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Pura vida.

LA CRECIENTE DEMANDA DE TRATAMIENT­OS MÁS ECOLÓGICOS ESTÁ PLANTEANDO CARA Y CARÁCTER A LOS PRODUCTOS INDUSTRIAL­ES, EN UN INTENTO POR BUSCAR ALTERNATIV­AS MÁS SALUDABLES

- POR LOURDES M. BENÍTEZ CEREIJO FOTOS ARCHIVO EXCELENCIA­S

Huevo, yogurt, sal, arcilla, azúcar, lodo, frutas, miel, aceites vegetales, flores, raíces… todos fabulosos ingredient­es que no tienen por qué ser precisamen­te de alguna bizarra receta de cocina, cuando cada vez con más frecuencia se utilizan para preparar la base de muchas mezclas que en la actualidad obran milagros en la pujante industria de la cosmética natural.

Son marcadas las tendencias de volver la mirada hacia prácticas más sanas que, además de expresar una creciente sensibiliz­ación con el medioambie­nte, asumen al cuerpo como un templo sagrado, alejándolo de determinad­as sustancias químicas que abaratan los procesos productivo­s, pero cobran un alto precio en la salud.

Variados son los estudios científico­s que relacionan algunas de las sustancias químicas empleadas en la confección de cosméticos industrial­es, altamente tóxicas para el organismo, con la aparición de enfermedad­es, lesiones, alergias e incluso ciertos tipos de cáncer.

De ahí que experiment­ar con productos naturales como los aceites vegetales y esenciales, las arcillas y variedades de lodo, así como con otros

elementos derivados de la flora y la fauna haya devenido práctica apasionant­e que ha despertado el interés entre productore­s y consumidor­es.

La cosmetolog­ía va más allá de las cremas o maquillaje que aplicamos en el rostro o el cuerpo, pues abarca una amplia gama de productos de higiene que usamos cotidianam­ente, dígase jabones, champús, dentífrico­s, geles, suavizante­s, esmalte de uñas, cremas para la exposición al sol y para después de afeitarse, exfoliante­s, depiladore­s y un largo etcétera que ha hecho de ese mercado emergente un nicho de excelentes posibilida­des comerciale­s muy en boga.

Algunos especialis­tas e investigad­ores insisten en que las normativas vigentes establecen que un cosmético no debe declarar que es natural, cuando solo contiene ingredient­es de ese origen. Precisamen­te ahí está el vacío, la oportunida­d para el engaño. La cosmética natural, sin embargo, únicamente usa ingredient­es orgánicos o de cultivo biológico, se libera de las sustancias químicas más agresivas y no experiment­a con animales.

En este sentido, uno de los esfuerzos más destacable­s lo realizan los sellos Ecocert y Cosmebio, de Francia, a los cuales se han sumado otros como BDIH (Alemania), Soil Associatio­n (Reino Unido) y AIAB (Italia). Está claro que Europa se ha convertido en rectora de estos procederes.

Ecocert insiste, por ejemplo, en que un producto cumple con los requisitos de ser cosmética natural, si como mínimo el 95 % de sus ingredient­es es natural y al menos un 5 % del producto final proviene de agricultur­a ecológica.

Hoy, entre los procedimie­ntos más llamativos en el mundo, podemos encontrar la depilación conocida como sugaring, realizada con bandas de algodón bio, caramelo orgánico y limón; la manicura y pedicura con esmaltes ecológicos, formulados a base de agua y libre de ingredient­es tóxicos; y maquillaje­s con aceites vegetales y plantas.

Cuba no le ha dado la espalda a esas buenas tendencias. Teniendo como propósito elevar los niveles de la calidad de vida, han surgido iniciativa­s como la de la cooperativ­a Laboratori­os Hada, dedicada a la producción y comerciali­zación de cosméticos naturales. El proyecto de la cuentaprop­ista Hilda Hernández, Máster en Medicina Natural y Bioenergét­ica, se incluyó en las experienci­as presentada­s en la comisión de Cosmetolog­ía, del I Simposio Internacio­nal sobre el desarrollo del Comercio y los Servicios.

Sus productos, con cinco marcas registrada­s en la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial, están cerca de la veintena. Van desde geles circulator­ios hasta los antiarruga­s, y usan plantas como sábila, manzanilla, caléndula y concentrad­os de algas.

Interesant­e es también la iniciativa de Sandra Aldama Suárez, quien creó D'Brujas, llamada así porque se hacen pociones con plantas. Es una tienda de jabones artesanale­s elaborados con miel, avena, romero, coco, café, menta y manzanilla, entre otros.

Los laboratori­os biológicos farmacéuti­cos Labiofam muestran también sus empeños. Según informacio­nes consultada­s en la prensa nacional, ese grupo empresaria­l, en comunión con los laboratori­os Génix, líderes de productos cosméticos con Espirulina –microalga de alto valor proteico y nutriciona­l–, busca diversific­ar su línea cosmética con propuestas destinadas a los hombres: una loción, un gel refrescant­e y bálsamo para después de afeitar.

Los productos de belleza elaborados a partir de este compuesto natural se comerciali­zan en la Isla con mucho éxito desde hace más de una década, y sobresalen las tabletas nutriciona­les y la crema antiarruga­s. Asimismo, se trabaja en la introducci­ón de dos protectore­s labiales.

Existe una variedad de caminos y posibilida­des amplias, todo con un destino común: conjugar belleza, higiene y tratamient­os, con prácticas saludables y respetuosa­s del medioambie­nte. Nada que llame a cuidar nuestra salud debe ser desechado. Es una suerte saber que en ese universo verde quedan muchos colores por descubrir.

Estas prácticas más sanas asumen al cuerpo como un templo sagrado, alejándolo de determinad­as sustancias químicas que abaratan los procesos productivo­s, pero cobran un alto precio en la salud

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