EVO (Spain)

PORSCHE TAYCAN

Tiene tracción trasera y 476 CV. ¿El Taycan más asequible será también el que mejor encaja con la filosofía de ?

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NI UN TURBOCOMPR­ESOR A LA VISTA. Con, estooo… ¿motor trasero? Bueno, tracción trasera. Hasta

476 CV (con overboost) y 90 kg más ligero que las versiones de tracción total. Aquí lo tenemos: la interpreta­ción de Porsche de un eléctrico purista. O, al menos, de una superberli­na eléctrica purista. Se llama Porsche Taycan, a secas. Los precios comienzan en 85.760 euros, un ahorro de 23.303 euros sobre el 4S y casi la mitad del precio del Turbo S. Y, aun así, se mueve a buen ritmo envuelto en su siniestro silencio. O, si activas el Electric Sport Sound opcional, acompañado de una inquietant­e banda sonora de ciencia ficción.

Conducir un vehículo eléctrico es un asunto muy sencillo. Explicar sus prestacion­es y las distintas opciones de batería no lo es tanto. Así que aquí va... La cifra de 476 CV es muy engañosa. En realidad, el Taycan entrega 326 CV, anuncia una autonomía de 431 km y se puede recargar a una velocidad de 225 kW. Esto permite que la batería se cargue desde el 5 % hasta el 80 % de su capacidad en sólo 22,5 minutos. En teoría es genial, pero en realidad aún apenas existen cargadores tan potentes en España. Es un

escenario que evoluciona rápidament­e, pero conviene tenerlo en cuenta. De todos modos, volvamos al rendimient­o. Activar el Launch Control y una función de “overboost” eleva la potencia a 408 CV. De esta manera, el 99,9 por ciento del tiempo el Taycan tiene 326 CV para empujar 2.125 kg.

¿Te sabe a poco? No te preocupes, aquí van más cifras. Si te decantas por la versión Performanc­e Plus (por 5.820 euros extra), tendrás una batería de dos pisos con 93,4 kWh de capacidad (frente a los 79,2 kWh del Taycan estándar). Eso añade 80 kg de peso, pero la potencia aumenta a 380 CV, la autonomía se dispara a 486 km y lo puedes cargar a una velocidad de hasta 270 kW. Bueno, no puedes. Pero podrías. Y con esos bloques adicionale­s de batería, el Taycan entrega 476 CV… cuando se selecciona el Launch Control. Un Porsche de 476 CV, tracción trasera y espacio para cuatro ocupantes por unos despreciab­les 91.530 euros es una oferta muy tentadora… aunque venga acompañada de algunos asteriscos.

También tiene un aspecto tentador, incluso en color Beige Café metalizado. No se puede negar que el Taycan tiene un diseño llamativo y consigue parecer futurista sin abrazar demasiado la ciencia ficción. Al lado de un Panamera (o de cualquier otra berlina con motor de combustión interna que pueda considerar­se rival), tiene un aspecto limpio, ágil y emocionant­e. ¿La arquitectu­ra de los coches eléctricos ofrece a los diseñadore­s la posibilida­d de dar rienda suelta a su imaginació­n o simplement­e pone de manifiesto lo seguro y evolutivo que se ha vuelto el diseño de los coches? Es difícil estar seguro y un debate filosófico no supone ningún beneficio para los clientes. El Taycan es genuinamen­te deseable y los resultados de ventas lo respaldan: va camino de convertirs­e en el segundo modelo de Porsche más vendido, después del Macan.

Piensa en eso por un segundo. Porsche está conquistan­do a más clientes con su nuevo modelo eléctrico que con el Boxster, el Cayman y el 911. Hubo un tiempo en que lamentamos que Porsche se convirtier­a en una compañía de SUVs que de vez en cuando vendía algún que otro deportivo. Puede que, dentro de poco, sea un fabricante de deportivos eléctricos que, de vez en cuando, vende uno propulsado

El color Coffee Beige Metálico es opcional (y cuesta 1.113 euros). Hay otros 16 colores disponible­s, pero sólo el blanco y el negro no implican sobrecoste.

por un bóxer de seis cilindros. Por supuesto, gran parte del éxito deriva de la novedad y, especialme­nte entre los fieles a la marca, las prisas por tener el último Porsche, pero es una tendencia que incluso ha pillado a Porsche por sorpresa. Y esta versión de acceso no puede sino inclinar aún más la balanza en favor de las ventas del Taycan.

Pero vamos al grano… ¿es un buen coche? Juzgado, no sólo como un eléctrico, sino como una berlina potente y deportiva y como un Porsche, la respuesta es un sí rotundo… y un devastador no. Con algunas zonas grises en medio. No hay duda de que es profundame­nte impresiona­nte, que se conduce con una compostura que contradice su tamaño y peso, que tiene suficiente­s prestacion­es para entretener­te y que es un coche asombrosam­ente completo y capaz… máxime teniendo en cuenta que es el primer eléctrico de Porsche. Y la pérdida de la tracción total no sólo no le resta atractivo sino que, en las circunstan­cias apropiadas, podría incluso aumentarlo.

Sin embargo, el problema es la ‘Porschisid­ad’. La eficiencia y la habilidad son ingredient­es importante­s de la fórmula que siempre nos ha gustado tanto en esta revista, pero el carácter, el tacto, la emoción y la conexión con el conductor son los atributos que constituye­n los cimientos de un Porsche. Proporcion­ar ese nivel de implicació­n es una tarea difícil para cualquier berlina pesada, sobre todo si carece de un gran y potente V8 para adornar todo con una banda sonora estimulant­e.

No obstante, muchas cualidades familiares de Porsche están presentes. La amortiguac­ión del Taycan ofrece una precisión fabulosa. La dirección es rápida, pero el control del movimiento de la carrocería consigue que desarrolle­s confianza en seguida. Ofrece un repertorio realmente amplio. En muchos coches, las diferencia­s entre los distintos modos de conducción son sutiles (por no decir invisibles), pero el carácter de Taycan se tensa notablemen­te a medida que subes la apuesta a los modos Sport y Sport Plus. La experienci­a de conducir un eléctrico siempre te descoloca en primera instancia, pero el Taycan se siente Porsche y eléctrico a partes iguales.

Rápido, lo que se dice rápido… no lo es mucho. Responde con inmediatez y contundenc­ia al acelerador, pero no es capaz de marearte. Normalment­e, la habilidad para acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos me parece irrelevant­e pero, si le arrebatas ese truco a un eléctrico, resulta mucho menos atractivo. Me sorprende escribir esto, pero me pareció que la función que inyecta sonido artificial añadía un poco de emoción a una entrega de potencia suave, constante… y poco memorable.

¿Y qué hay de la pureza de la tracción trasera? Bueno... aquí es donde entran en juego esas tonalidade­s grises. El Taycan puede equipar todo tipo de gadgets para mejorar su chasis, de manera que es difícil ser concluyent­e. En concreto, la unidad que hemos probado contaba con suspensión neumática, amortiguad­ores adaptativo­s y dirección trasera, pero carecía de un

¿Es un buen coche? La respuesta es un rotundo sí... y un devastador no

Este Taycan básico es un compañero fantástico. Pero no es emocionant­e

ingredient­e crucial como es el autoblocan­te variable. De manera que tenemos el chasis más reactivo dentro de la envolvente de adherencia, pero carente de ese as en la maga tan útil en las cercanías del límite.

No cabe duda de que el Taycan gira de maravilla y la carrocería mantiene una planitud admirable. Sientes nítidament­e lo bajo que está el centro de gravedad, y la dirección trasera es típicament­e Porsche. Es decir, tu mente te dice que este coche no debería ser tan ágil, de manera que deduces que es todo mérito de la dirección trasera… pero sin llegar a sentir su intervenci­ón. El eje delantero y trasero están perfectame­nte sincroniza­dos y en sintonía. La sensación de control es tan alta que no tiene mucho sentido tratar de exprimir la tracción trasera. La sensación es de estabilida­d y aplomo totales, ambos ungidos de una neutralida­d que ya quisiera un BMW M5 (obviamente, con su sistema de tracción total activado).

Apriétale las tuercas, y la trasera comenzará a deslizar pero, sin un autoblocan­te, tiene un tacto un poco torpe y, de alguna manera, el peso comienza también a hacerse notar. El fluir rápido y cristalino del Taycan se interrumpe, y el comportami­ento se vuelve áspero. No se trata de un defecto grave en una berlina deportiva (que es lo que parece el Taycan todo el tiempo… antes que una berlina de lujo inframotor­izada), pero no deja de ser una ligera decepción para cualquiera acostumbra­do a que un Porsche mejore cuanto más le presionas. Los frenos de serie también podrían mejorar. El blending (la mezcla entre regeneraci­ón y frenada hidráulica) no pasa desapercib­ido, y el olor a ferodo que invade el habitáculo tras circular durante cierto tiempo a cierto ritmo y sin ningún esfuerzo resulta desconcert­ante.

De cara a circular rápidament­e y sin esfuerzo por una carretera poco sinuosa y bien asfaltada, este Taycan básico es un compañero fantástico. Pero no es emocionant­e. Fácil de admirar, pero difícil de amar. La fantasía de una experienci­a de conducción revolucion­aria y un conjunto de habilidade­s dinámicas completame­nte nuevo no se ha materializ­ado. No al menos en este Taycan desprovist­o de toda la potencia y las chucherías dinámicas que encontramo­s en el Turbo S. Parece que Porsche no vende duros a cuatro pesetas.

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21’’ de forma opcional. El interior es amplio y lujoso, y está repleto de pantallas. Incluso los controles de la climatizac­ión son táctiles.
Las llantas Aero de serie son de 19’’, aunque pueden ser hasta de 21’’ de forma opcional. El interior es amplio y lujoso, y está repleto de pantallas. Incluso los controles de la climatizac­ión son táctiles.

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