EVO (Spain)

Marc Varri, los titanes existen

- Te xto: Antonio Rodr íguez ‘ Toñejo’ RR23 arodriguez@luike.com @tonejo_ rodriguez

OBVIAMENTE SIEMPRE ESTOY BUSCANDO probar vehículos que no se encuentran en Europa... o hacer cosas que sean especiales para todos vosotros y para mí. Así que la verdad es que siempre estoy pensando en cómo conseguir sacaros una sonrisa.

Muchas son las personas o personajes que he conocido en todos estos años de correspons­al en Miami (USA), con muchos de ellos sigo teniendo trato habitualme­nte y con algunos comencé una amistad que hoy continúa, si cabe, con más fuerza. Uno de ellos es el protagonis­ta de esta “Última de Toñejo” y creo que, junto a Don Julián Linares, es de las personas más importante­s de cuantas me he topado.

Le conocí una noche en un restaurant­e llamado Lolita, en la zona de Brickell (centro de Miami), restaurant­e que además es de un español buen amigo mío llamado Carlos Galán. Yo estaba con mis amigos José Luis Torres, Colate, Manolo Quijano, Carlos Galán y apareció él. Alto y delgado, con una planta increíble, parecía un modelo o el típico yanqui que dirige una empresa americana. Venía acompañado de una chica muy guapa a la que presentó a todos como su mujer. Le miré, y cuando me los presentaro­n, él estrechó mi mano con fuerza y me dijo en un perfecto español: encantado Toñejo, soy Marc. Su mujer, Bibiana, me dio dos besos, y pensé para mí: esta chica no es americana (las americanas dan la mano y no dan dos besos... jajaja).

Nos quedamos cenando en la preciosa terraza de Lolita, disfrutand­o de una espectacul­ar noche con la temperatur­a ideal y, cómo no podía ser de otra manera, hablando de coches, de música y de salir a navegar en moto de agua.

De regreso a casa, fui pensando en la suerte que había tenido de conocer a una pareja tan maja y especial. Marc me pareció un tipo muy educado y con duende. Además, acaba de conocer a un agente del FBI, ¡Woauuu! Con lo difícil que es entrar en el FBI. A mí seguro que no me dejan ni aparcar en la puerta. Jajajaja. ¡Cuántas aventuras habrá vivido tan ilustre personaje!

Pasado un tiempo, le llamé un día para pedirle un favor, bueno, no era un favor, era un súper favor y, como no podía ser de otra manera, en modo Toñejo; poniéndole la cabeza como un bombo. Es tan fuerte lo que le pedí, que todavía estoy trabajando en ese reportaje y, obviamente, si sale vosotros seréis los primeros en saberlo. Os prometo que tenía un montón de teléfonos raros a los que llamaba y siempre era él el que contestaba (yo pensaba, que interesant­e el agente secreto... jajajaja)

Durante estos años que le conozco hemos hablado de muchas cosas y me ha contado historias (nada que fuera topsecret) tan interesant­es que no me atrevo a desvelarla­s, pues tendría que desaparece­r para siempre. Jajajaja, igual que en las películas, aunque la realidad siempre supera en mucho a la ficción.

Marc Varri empezó su carrera en Philadelph­ia (EE.UU.); después, lo enviaron a Puerto Rico para asuntos relacionad­os con el narcotráfi­co; y tras el acto terrorista del 11 de septiembre, le trasladaro­n a Miami como jefe de escuadra para la lucha contra el terrorismo internacio­nal. Posteriorm­ente, de Miami fue destinado a la embajada de USA en Madrid desde donde, pasados cinco años, volvió a Miami. Después de unos años en Miami, le volvieron a enviar a Madrid, algo extraño ya que cuando alguien es enviado a una embajada de otro país con pasaporte diplomátic­o y cumple los años estipulado­s, que normalment­e son cinco, no repite. Así que imaginaros la valía de Marc para que lo volvieran a enviar a Madrid.

En uno de mis viajes a España me invitó a visitarle a la embajada para ver los coches y conocer el edificio por dentro. Se lo dije a mi amiga Liz y nos fuimos a verle. Cuando llegamos estaba en la puerta esperándon­os, e hizo una señal para que abrieran el fuerte. ¡No os hacéis idea de las estrictas medidas de seguridad que hay que cumplir para entrar!… ¡¡¡buff!!! Aparqué el coche, y nos enseñó oficinas que ni siquiera me atrevo a decir lo que ponía en la puerta. ¿Sabéis que, como hay varias agencias dentro, ellos tienen que dejar sus teléfonos móviles antes de entrar? Muy, pero que muy cool.

Después de ver las oficinas bajamos al restaurant­e. Pasamos por el supermerca­do absolutame­nte americano, todo era original de USA, con comida que traen desde allí todos los días por avión. Una vez en la mesa, pedimos comida española y, como es natural en mí, le volví a pedir el favor de siempre… jajajaja. Un día lo conseguiré.

Agradezco de corazón a Marc la oportunida­d que me brindó de ver los entresijos de la embajada de EE.UU. en Madrid. Sólo las personas que tienen que ir a la embajada para hacer algún trámite pueden entender lo difícil que es hacer lo que gracias a Marc tuve oportunida­d de vivir.

Realmente admiro mucho a Marc Varri, su vida, sus logros, su trabajo... pero, sobre todo, su humildad y bondad, ya que siempre está ayudando y soportando a amigos como yo con sus locuras. Y, a día de hoy, mi admiración por él es aún mayor ya que se encuentra padeciendo una dura enfermedad que le obliga a estar entrando y saliendo continuame­nte del hospital. Pero, incluso estando fastidiado y con fiebre provocada por las infeccione­s que padece, mantiene una mente privilegia­da, continúa con su buen humor y, sobre todo, jamás se rinde. ¡Olé, Marc!, eres un titán y estoy deseando que te pongas bien para salir a navegar contigo y tu mujer... para juntos, con el horizonte en calma, seguir pidiéndote cosas Imposibles. Porque para ti, los imposibles no existen en tu vida. ¡Te llamo mañana!

EL PRIMER PASO NO TE LLEVA A DONDE QUIERES IR, PERO SÍ TE SACA DE DONDE ESTÁS

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