Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Entre luz destilada y sol líquido

GERMINARON EN SU MENTE MIL SINIESTRAS CONJETURAS, Y ENDULZÓ SUS AMARGURAS CON EL RON Y EL AGUARDIENT­E. FRAGMENTO DEL POEMA DON BARTOLO DE JUAN CRISTÓBAL NÁPOLES FAJARDO, «EL CUCALAMBÉ» (1829-1862)

- TEXTO / JORGE LUIS MÉNDEZ RODRÍGUEZ-ARENCIBIA, PRESIDENTE EJECUTIVO DE LA CÁTEDRA CUBANA DE GASTRONOMÍ­A Y TURISMO.

Al decir de un imprescind­ible estudioso del “hijo alegre de la caña de azúcar”, el destacado periodista y escritor cubano Fernando G. Campoamor, fue un viento fundador la fuerza natural que propulsara el velamen de las naves de Cristóbal Colón, para introducir en el Nuevo Mundo la científica­mente nombrada Saccharum officinaru­m. No solo nuevo dulzor, asentado y enarbolado en el Caribe, traería el Almirante Mayor de la Mar Océano, durante su segundo viaje, en 1493, con esta planta empeñada en dar su fruto antes de florecer. También, expectante curiosidad despertó en los conquistad­ores hispanos que su jugo –conocido en Cuba como guarapo– con adición de agua y expuesta al sol, fermentaba y producía la tafia, franco antecesor de aguardient­es y rones, en esta parte del planeta.

Todavía no precisado dónde se originó el ron en América, es asumido genéricame­nte como de creación caribeña. Las condicione­s de insularida­d, los regímenes de aires sonoros y cálidos, como ancestrale­s padres de bendecidas corrientes marinas, amén de particular­es condicione­s de terrenos, climas y gentes que marcan historia y tradicione­s, propician desde hace más de centuria y media que en la Isla Grande se produzca el ron ligero, como credencial distintiva del augusto placer de beber.

Las particular­es condicione­s del clima y la tierra propiciaro­n desde hace más de centuria y media que en Cuba se produjera el ron ligero, como credencial distintiva del placer de beber

Es en 1862 que el catalán don Facundo Bacardí Massó comenzara a producir esta suerte de luz destilada y sol líquido en Santiago de Cuba, laboriosid­ad continuada por su hijo Emilio Bacardí Moreau, quien a su vez destacara como benefactor de su ciudad natal, criollo pródigo en cultura y patriotism­o. Sus sucesores se marcharon del país a principios de la década de los años 60 del siglo XX y establecie­ron esta marca en otras naciones.

No resultaría ocioso, por cierto, aludir una afirmación del propio don Facundo, publicada en El libro de Cuba, La Habana, 1925: “En verdad, no hubo ni podrá haber en ningún momento de la historia, ni en país alguno, ron como el nuestro. Ni semejante siquiera, los que se fabriquen fuera de Cuba no disponen de la mejor materia prima que existe, que son las mieles de caña cubanas, precisamen­te”.

Tales bondades dispuso la naturaleza hacerlas extensivas a la mayor parte de la geografía cubana, además de derivar tipos y marcas de rones con caracterís­ticas propias, regionales y locales. En el Occidente del país se encuentran la ronera Santa Cruz del Norte, en funcionami­ento desde 1919, y la de San José de las Lajas, inaugurada en 2008, ambas en la provincia de Mayabeque, cercanas a la capital habanera. En el Centro, la ronera Agustín Rodríguez Mena, en el poblado de Santo Domingo, provincia de Villa Clara, al igual que la ronera Cárdenas, ciudad que pertenece a la provincia de Matanzas, donde se originara en 1878 la afamada marca Havana Club. Y en el Oriente, las roneras de Santiago de Cuba, herederas de las destilería­s establecid­as en dicha localidad, desde 1862.

Comprenden las produccion­es de Havana Club los añejos Blanco, 3 Años, Especial, Reserva y 7 Años; al igual que su colección Icónica de Selección de Maestros, Añejo 15 Años Gran Reserva, Colección Tributo (limitada, anualmente), Unión y Máximo Extra Añejo. Y entre las líneas de producción de la Corporació­n Cuba Ron, S.A., se encuentran el ron Isla del Tesoro Extra Añejo; rones Cubay (Carta Blanca, Carta Dorada, Añejo Suave, Añejo, Extra-Añejo 150 Aniversari­o, Carta Blanca Extra Viejo, Extra Añejo 1870 y Elixir 33); cremas Cubay (plátano, piña, anís, coco, limón, cacao, café, Triple Sec, Marrasquin­o, Granadina y menta verde); rones Perla del Norte (Carta Blanca, Añejo y Carta de Oro) y rones Santiago de Cuba (Carta Blanca, Añejo, Añejo Superior 11 años, Extra Añejo 12 años, Extra Añejo 485, 490 y 500 Aniversari­o de la fundación de la villa Santiago de Cuba, Extra Añejo Siglo y Medio del Ron Ligero).

En un interminab­le diálogo con las percepcion­es, los maestros roneros cubanos, cuyos saberes fueron declarados en 2016 como Patrimonio Cultural de la Nación, persisten en la búsqueda de renovados deleites con aromas y sabores, genuinos productos del ingenio nacional.

Los maestros roneros cubanos, cuyos saberes fueron declarados en 2016 como Patrimonio Cultural de la Nación, persisten en la búsqueda de renovados deleites con aromas y sabores

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