendimos a Portugal, México, Argentina y Brasil, acompañados por la editorial alemana Vereinigte Motor-Verlage
MI SECCIÓN "KILÓMETRO CERO" REVOLUCIONÓ LAS NOTICIAS DEL MOTOR
APUNTO DE SUPERAR nuestros primeros 64 años de liderazgo informativo del Motor, adaptándonos a las sucesivas fórmulas de comunicación, hoy comandadas por el mundo digital, podemos contemplar con asombro cuánto han evolucionado los medios en sistemas, economía y audiencia.
En 1955, al inicio del segundo curso en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, mi inolvidable profesor Luis Arranz Ayuso tuvo la inspiración de ofrecerme revolucionar las noticias del Motor desde el diario “Pueblo”, donde era uno de sus jefes de redacción. Acepté con ilusión y buenas ideas, absolutamente necesarias en aquellos inicios informativos sobre la incipiente automoción.
Mi sección diaria se tituló “Kilómetro Cero”, en la confianza de ser el arranque creador de nuevos puntos de vista sobre ese fenómeno social con perspectivas de rápido crecimiento industrial y comercial. Establecí contactos con fábricas, delegaciones y talleres de motos, coches y camiones, con el Ministerio de Obras Públicas –para conocer las declaraciones de venta de vehículos– y con el Real Automóvil Club de España, el Real Moto Club, la dirección de Autoescuelas y las distintas Federaciones.
Conté, desde el primer momento con la colaboración de mi gran amigo Antonio Rodríguez, inicialmente como encargado de la publicidad y después en el papel de juicioso administrador. Más tarde pedí ayuda a mis compañeros de estudios José Gómez Mar, Pepe Escamilla, y Carlos Miguelsanz (Miky) y “Kilómetro Cero” prosperó. Como los medios sindicales, diarios y emisoras provinciales podían dar alcance nacional a nuestras informaciones, transmitíamos semanalmente por teletipo y por correo (gracias a una copiadora múltiple de cintas), interesantes reportajes y entrevistas. Para este trabajo nos instalamos en una modesta oficina en la Puerta del Sol – o sea en el kilómetro cero, inicio de las grandes vías nacionales y de nuestros sueños informativos– y creamos la agencia de colaboraciones “Motor Press”.
Un artículo mío sobre el mercado de la motocicleta dio lugar a mi contratación como editor de la revista “Motociclismo”, dirigida entonces por Virgilio Hernández Rivadulla y propiedad del mejor vendedor de motos de la época, Manuel Cantó Iniesta, y la redacción de “Motociclismo”, cerca del Paseo del Pintor Rosales, no tardó en ser también la de “Motor Press”.
En compensación a la gratuidad de nuestras informaciones propuse a mis “clientes” de Prensa y Radio publicar de vez en cuanto el sumario del mensual “Motociclismo”, lo cual dio lugar a agotar las ediciones y a la propuesta de Cantó de convertirme en propietario de su revista. No sólo me la vendió muy barata, ¡me avaló ante los Bancos Central y Bilbao! Así pudo nacer “Autopista”, con portada en la última página de “Motociclismo” y lectura en ambos sentidos. ¿Quién fue el primer director de “Autopista”? Mi providencial profesor, Luis Arranz.
La editorial, en permanente crecimiento de cabeceras y con diversidad de temas especializados, como “Automecánica”, “Transporte Mundial” y la propia “Motociclismo”, ya con periodicidad semanal, acabaría reuniendo a la flor y nata del periodismo del Motor, con incorporaciones importantes, como la de Eduardo Azpilicueta, Antonio Madueño, Arturo Andrés, Ricardo Muñoz “El Rizos”, Ángel Gómez Escorial, José María Cernuda, Juan Ramón López de la Torre, Santiago Veguín, Javier del Arco, Fernando Cano, Javier Ayestarán, Carlos Domínguez, José María Visea, Raquel Gil, Isaac Espinosa, Paco Martín, Mercedes Chivelet, Paco Alguersuari y su hijo Jaime, Jesús López Olea, Enrique Blanco… ¡Y cuántos más en aquellos comienzos felices!
Nos instalamos en la calle Isaac Peral número 12, en continuo “monopoly” de locales hasta la asociación con la editorial Vereinigte Motor-Verlage, por mediación del importador de coches y motos Ben Heiderich, junto con Yörn Pugmeister, esposo de Katharina Vogel, hija del socio mayoritario de la empresa alemana.
Con anterioridad, habíamos adquirido la mitad de una editorial portuguesa y ya estábamos en gestiones con el Grupo Televisa, cuya editorial de revistas presidía mi viejo amigo Gustavo González Lewis, para lanzar en México “Automóvil Panamericano”.
La siguiente ampliación internacional fue inspiración del presidente de la República Argentina, Carlos Menem. Cuando volaba a Buenos Aires con mi hijo Carlos para visitar a nuestros amigos de la editorial Atlántida, los pilotos nos comunicaron la invitación del propio Menem para tomar café con él en la Casa Rosada. ¡Gran sorpresa! Allí nos presentamos y le vimos bajar de la tribuna donde presidía el Congreso para recibirnos. Nos manifestó la predilección de su hijo –muerto hacía poco en accidente de helicóptero– por nuestras publicaciones. En su recuerdo, nos pidió hacer extensión de nuestra editorial a Argentina y tuvimos la satisfacción de cumplir su deseo.
Nuestra editorial llegó incluso a Brasil pero, poco después, en 1998, acordamos la separación entre los socios alemanes y españoles.
Tras dos años de preparación, fundamos la actual editorial en 2001 y seguimos con la satisfacción del liderazgo editorial, también con servicios informativos de primera línea en los modernos ámbitos de Internet.
¡Inolvidables recuerdos y buenas esperanzas de futuro!