NUEVOS AIRES
CON ESTO DEL CONFINAMIENTO Y LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD que hemos sufrido en los últimos tiempos, los automóviles descapotables han cobrado un sentido completamente distinto para mí. Antes, como buen amante de los vehículos deportivos, siempre prefería las variantes cerradas a las de techo practicable. Pero, hoy en día, no descartaría un descapotable tan alegremente. He descubierto que proporcionan otra clase de experiencia, menos efectiva en la mayoría de los casos, pero muy gratificante.
De hecho, en el anterior número de nuestra revista, tuvimos la oportunidad de hacer un reportaje muy especial por las carreteras de la Comunidad de Madrid con un Porsche 911 (992) Cabriolet, y no lo hubiéramos disfrutado tantísimo si hubiéramos conducido la variante coupé. Y, en este número, comparamos dos supercoches como son el Aston Martin DBS Superleggera Volante y el McLaren 600LT Spider, y desde luego la vivencia no hubiera sido tan placentera e inolvidable con las variantes de techo cerrado.
Está claro que si sólo pudiera elegir un único deportivo para tener en mi garaje, seguro que sería de carrocería cerrada y cambio manual, entre otras cosas. Pero si en algún momento pudiera complementar esa elección con otro vehículo, un descapotable sería una opción muy a tener en cuenta... para poder disfrutar de la carretera, el coche y el entorno de una manera mucho más directa e intensa.
Así que si tienes pensado darte un capricho y comprarte un coche sólo para disfrutar conduciendo, te recomiendo que le eches un vistazo al mercado de segunda mano, ya que modelos como el BMW Z3 o la segunda generación del Mazda MX-5 (por poner un par de ejemplos) están a muy buen precio.