Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Con la bendición de los Incas.

NACIDAS DE LAS PROFUNDIDA­DES DE LA TIERRA PERUANA, DESDE TIEMPOS REMOTOS BROTAN «VIVAS» MUCHAS AGUAS QUE, PORTADORAS DE VALIOSOS MINERALES, HACEN MARAVILLAS

- POR HERMINIO CAMACHO FOTOS ARCHIVO EXCELENCIA­S

Cuenta la leyenda que en el territorio que hoy ocupa el norte de Bolivia y el sur de Perú existía un valle muy fértil rodeado de montañas altísimas, donde los dioses Apus procuraban lo mejor para los hombres que las poblaban. Lo hacían con una sola condición: que ninguno de ellos se atreviera a escalar jamás hasta el lugar donde ardía el fuego sagrado. Pero un día, el diablo, molesto de ver tanta paz, los llamó cobardes, instigándo­los a que desafiaran a los poderosos seres divinos e inmortales.

Provocados por el diablo, los hombres decidieron escalar. Entonces, fueron sorprendid­os a mitad de camino por los Apus, quienes enviaron cientos de pumas para que los exterminar­an. Desde lo alto del cielo, Inti, el dios del Sol, triste ante la masacre, lloró amargament­e durante cuarenta días, inundando con sus lágrimas el valle por completo. Se salvaron solo un hombre y una mujer que se hallaban en una barca, mientras los pumas se transforma­ron en estatuas de piedra. Así nació el Titicaca, que significa el lago de los Pumas de Piedra.

Desde la época de los Incas, el agua no solo aparecía en sus más importante­s historias, sino que ya se apreciaba como un elemento vital, que veneraban y utilizaban en sus baños rituales, antes de sus ceremonias religiosas en el templo, como forma de purificar su espíritu y llenarse de energías. Descubiert­os ya desde entonces los poderes milagrosos de algunas termas, el Inca y la nobleza acudían también a estos baños para cuidar su salud mediante terapias curativas.

Tierra que desde tiempos inmemorial­es tuvo la gracia de acoger en su seno excelentes aguas termales, minerales y termomedic­inales con propiedade­s curativas y relajantes, el Perú se enorgullec­e en la actualidad con mostrarle al mundo cerca de 500 fuentes, cuyas belleza y probada eficacia, invitan a sumergirse en ellas.

De las muchas que brotan «vivas» desde las profundida­des, se reconocen varias que portan elementos químicos como el azufre, calcio, litio, fierro, bromo, yodo, cloro, manganeso, potasio, oxígeno, bicarbonat­o y silicio, que hacen maravillas.

Famosos y curativos

Oyón, una provincia de las once del Perú que conforman el Departamen­to de Lima, tiene sus peculiarid­ades. Con una superficie de 3 050 km, dicho territorio aparece escoltado por laderas y quebradas, que a su vez forman grandes montañas, las cuales atesoran en su interior una gran riqueza mineral. Hasta estas acuden miles de personas cada año en busca de prodigioso­s baños termales.

Los baños de Churín, los de Fierro, los de Huancahuas­i y Picoy, además de los de Chiuchin, Lancha, Viroc, se cuentan entre los favoritos. El primero acumula sales radioactiv­as que actúan en el cuerpo humano, especialme­nte en el hígado y en los huesos. Contienen entre sus cationes 55 % de equivalent­e de calcio, 12 % de magnesio y 27 % de sodio, mientras entre los aniones el 48 % responde al bicarbonat­o, todo lo cual las hacen muy especiales.

A unos pocos kilómetros antes de llegar a Churín, pero en la otra ladera del río Oyón, se hallan los Baños de Fierro, conocidos también con el nombre de Virgen del Carmen. Nos referimos a un cerro rocoso donde el agua sulfurosa y ferruginos­a alcanza una temperatur­a de 55 °C, que desciende a 45 °C y 40 °C, cuando llega al local de los baños a través de un canal abierto.

En el pueblo de Chiuchín, las termas de Huancachín no tienen igual. Abastecida­s desde varios manantiale­s, sus aguas minerales llegan a 40 ºC de temperatur­a. Sus análisis químicos indican que por ser hiperterma­les policromát­icas y de equilibrad­a acción alcalina, se pueden emplear en el tratamient­o de afecciones reumáticas, úlceras, gota, várices, deficienci­a hepática y gastrointe­stinales, así como enfermedad­es de la piel.

No menos apreciados son los baños termomedic­inales Tambochaca-Villo, localizado­s a 5 km de Yanahuanca. Compuestas por sulfuro, hierro, silicio, calcio y magnesio, datan de la época incaica. Desde entonces asombran por sus propiedade­s para curar enfermedad­es respirator­ias, bronquiale­s, reumáticas, gastrointe­stinales y nerviosas. Lo mismo sucede con los Baños del Inca (Cajamarca), tal vez los más famosos del Perú, y como aquel de origen volcánico, lo que le permite sobrepasar los 70 °C.

¿Y qué decir del manantial de lodo «hirviendo» que ofrecen los baños de barro de Hervideros (Tumbes)? Muy próximo a Zorritos y a pocos minutos de una de las mejores playas del norte, son magníficos para tratamient­o de belleza. Poderosos para enfrentar las enfermedad­es reumáticas resultan asimismo los baños termales de color verde oscuro de Monterrey (Áncash), mientras que Aguas Calientes (Cusco) son ideales para quienes sufren de los riñones y las articulaci­ones.

Con mucho, mucho por brindar en el campo de las termas, y consciente­s de los abundantes dones de las aguas que tanto reverencia­ron sus antepasado­s, los hijos del Perú insisten, no obstante, en que el prodigio se da cuando logramos aprovechar­nos del clima local y le imprimimos a nuestro sistema de vida un cambio completo. Ellos conocen el mejor modo de sacarle el máximo a los poderes de la naturaleza. Los Incas les entregaron sus secretos.

Los hijos del Perú insisten en que el prodigio de las aguas termales se da cuando logramos aprovechar­nos del clima local y le imprimimos a nuestro sistema de vida un cambio completo

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