El Octavia RS 2.0 TSI es el único que lleva el diferencial VAQ
cambio automático DSG de siete velocidades. Error. No es que la DSG no vaya bien. Aunque no va como las de antaño, cumple en todo con buena nota: rápida, suave... Pero a algunos nos gusta conducir. Mucho. Y, por eso, queremos interactuar tanto como sea posible con el coche. Hay gente que dice que el cambio manual es un atraso porque tienes que utilizar la pierna izquierda y te cansas. Son los mismos que, después, cogen su coche automático y se van a un gimnasio para hacer ejercicio y fortalecer sus piernas. No entiendo nada.
Además, la DSG de este Octavia RS no tiene palanca. Hay un mando selector en la consola central que te permite elegir si vas p’alante, p’atrás o pones punto muerto. Y puedes ponerlo en manual, pero sólo podrás cambiar con las levas del volante. Ponemos pantallas en lugar de botones; y botones en lugar de palancas. ¡Estaos quietecitos ya, por Dios!
Cuando ya te olvidas de las parafernalias y, por fin, te puedes centrar en conducir, te encuentras con un gran coche. Primero, el motor es una maravilla. Es la versión de 245 CV del 2.0 TSI, un motor que me encanta desde la primera vez que lo probé, allá por el año 2004 en la variante que estrenó el
Audi A3 Sportback 2.0 TFSI de
200 CV de la época. Desde entonces, ha ido evolucionando, pero ha mantenido su carácter: responde muy bien a bajo régimen, empuja con ganas a medio régimen y, en la parte alta del cuentavueltas, es rabioso.
Llegamos al chasis. La suspensión adaptativa DCC es de serie (al menos, durante los primeros meses, pues es parte de la oferta de lanzamiento), y los 15 puntos diferentes de dureza que tiene se notan claramente. En los más blandos, el coche parece un Citroën C5 con aquella suspensión Hidractiva que no te dejaba sentir ni la más mínima imperfección de la carretera. Comodidad pura, casi impensable para un coche que se apellida RS. En la más dura, el Octavia RS cambia de forma notable, y podrías meterte en un trackday sin echar en falta más firmeza. Es más, en carretera, yo me movería entre dos y cinco puntos menos de dureza respecto a la posición más firme, pues en ese intervalo consigues el punto justo de flexibilidad para evitar golpes secos y despegues indeseados de las ruedas cuando coges alguno de esos infinitos baches que plagan nuestra red de carreteras secundarias.
Más allá de la suspensión y del hecho de que el Octavia RS lleve la plataforma MQB con eje trasero de tipo multibrazo, algo que le asegura un guiado ejemplar y unas reacciones tan ágiles como controlables y predecibles, este 2.0 TSI tiene algo que no llevan ni el RS lavadora ni el TDI: el VAQ o, lo que es lo mismo, el diferencial autoblocante controlado electrónicamente. Sólo actúa en los modos Normal y Sport (o Individual, si así lo configuramos), pero su eficacia a la hora de acelerar a fondo cuando ya vemos la salida de las curvas le hace merecedor de todo tipo de elogios. El coche avanza tanto como aceleres sin perder tracción y sin abrir la trayectoria, no notas la acción de los frenos como cuando sólo tienes el XDS+ (que se limita a frenar la rueda interior para simular el efecto de un autoblocante) y tampoco apreciarás los tirones de los autoblocantes mecánicos (aunque a mí me encanta que me pongan en tensión).
Con todo, el Octavia es un coche para todo, que igual sirve para viajar con comodidad que para utilizarlo en el día a día (con un consumo de 8-8,5 litros/100 km a ritmo tranquilo) o para desfogarse por una buena carretera de montaña. ¿Qué echo en falta? Si acaso, y aunque en nuestra breve prueba no aprecié problemas de frenos y lleva discos de 340 mm delante y 310 mm detrás, este RS corre, y corre mucho. ¿Por qué no montar unas pinzas fijas de cuatro pistones delante?
En cuanto al precio, este Octavia RS 2.0 TSI Combi sale por 35.603 euros, y se queda en 34.912 euros si te compras el berlina. Viendo cómo va, el equipamiento de serie que lleva, lo amplio que es y que lo que hay ahí debajo es lo mismo que un VW Golf GTI (que, por cierto, con cambio DSG vale 44.310 euros...), creo que el precio es francamente muy bueno.