KTM 1290 Super Adventure S
LA CUESTIÓN LUMÍNICA HA GOZADO DE ESPECIAL PROTAGONISMO EN LA PRESENTACIÓN DE LA ÚLTIMA BESTIA DE KTM. LUZ QUE MARCA EL CAMINO, EN LO REAL CUANDO CAE LA NOCHE Y, EN LO FILOSÓFICO, MOSTRANDO CÓMO HACE LAS COSAS LA MARCA MÁS LAUREADA EN OFF ROAD.
Tanto protagonismo tuvo la luz y su futurista faro delantero, que la primera toma de contacto con la 1290 Super Adventure S fue de noche, como demostración física de todo lo que previamente nos habían contado sobre la iluminación de la 1290. El faro LED diseñado por Kiska, el estudio de diseño hermanado con KTM, luce a un tamaño que ya va dando idea no dejará ni un rincón sin iluminar. La causa es que, precisamente, el sistema incorpora un dispositivo conectado a los sensores de inclinación de la moto que, al girar a uno u otro lado, enciende progresivamente más luces para que, de noche, no perdamos ni un centímetro de visibilidad en todo el interior de la curva que estamos negociando. Pero, como digo, esta luz no marca el final del túnel, sino el principio de todo un catálogo de novedades tecnológicas y mecánicas que elevan a la 1290 al muy cotizado olimpo de las maxitrail en el que, junto a KTM, pugnan también todas las principales marcas del mercado.
Las 16 victorias consecutivas que KTM atesora hasta este mismo 2017 en el Dakar, sitúan a los austriacos como referencia a considerar por todo el que se asome a este segmento. Precisamente de ese germen dakariano salió en 2003 la 950 Adventure, primera de la saga que hoy nos ocupa. Lejos de acomodarse en ese prestigioso lugar, KTM sigue obstinadamente en la idea de demostrar esa autoridad off-road que nadie se atreve a discutir. “Somos KTM, y aunque esta 1290 muestra su enorme potencial como gran rutera, moto deportiva o urbana, también tiene que ser una moto con la que puedas meterte por cualquier camino” y, al tiempo que nos decían esto, proyectaban en la pantalla de sus oficinas un vídeo en el que uno de sus pilotos se marcaba con la 1290 una trialera digna de los Scottish. Y es que en un momento en el que muchos de los modelos maxitrail se mueven en una difusa frontera entre el ‘on’ y el ‘off road’, KTM quiere dejar claro que la aventura en su vertiente más ‘off’ está arraigada en su ADN y lo consigue, entre otras cosas, limitando al mínimo lo accesorio para buscar la esencia de la moto, permitiendo que el piloto disfrute del mayor número de sensaciones al conducirla. Filosofía que no está reñida con una poderosa estética, ni con el confort en cualquier uso, ni con el despliegue tecnológico del que hace gala la Super Adventure.
A la filosofía de la búsqueda de esencia motociclista, le acompañan otros conceptos que también marcan el carácter general de KTM: la potencia, la aventura y un carácter marcadamente extremo. Al servicio de todos estos rasgos que adornan su personalidad, están cada uno de los detalles que componen las tres versiones en que se comercializa la 1290 –a parte
de las modificaciones que luego quiera practicarle cada uno y que también se ofrecen de fábrica–: “Super Adventure T” para los grandes viajeros, “R” más enfocada al fuera de carretera y “S”, la unidad que probamos, orientada a un uso más sport.
Pero, por supuesto, con un motor de 1.301 cc derivado de la Super Duke R, el primer rasgo distintivo que empieza a definirla es su potencia, nada menos que 160 CV a 8.750 rpm y un par máximo de 140 Nm a 6.750 rpm autorizan a los muchachos de KTM a proclamar a su bicilíndrico en V con encendido por doble bujía entre los más potentes de los motores de trail.
La parte ciclo viene definida por la dinámica que le confieren el chasis multitubular en acero, las suspensiones se- mi-activas WP con horquilla de barras de 48 mm, basculante revisado en términos de ligereza y estabilidad, y llantas de 19 y 17 pulgadas delante y detrás respectivamente. Ni rastro de 21” delante como en sus 100% off road.
Junto a partes motor y ciclo, se encuentra ese tercer elemento que, hoy por hoy, juega un papel tan determinante en el uso y comportamiento de la moto como los dos anteriores: la electrónica. Planteada, según KTM, para ayudar en la conducción y no interferir en el disfrute, la 1290 ofrece todo el muestrario de secretos sin los que ya no puede pasar cualquier rutera que pretenda dominar el sector de las “trail top”, y que en nuestra protagonista se dejan ver desde el primero hasta el último gesto que hagamos sobre ella. Al arrancar la moto sin llave, al dar gas con su acelerador ride-by-wire, al configurar la suspensión electrónica en precarga, compresión y extensión, al controlarla y frenarla bajo el efecto del control de estabilidad MSC y frenos ABS o al configurarla en uno de sus cuatro mapas de conducción: Sport, Off-Road, Street o Rain.