ASÍ LO VEMOS
EL GRAND DINK ESTÁ MUY ENFOCADO al que desea un scooter para un uso más urbano que rutero, pero sin olvidar que es un 300 cc (276 exactamente) y, por tanto, no tiene problemas para salir a la carretera. Aún así, en este medio ofrece una comodidad por encima de la media, con un fantástico asiento que permite muchas horas sobre él y chasis y parte ciclo muy por encima de sus prestaciones. No es rápido. Sus 119 km/h reales se quedan muy lejos de los más de 140 km/h del Super Dink o K-XCT, aunque pueden ser suficientes en desplazamientos interurbanos esporádicos. En ciudad es todo lo contrario. A pesar de un buen tamaño de carrocería y de sus 193 kilos de peso, es un scooter que se siente ligero y ágil, con buena capacidad de maniobra entre coches. Tampoco el consumo es su punto fuerte: un desarrollo corto, responsable al tiempo de sus buenas aceleraciones y de su corta velocidad máxima, obliga a llevar el gas más abierto que en otros 300 para mantener el mismo ritmo. Ello perjudica sus consumos, que con 5,9 litros cada 100 km están más cerca de un 400 que de un 300. Bien equipado, cabe destacar las luces LED traseras y de posición, el doble caballete o un cuadro bien diseñado y completo. Dis- pone de buen volumen de carga, con dos cascos integrales bajo el asiento, parrilla portabultos y guantera, aunque el asiento levanta poco y obliga a forzar la postura para dejar cosas bajo el asiento en su parte delantera.
CON PASAJERO
El asiento es muy bueno, hay sitio para agarrarse y las estriberas extraíbles son cómodas de sacar y guardar. El chasis también es suficientemente rígido y grande como para que no cambie demasiado de geometrías, de forma que el piloto apenas nota en la dirección el peso extra. Y el motor tiene par suficiente para llevar a dos personas. El único fallo que encontramos es que las estriberas traseras van cerca de la zona por donde el conductor baja los pies al parar y el pasajero deberá pisarlas con la punta del pie para no molestar al piloto cuando te detienes.