Pon un M en tu vida
SieMPre Me HaN Gustado, sobre todo PorQue soN cocHes coN uN GraN pedigrí competitivo y, por qué no decirlo, imponen. Hablo de los vehículos de la división M de BMW, y en concreto del más mítico de toda su historia: el M3.
En este número de la revista, hemos tenido la oportunidad de probar en profundidad las tres últimas generaciones de este modelo, y lo cierto es que después de haberlos disfrutado de nuevo, he de decir que me parece una compra maestra si te planteas invertir tu dinero en un vehículo deportivo.
A poco que eches un vistazo al mercado de segunda mano, puedes comprar un BMW M3 E46 – aquel con el fantástico propulsor 3.2 6 cilindros en línea con 343 CV– por unos 15.000 euros. Si tu economía te lo permite, el siguiente salto sería el E92 con la mecánica 4.0 V8 de 420 CV por unos 28.000 euros; y, por último, el M3 F80 – se puso a la venta en 2014–, con su propulsor 3.0 6L biturbo alcanza los 431 CV, lo tienes por unos 50.000 euros si eliges una de las primeras unidades.
En mi caso y, puestos a elegir, creo que lo más inteligente sería ir a por un M3 E90. Ofrece un interior bien acabado y al que no se le notan en exceso los años; pero, sobre todo, si consigues una unidad con cambio manual de seis velocidades, tendrás una de las berlinas –me gusta más que el coupé, conocido como E92– más apasionantes de la historia del automóvil en tu garaje. Y es que el propulsor V8, si bien en su momento recibió duras críticas por añadir peso innecesario sobre el eje delantero, lo cierto es que ofrece un rendimiento espectacular, con una respuesta del acelerador exquisita, precisa... y demoledora en la parte alta del cuentavueltas.
Si por lo que sea te animas a comprar uno, lo primero que debes hacer es leer el reportaje que tienes a partir de la página 74. Después, cuando tengas seleccionado uno, asegúrate de que ha sido una unidad bien cuidada, ya que los pasos por el taller con un M3 E92 provocados por un mantenimiento descuidado pueden llegar a ser ruinosos. Por tanto, es mejor buscar un buen ejemplar que salga un poco más caro, que tratar de encontrar el chollo para después tirarse de los pelos.