SOBRETECNIFICACIóN
De manera consciente o no, la evolución tecnológica ha ido reduciendo progresivamente las sensaciones que se perciben al conducir un coche por carretera abierta. Al contrario de lo que ha ocurrido con las motocicletas y las bicicletas, la tecnología ha ido convirtiendo progresivamente los coches en asépticas unidades autónomas de transporte. Hoy en día la conducción de un automóvil es una actividad cada vez más cómoda, relajada, segura y respetuosa con el medio ambiente, pero desconectada entre el conductor, la máquina, el asfalto y las leyes de la física.
La escalada en potencia y velocidad de los coches llevó a la fabricación de vehículos cada vez más difíciles de ser controlados por un conductor de nivel medio y la solución aportada por la industria fue dar un salto tecnológico e introducir en los vehículos sistemas electrónicos de ayuda a la conducción. El resultado ha sido el desarrollo de máquinas carísimas, rapidísimas, potentísimas y prácticamente inutilizables sin sistemas que controlen, supervisen y filtren las acciones del conductor. [...]
Tradicionalmente, los coches deportivos populares estaban desarrollados sobre modelos de gran serie con ajustes de suspensión y de motor específicos. Hoy en día, los vehículos disponibles en las marcas para el desarrollo de versiones deportivas están tan alejados de lo que sería válido para desarrollar un deportivo que el resultado final son coches prestacionales con los que nos conformamos los aficionados con limitación de presupuesto. [...]
Afortunadamente, nos queda el recurso de mirar hacia los coches clásicos. Coches con 20 ó 30 años, asequibles, ligeros, sin asistencias a la conducción y sin filtros ni intermediarios entre el asfalto, los elementos mecánicos y los mandos de conducción. Son coches que en carreteras reviradas fácilmente se pueden llevar al límite a velocidades razonablemente compatibles con la del resto de usuarios de la vía y que implican los cinco sentidos del conductor en la conducción. Además, su relativa fragilidad obliga a estar pendiente con frecuencia del estado de los componentes y su relativa sencillez permite realizar pequeñas labores de mantenimiento, aumentando gradualmente el vínculo entre el coche y el propietario.