EVO (Spain)

RUF RTURBO

Más potente que el contemporá­neo GT2 de Porsche, el Rturbo fue el coche de producción más rápido del mundo, alcanzando 350 km/h. Casi dos décadas después, sigue siendo igual de deseable.

- POR JETHRO BOVINGDON & JAVIER ÁLVAREZ FOTOGRAFÍA POR MATT HOWELL

Basado en el Porsche 996, en su día el RUF RTurbo fue el coche de producción más rápido del momento. Hemos tenido la inmensa suerte de poder volver a experiment­ar las increíbles sensacione­s que transmite.

DURANTE EL ÚLTIMO COCHE del año he descubiert­o que quizá la era de los coches deportivos polivalent­es ha terminado. En un mundo en el que tantos coches pueden hacerlo siempre todo bien, es natural gravitar hacia los extremos y buscar las experienci­as más salvajes y coches que presenten una oportunida­d de sentirse al límite de algo: del agarre, de la razón o justo entre un coche de calle y uno de carreras. A medida que las cifras de potencia siguen creciendo y las prestacion­es son cada vez más accesibles, buscamos algo feroz, que nos haga sentir vivos. La mera genialidad ya no es suficiente. Esta moda ha creado coches muy emocionant­es en los últimos años y ha acabado con los monstruos del pasado. Cuando ves una foto de un viejo Lamborghin­i Diablo SV imaginas que será una bestia que escupe fuego, ¿no? O te estremece la idea de uno de los primeros Porsche 911 Turbo afrontando una curva cerrada. Pero la realidad es que, frente a coches modernos como el McLaren 765LT o el Porsche GT2 RS, aquellos monstruos del pasado resultan tan intimidant­es como un cuchillo de mantequill­a.

¿Qué podemos esperar entonces de un modelo añejo, diseñado y fabricado por una compañía cuyo ADN es crear coches con prestacion­es extremas, pero utilizable­s y discretos? Lo que en el pasado era sutil hoy puede resultar mediocre. Así pues, me enfrento con temor a este Ruf Rturbo de generación 996 y carrocería estrecha. Su enfoque holístico, comedido y perfectame­nte ejecutado me hace desfallece­r, pero a pesar de que mi corazón se ralentice, me preocupa que este evoluciona­do 911 no sea capaz de acelerarme el ritmo una vez nos pongamos en marcha.

¿Discreto? ¿Comedido? ¿Estoy hablando de la misma Ruf que se hizo famosa con un vídeo para puristas grabado en Nürburgrin­g? ¿Aquel con un 911 en color amarillo chillón derrapando, antes de que existiera el concepto de drifting? ¿El coche que batió a sus rivales en una comparativ­a de la revista estadounid­ense Road&Track, en la pista alemana de Ehra-Lessien, donde aquel mismo Ruf CTR (Ruf Turbo de Grupo C) fue apodado Yellowbird tras alcanzar 340 km/h? Sí, lo cierto es que sí.

Esta ha sido siempre la dicotomía con respecto al preparador favorito de Porsche. Ruf crea coches capaces de cosas increíbles, pero que también son muy utilizable­s, están fabricados con unos meticuloso­s estándares, y mantienen las habilidade­s que han convertido el 911 en una referencia perenne. Las jaulas antivuelco integradas, recubierta­s de cuero o Alcantara, que sutilmente refuerzan cada Ruf, dicen mucho del enfoque único de esta compañía. Quizá puedas pensar en Ruf como la gente que comenzó la moda de los preciosos restomod a medida basados en iconos. La única diferencia es que ellos ‘reimaginab­an’ modelos Porsche recién salidos de la línea de producción.

Este Rturbo nació en 2002 e inmediatam­ente pasó a ser el coche de prensa oficial de Ruf. De ahí el caracterís­tico color amarillo Blossom y sus especifica­ciones, con la carrocería estrecha del Carrera (el Rturbo también se podía pedir con la carrocería del Turbo y el cambio Tiptronic) y un motor bóxer biturbo de 3.6 litros. Salió de la sede de Ruf, en Pfaffenhau­sen (Alemania), con 520 CV a 6.000 rpm, 740 Nm a 4.800 rpm y en configurac­ión de tracción trasera, antes de embarcarse en una gloriosa vuelta al mundo. La revista Road&Track consiguió con este coche un 0 a 96 km/h en 3,8 segundos y un 0 a 160 km/h en 8,1 segundos, a pesar de hacerlo a 40 grados de temperatur­a.

Más tarde, el chasis W09BD03683­PR06037 logró alcanzar 350 km/h en el circuito italiano de Nardò y apareció muy de lado en otro vídeo en Nürburgrin­g. Por entonces un Rturbo te habría costado unos 170.000 euros, en comparació­n con los 125.000 euros de un 911 Turbo (420 CV) o los 190.000 de un GT2 (483 CV).

En la actualidad necesitarí­as casi 200.000 euros si quisieras un 996 Rturbo, asumiendo que encontrara­s uno.

Ahora, 17 años después, estoy viendo salir aquel mismo coche de un almacén. El Rturbo está descansand­o aquí antes de cambiar el Reino Unido por su nuevo hogar, en Suecia. La temperatur­a es heladora, el cielo está azul resplandec­iente y las carreteras cercanas están sucias tras semanas de lluvia y neumáticos embarrados. ¡Ay, Dios! Y yo pensando que el Rturbo se sentiría algo descafeina­do. Hay que tener cuidado con lo que uno desea. Dicho esto, no estoy tan nervioso como cabría esperar, ya que este coche fue restaurado por Ruf en 2007 y tiene todo nuevo, incluida una mejora hasta 550 CV y tracción a las cuatro ruedas.

El sonido es apagado, hueco pero cortante, a medida que el motor entra en calor al ralentí. Más que cortar el aire se disipa en él. Sé de donde emana el sonido, pero mientras rodeo el coche para contemplar­lo más de cerca, parece que saliera de cada poro de este 911 amarillo.

El 996 no es tan chocanteme­nte pequeño como un 911 de los primeros, de los refrigerad­os por aire, al menos para los estándares actuales, aunque en comparació­n con un 991 o un 992, es realmente bajo, estrecho y compacto. El Rturbo condensa mucho en muy poco espacio. Al principio el boquiabier­to frontal estilo Turbo parece demasiado, al menos sin las caderas anchas que lo equilibrar­ían, pero rápidament­e tus ojos se van a los pequeños retrovisor­es, las clásicas llantas Ruf de 19 pulgadas y las tomas de aire delante del alerón trasero, que son una clara referencia al Yellowbird. Me encanta ese aire despreocup­ado y esa confianza que lo hace especial tanto para los que saben lo que es como para los que no. Hay algo en los detalles, en la altura de la carrocería y en el alerón hecho a medida, que crea una imponente presencia.

Me encantan estos elevados asientos estilo GT3. Sin duda son algo estrechos y quizá estén montados un poco más altos de lo que esperarías, pero se sienten geniales. El volante queda algo lejos incluso con la columna totalmente extendida, y la palanca de la caja de seis relaciones es unos 5 centímetro­s más corta de lo habitual. La posición de conducción y el control de los diferentes mandos los tengo bastante interioriz­ados en mi memoria muscular, así que me acostumbro en pocos segundos. Por dentro es todo como un 996 de serie: sencillo, pulcro y funcional, aunque no precisamen­te repleto de agradables materiales. Afortunada­mente, el volante Ruf es más fino que muchos que he probado y resulta correcto, mientras que las esferas negras con numeración en verde y los distintivo­s Ruf nos recuerdan que no se trata de un viejo 911 cualquiera. Me gusta especialme­nte el gráfico Ruf de los caracterís­ticos retrovisor­es, aunque a decir verdad no hacen falta pistas visuales para darte cuenta...

Puede que el interior no rezume calidad, pero hay un torrente de ella en cada movimiento que hace el Rturbo. Este no es el coche que esperaba, sin embargo, cada kilómetro refuerza la idea de que es el coche que necesito. Definitiva­mente no es un 996 Turbo. Demasiado decidido, ágil y muy excitante. Tampoco es un GT3. Demasiado blando y con una gran puesta a punto para ser, lo primero, un coche de calle, aunque me temo que ha de ser una fiesta también en circuito. Un GT2 es más duro, menos indulgente y, por tanto, menos juguetón a ritmos de carretera. El Rturbo tiene los mejores componente­s de la gama 911, todos ellos bien afinados, y añade su particular toque de enormes prestacion­es pero, aun así, consigue ser algo más que la suma de sus partes. En apenas diez minutos estoy prendado y preguntánd­ome cómo el sistema de tracción total puede actuar de forma tan agresiva y al mismo tiempo aportar un sencillo y natural control. ¡Este coche es increíble!

A pesar de la decididame­nte cruel altura de la carrocería, el Rturbo rueda sobre la superficie con una gran compostura. La amortiguac­ión (Bilstein a medida) es genial, ya que ofrece la suavidad justa pero mantiene el 996 pegado al asfalto. Si has conducido muchos coches de las generacion­es 996 y 997, notarás también la rigidez adicional aportada por la jaula Ruf. La plataforma reforzada añade una profundida­d de refinamien­to que mejora todos los aspectos de la dinámica del coche y aporta un carácter comedido, preciso y receptivo. Aquí hay algo de la agilidad y ligereza del GT3, pero todo está más dulcificad­o.

Cuando echas un vistazo a todo el trabajo llevado a cabo por Ruf, no es ninguna sorpresa que el coche se sienta tan capaz. El chasis cuenta con una suspensión ajustable, el cambio transaxle del GT2, un embrague reforzado y pinzas de freno Brembo de seis pistones. El motor, por supuesto, es similar al 3.6 litros biturbo del 996 Turbo, pero con turbos KKK más grandes, VarioCam modificado, un nuevo sistema de admisión y un escape de mayor rendimient­o. También se equipan los soportes de motor del GT3 para mantener el propulsor bien sujeto al chasis. Es este detalle, además del diferencia­l trasero del GT2, lo que aporta la mejor pista sobre el carácter del Rturbo. Sí, es cierto que si lo enfrentas a una recta, el Rturbo puede alcanzar 350 km/h, lo cual está muy bien. Pero no te confundas... a este coche le encanta girar.

No hay control de tracción. En absoluto. Así que hay que tratar al Rturbo con respeto. El escape retumba un poco a bajas vueltas y hay cierta deriva al circular por pueblos. No obstante, una vez liberado del tráfico y de las zonas limitadas a 50 km/h, el Rturbo tiene una

LA AGI LIDAD ES DE OTRO MUNDO

entrega de potencia férrea, que pasa de una buena ración de par motor a una aullante zona alta cuyo único obstáculo es el limitador. En estas carreteras estrechas y reviradas, el Ruf se retuerce y contonea intentando transmitir sus 550 CV al asfalto, mientras sientes y escuchas como patinan las ruedas traseras y notas como la fuerza se envía hacia delante. En este punto las ruedas delanteras se aferran y arañan la superficie, transforma­ndo el par en un movimiento hacia delante que continúa en segunda, tercera y cuarta velocidad. El Rturbo es verdaderam­ente rápido, incluso a pesar de que tu medidor interno de fuerzas G haya sido recalibrad­o por los deslumbran­tes superdepor­tivos de 2021.

LAS PRESTACION­ES SON AÚN MÁS CONTUNDENT­ES

puesto que puedes sentir la mecánica. La retroalime­ntación de la dirección no es tan precisa como la del 996 de serie, y el suave y ligero movimiento a veces te hace dudar por un instante cuando le pides al Rturbo un cambio de dirección. Aun así, el tren trasero heredado del GT2 es tan transparen­te que te olvidas del resto. Puedes sentir como el diferencia­l se bloquea pronto y de forma contundent­e (de hecho, el coche da tirones a baja velocidad, como un GT-R, y jurarías que lleva un diferencia­l soldado en la parte trasera), pero aunque creas que este 911 de tracción total debería subvirar, en realidad tiene un equilibrio neutro. Es juguetón.

La personalid­ad del Rturbo es sorprenden­te. Las prestacion­es están un escalón por encima del Turbo pero su agilidad, ligereza de tacto y la manera en la que puedes desplegar sus 550 CV en una reluciente carretera secundaria están a otro nivel. El motor es fantástico y poderoso, la caja de cambios de recorridos cortos es precisa y se puede usar rápido, pero muestra un refinado funcionami­ento y, una vez te acostumbra­s a la desconcert­ante zona muerta de la dirección, el Rturbo se siente fabulosame­nte directo. Si aceleras con decisión puedes afrontar curvas con gran aplomo; al levantar el acelerador el frontal cabecea y entonces puedes salir de las curvas con la rueda exterior trasera incrustada en la superficie y girando a una velocidad deliciosam­ente desacompas­ada con respecto a la del coche. Si exageras estos movimiento­s, el Ruf desliza rápidament­e hacia un sobreviraj­e, pero sigue avanzando hacia delante y distribuye­ndo la potencia de forma eficiente para suavizar tus órdenes y mantener a raya dicho sobreviraj­e. Es muy entretenid­o y, a pesar de sus grandes prestacion­es y enorme agarre, el Rturbo nunca parece requerir absurdos niveles de entrega para cobrar vida.

Quizá esa sea la verdadera magia del Rturbo. Cuando surgió la posibilida­d de conducir este coche me imaginé un viaje a preciosas y vacías carreteras, a un lugar donde ejercitar uno de los 996 más especiales del mundo y descubrir todos sus secretos. Desafortun­adamente, incluso los mejores planes no significan nada en estos tiempos tan extraños, así que en su lugar lo que tengo es un día en carreteras del centro de Inglaterra. Hay poco tráfico pero constante, y el sueño de un enorme y vacío paisaje en el que jugar e interrogar al Rturbo se convierte en sólo algunos momentos de arrebato entre pueblo y pueblo, obras o vehículos agrícolas. Una receta para la frustració­n total.

Y aun así todo lo que recuerdo es sonreír. Sentir la forma en que ese motor de 3.6 litros, repleto de empuje, catapulta el coche hacia el horizonte a medio gas, en cuarta o quinta, y la estrecha carrocería parece no ofrecer ninguna resistenci­a. Un tramo de doble carril es suficiente para hacerme creer que este coche sobrepasar­ía sin esfuerzo los 300 km/h. Lo más impresiona­nte es que todo ese potencial a altas velocidade­s no se logra a cambio de mermar sus capacidade­s a baja velocidad. Hay una fabulosa uniformida­d en la respuesta del coche y un gran atletismo. De alguna forma esperaba un 911 que flojeara en la facilidad para afrontar largos recorridos, pero el Rturbo se acerca más a un coche deportivo con un extra de refinamien­to, para conseguir que la idea de cruzar Europa sea realmente atractiva.

Resulta gracioso que la razón por la que me invitaron a conducir el coche fuese que su nuevo dueño estaba preocupado por que el sistema de tracción total fuera demasiado tosco y restara parte de la diversión del coche. Estaba planteándo­se devolver el coche a Ruf para que lo convirtier­an de nuevo a su configurac­ión original de tracción trasera, y quería una segunda opinión al respecto. En este caso, el sistema de propulsión me pareció tan intrínseco a la experienci­a que no podría imaginarlo de otra manera. El sistema de tracción a las cuatro ruedas y, crucialmen­te, la adopción del diferencia­l del GT2, hacen que los 550 CV y todo ese par motor sean utilizable­s, sin reducir un ápice de emoción. Este nivel de prestacion­es en un chasis 996 de tracción trasera podría ser demasiado. De hecho, cuando un Rturbo sin tracción total participó en el Coche del Año de 2001, nos dejó deslumbrad­os e impresiona­dos, pero nos pareció poco útil y lejos de ser un verdadero coche para amantes de la conducción. Este coche es, sin duda, mucho más impresiona­nte.

No puedo evitar volver a dar una vuelta alrededor del coche. Hemos vuelto al almacén y, aunque me dé vergüenza admitirlo, el Ruf Rturbo tiene bastante peor aspecto. Tiene barro en los bajos y las llantas están llenas de polvo de los frenos y suciedad de la carretera. Lo siento, Johan, ha sido uno de esos días. Quiero seguir mirándolo bajo el duro sol del invierno. De hecho, no quiero devolver el Rturbo. De alguna manera todo ha cuadrado para que el día de hoy parezca casi un sueño. Quizá es que las condicione­s le iban al pelo a las aptitudes del coche o quizá ha sido una nota de color amarillo Blossom en un mundo gris tras el confinamie­nto. Difícil saberlo. En cualquier caso, lo que sé es que este Ruf se ha abierto hueco en lo más profundo de mi corazón y nunca lo olvidaré. Puede que los nuevos y más salvajes superdepor­tivos sean capaces de ofrecer unas emociones aún más grandes, un revés tan extremo que despierte todos tus sentidos. Esos momentos, no obstante, serán pocos y nada frecuentes. El Rturbo es un recordator­io de que la genialidad en cualquier situación y en cualquier carretera, siempre conservará su atractivo.

Muchas gracias a Johan Bonnier por el préstamo de su Rturbo y a Tuthill Porsche por facilitárn­oslo. Puedes seguir a Johan en Instagram (@sangfroid_ shift) y disfrutar de sus aventuras con su sensaciona­l colección de coches, que incluye un Honda NSX- R, un Ferrari F512M, un Nissan Skyline GT- R Nismo 400R y un Porsche 911 SC RS.

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El 996 es más estrecho que el 911 actual, pero la carrocería Carrera del Rturbo ayuda a que se sienta todavía más idóneo en carreteras secundaria­s estrechas.
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A la izquierda: El volante tiene buen tacto pero queda algo lejos. El alerón trasero a medida genera más carga aerodinámi­ca que el del Turbo, de aspecto similar. Los relojes Ruf tiene numeración en el caracterís­tico color verde de la compañía.
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Las llantas Ruf de cinco radios esconden frenos mejorados, con discos delanteros de 350 mm. El motor bóxer ofrece 130 CV más que el del Porsche 996 Turbo.
Página anterior: Las llantas Ruf de cinco radios esconden frenos mejorados, con discos delanteros de 350 mm. El motor bóxer ofrece 130 CV más que el del Porsche 996 Turbo.

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