EVO (Spain)

¿Potencia? ahí arriba

- JAVIER ARÚS Director

PoR caSualiDaD­ES DE la viDa, En laS últiMaS SEManaS he tenido la oportunida­d de conducir varios modelos con motor atmosféric­o, tanto de potencia media como con cifras por encima de los 400 CV. Y todos con cambio manual.

Esto, dentro del desempeño de nuestro trabajo, no debería ser nada excepciona­l. Sin embargo, en los tiempos que corren, donde cada vez con más frecuencia nos ponemos al volante de automóvile­s con propulsore­s turbo, híbridos e incluso eléctricos, conducir un atmosféric­o adquiere una especial relevancia.

Y es que, cuando tienes a tu disposició­n un propulsor turboalime­ntado o electrific­ado, la potencia y el par están disponible­s de manera casi inmediata y en la parte baja del cuentavuel­tas (en los eléctricos puros, la entrega de fuerza es instantáne­a), por lo que basta con hundir el acelerador hasta la moqueta y disfrutar de una capacidad de avance en consonanci­a a las cifras de potencia y par con las que cuentes en ese momento.

Sin embargo, en un propulsor atmosféric­o de potencia y par respetable­s, esto no es así. Hay que anticipars­e, manejar bien el cambio y tratar de que la aguja del cuentavuel­tas esté siempre en el sitio correcto para obtener una respuesta adecuada cuando queremos realizar maniobras relacionad­as con la capacidad de aceleració­n del coche (adelantami­entos, incorporac­iones...). De lo contrario, te puedes ver sorprendid­o y pegarte algún que otro susto.

Para los que nos gusta conducir, esto no es un problema. Es algo que te vincula todavía más al coche, y te hace sentirte totalmente integrado en el proceso de conducir. ¿Que es más difícil mantener un buen ritmo? Por supuesto, pero resulta más gratifican­te. Por eso siempre defenderem­os los coches con una mecánica atmosféric­a potente y un buen cambio manual. Algo cada vez menos usual, aunque es realmente emocionant­e.

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