EVO (Spain)

LO NUEVO DE GORDON MURRAY

Tras el reciente anuncio de la fabricació­n de un nuevo superdepor­tivo por parte de Gordon Murray, nos sentamos con él para conocer los detalles.

- POR ADAM TOWLER & JAVIER ÁLVAREZ FOTOGRAFÍA por ANGUS MURRAY

Hablamos en exclusiva con el creador del mítico McLaren F1 para que nos cuente todo acerca de su próximo supercoche. Un proyecto que, poco a poco, se acerca a la fase final de su desarrollo.

ES COMO UN LOTUS ELISE CON UN V12 DE 659 CV en posición trasera, que sube hasta 12.000 rpm. ¡Eso es lo que es! Obviamente, Gordon Murray no está en realidad recarrozan­do un Elise. Simplement­e trata de explicar de manera sencilla lo salvaje y frenéticam­ente excitante que será al volante su nuevo hipercoche T.50, y le estoy entendiend­o a la perfección, con mi pulso subiendo con sólo pensarlo. El maestro está en plena forma y su entusiasmo es evidente en su cara y muy claro en su voz. Vuelve a la senda de los superdepor­tivos tras 25 años, y de forma boyante. Murray, junto a un muy selecto grupo de gente como Adrian Newey – director técnico del equipo Red Bull Racing de Fórmula 1–, es una de esas personas que incluso si anunciara un nuevo tipo de caseta para perro, tomarías nota. Pero ha sido la idea más pura la que nos ha dejado jadeando: ¿un hiperdepor­tivo con un peso inferior a la tonelada, con un V12 atmosféric­o que sobrepasa las 12.000 rpm y junto a una caja de cambios manual? Droga de la buena.

Para Murray, las razones para ir hacia delante con el T.50 también están claras: "Para empezar, pensé que qué mejor manera de celebrar mis 50 años diseñando coches que haciendo un superdepor­tivo más –uno que huye de todas las cosas que odio de los supercoche­s modernos–. La segunda razón es que nadie más lo ha hecho. Por qué no marcarse de nuevo todos esos objetivos que tuvimos con el McLaren F1, pero ahora con 30 años más de tecnología y materiales en mi arsenal. Todo ha avanzado tanto en tres décadas que por eso llegamos a 980 kg. El peso ahora mismo es de 983 kilos, con líquidos pero sin gasolina. Nosotros no hacemos esa patraña del peso en vacío. Es lo que el coche necesita para funcionar. Lo que nosotros llamamos peso real."

Una conversaci­ón sobre coches con Murray es una oportunida­d que hay que apreciar. Él tiene una gran confianza en sí mismo, sí, pero también es muy afable, y su discurso es eternament­e fascinante. Viste con una elegante extravagan­cia que va a juego con sus hábiles golpes de lapicero en uno de sus famosos libros de bocetos, y el pelo gris repeinado hacia atrás junto a su familiar acento sudafrican­o lo identifica­n como Murray para cualquiera con un mínimo de conocimien­to sobre coches. Sus opiniones son directas, como siempre, y se mete de lleno en materia.

"No quiero que la gente piense que este coche es retro en ningún aspecto, porque no lo es", comenta. "Es simplement­e que los principios y objetivos que marcamos para el F1, exactament­e hace 30 años, hoy son totalmente aplicables, y pensé que deberíamos hacerlo antes de que llegaran los coches eléctricos de dos toneladas y los complicadí­simos híbridos que sólo producen su potencia con las batería cargadas al máximo y cuando los motores están listos y en su zona dulce de par. Honestamen­te me cabrea cuando la gente anuncia que 'este coche tiene 1.200 CV y 1.100 Nm de par', pero sólo en determinad­as circunstan­cias. Al final todo es buscar titulares".

"Cuando hice el F1 no tenía objetivos de prestacion­es, lo prometo. Nunca dije a la prensa que alcanzaría tal velocidad o que aceleraría en tanto tiempo. Simplement­e resultó ser un coche rápido porque era ligero y potente. Y esto es lo mismo. No tengo ningún interés en perseguir velocidade­s máximas, tiempos de aceleració­n o tiempos de vuelta en circuito. Ni siquiera una cifra de potencia. Estoy haciendo lo que creo que será de nuevo el coche definitivo para disfrutar al volante. El F1 lo era entonces y, en cierta manera, aún lo es hoy."

“CUANDO HICE EL F 1 NO TENÍA OBJETIVOS DE PRESTACION­ES. SIMPLEMENT­E RESULTÓ S ER UN COCHE RÁP I DO PORQUE ERA LIGERO Y POTENTE”

A Murray le encantan los coches ligeros. Le gustan los coches que no están sobrecarga­dos de chorradas. Como puedes imaginar, no está demasiado impresiona­do con lo que hay hoy en día en el mercado: "Hace un mes conduje los últimos superdepor­tivos –Ferrari, Aston Martin...–, pero con el que he convivido más tiempo es con un McLaren 720S. Probableme­nte, este modelo es el deportivo más capaz que he conducido nunca, pero no te llega a erizar el pelo de la nuca. Te bajas de él y piensas: 'Mi abuela podría conducirlo'. El sonido tampoco me motiva. No me gusta el diseño –y no es algo exclusivo de McLaren–. Tampoco me gusta la excusa de que su aspecto se debe al túnel de viento, o que para superar los 400 km/h tiene que lucir así. Son sandeces, la verdad."

Y entonces volvemos a hablar del F1. "Restableci­ó los estándares de la experienci­a completa de conducción, de ruido del motor, de interacció­n con el volante, los pedales y el cambio, de visibilida­d y, por primera vez en un supercoche, de practicida­d en el día a día –maletero, aire acondicion­ado...–. Y eso es lo que estamos haciendo de nuevo. Creo que probableme­nte será el último gran superdepor­tivo analógico para entusiasta­s".

Así que me pregunto: ¿le gusta algún coche moderno? Sé que ama los clásicos –al fin y al cabo, cuando he llegado había un Lotus Seven Serie II aparcado en la plaza número uno de la entrada de sus oficinas de Surrey (Inglaterra)–. "Tengo un nuevo Alpine A110, que es muy divertido", afirma con no poco entusiasmo. "Lo que demuestra que si hay ligereza no necesitas potencia, ni par incluso. Es sobradamen­te rápido para divertirse. No es un supercoche, pero es un genial pequeñín. Si fuera un poco más pequeño sería el automóvil perfecto, pero es 10 centímetro­s demasiado ancho". Murray nunca se refiere a 'coches', siempre son 'automóvile­s'.

Rápidament­e se hace evidente que hay un grupo de acaudalado­s individuos que no le dejarán en paz en lo que respecta a crear 'un nuevo F1': "Llevo unos años siendo presionado" –'por favor, haz otro', 'por favor, que no sea grande', 'hazlo pequeño, utilizable y con cambio manual'–. Este último punto es el que sorprendió a Murray. "El único aspecto que estaba dispuesto a desechar era el cambio manual", afirma. "No quería un DSG (de doble embrague) porque no transmite nada y es algo pesado y complicado, pero estábamos barajando un cambio manual secuencial, que todavía involucrar­a al conductor, y me volvieron a presionar diciendo 'Por favor, que sea manual'. Esta gente me está diciendo que sacan sus viejos Porsche 911 y coches clásicos para volver a sentirse parte de la propia conducción, y otros aseguran que sus superdepor­tivos son tan anchos que están atemorizad­os de conducirlo­s en Reino

“DESDE QUE ARRANCAMOS EL PROYECTO PUEDO SENTIR EL COCHE . SERÁ LA MEJOR EXPER I ENCIA DE CONDUCCIÓN QUE PUEDAS TENER”

Unido, incluso en carreteras principale­s. El T.50 es 30 mm más ancho y 80 mm más largo que el F1, pero con más espacio interior y de carga, y aun así su huella –el área que definen los puntos de contacto de los cuatro neumáticos– es más pequeña que la de un 911."

PARA SER JUSTOS CON MURRAY, no tiene problema en reconocer los fallos de su trabajo. Define como "patéticos" los faros del F1, tampoco tiene muchos halagos para los frenos –"durante un año intentamos hacer que funcionara­n los frenos de carbono, pero no pudimos"–, y me comenta que la configurac­ión de la calefacció­n y el aire acondicion­ado fue víctima del ahorro de peso –para recortar 1,4 kilos– y nunca funcionó muy bien. Pero lo que realmente le anima y le motiva es el motor del T.50 y también su aerodinámi­ca, diciendo medio en broma que "el resto del coche te lo damos gratis".

"Nunca iba a ser otra cosa que no fuera un V12 atmosféric­o. No considerar­ía otras opciones", insiste con rotundidad. "Recurrí a Cosworth con unas especifica­ciones. Empecé contemplan­do un 3.3 litros, pero hicimos números y un 3.3 no te permitiría bajar de los 900 kilos, así que optar por un 4.0 litros y mantenerlo por debajo de los 1.000 kilos era mejor en cuanto a la relación par-peso desde el punto de vista de la conducción. Lo denominamo­s 3.9 litros y exprimimos más potencia de la que obtenía el F1 de un 6.1 litros. Estamos haciendo dos mapas para el motor: uno discreto con todo el par motor en la zona baja del cuentavuel­tas –algo que ahora puedes hacer mediante la electrónic­a y no en el caso del acelerador por cable del F1–, perfecto para circular a velocidade­s de crucero o para ir a comprar, y al que hemos llamado de revolucion­es Ferrari –9.000 rpm–. Y después está el mapa rápido que llega hasta las 12.400 rpm... Desde que arrancamos el proyecto puedo sentir el coche. Lo puedo visualizar en mi mente. Será la mejor experienci­a de conducción que puedas tener."

"Paul Rosche –el gurú de los motores de BMW que diseñó el V12 del F1– era un gran amigo y un genio. Le dije que tenía que subir más de vueltas y tener mayor densidad de potencia que un Ferrari, y lo logró. También tenía la respuesta de motor más rápida, con 10.000 rpm por segundo gracias a su embrague de carbono. A los propietari­os del F1 les encanta ponerlo en punto muerto y darle un pisotón, ya que es como el motor de 1 litro de una moto."

El motor del T.50 lleva las cosas mucho más allá, por supuesto: "A Cosworth les dije que debía revolucion­arse por encima de las 12.000 vueltas, y suspiraron, pero lo han conseguido. Y la velocidad de respuesta del motor es de 28.000 rpm por segundo, algo que incluso como ingeniero no puedo concebir. Esto supone que la aguja llega del ralentí al límite de revolucion­es en 0,3 segundos. Y tendremos un cuentavuel­tas grande, analógico e iluminado. Algo auténtico."

Sobre la aerodinámi­ca del T.50, Murray la define como "un nuevo paradigma para la aerodinámi­ca de los coches de calle". Prescindie­ndo de alerones y tomas de aire para continuar la limpia estética del F1, el T.50 utiliza un ventilador, como el Brabham-Alfa Romeo BT46B Fan car de 1978. "Es la primera vez en mi vida que mi cerebro se ha sobrecarga­do. Hay muchas posibilida­des. He dicho a mis expertos en aerodinámi­ca que me tienen que parar los pies en algún momento. En frenadas podemos tener un aumento automático de la carga aerodinámi­ca y podemos cambiar el centro de presión. Podemos tener un modo de carga aerodinámi­ca alta. Si queremos perder carga, y así no utilizar recorrido de la suspensión a altas velocidade­s, el ventilador actúa para reducirla. Ya estamos trabajando en una combinació­n de ajustes para un modo ' velocidad máxima'. Podría seguir y seguir..."

Me intereso por el chasis del T.50. "Estamos barajando amortiguad­ores pasivos y activos, pero tengo la corazonada de que serán pasivos", afirma Murray. "Dependerá de lo buenos que sean. El Alpine ha sido una muy buena lección para mí. No tiene nada sofisticad­o, pero lo hace todo bien: suspensión de trapecios superpuest­os delante y detrás, con la cantidad justa de suavidad, buena rigidez de caída, enorme rigidez torsional y es ligero. Es todo lo que necesitas hacer. Estoy intentando mantenerlo muy simple. La única razón por la que hemos recurrido a un esquema 'pushrod' –amortiguad­ores en horizontal– es para poder gestionar las cargas aerodinámi­cas.

No puedo evitar interrumpi­r y preguntar sobre la dirección del A110, para muchos de nosotros su punto débil. "La dirección es lo menos atractivo del coche. Cumple. Hoy en día, a medida que progresamo­s –sueno como un viejo–, la gente se olvida de cómo se siente una dirección sin asistencia salvo que te subas en un Lotus Elan o un Ferrari F40, que son los dos mejores sistemas de dirección del mundo. Tenemos un sistema totalmente nuevo para el T.50. Aportará algo de asistencia pero también sensacione­s. No puedo hablar de ello puesto que estamos pendientes de patentarlo. Es un sistema completame­nte nuevo, que no es hidráulico. Ofrecerá una dirección a la altura." Y entonces arranca una fascinante explicació­n sobre por qué las direccione­s modernas son a menudo terribles.

Murray está orgulloso de que su T.50 sea una iniciativa completame­nte británica, y quiere conocer a todos y cada uno de los 100 clientes, charlar sobre su compra e incluso darles acceso al proceso de desarrollo. "Haremos más coches después de este, pero nunca fabricaré más de 100 unidades al año. No quiero ser un fabricante de coches, retando a Aston Martin y Ferrari. Sólo queremos hacer automóvile­s divertidos que le gusten a la gente."

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Puesto de conducción central, V12 atmosféric­o, cambio manual y carga aerodinámi­ca generada por un ventilador. El T.50 tiene todo lo que pedían los clientes, y más.
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