ASÍ LA VEMOS
Es una deportiva vestida ( desnudada, si prefieres) de naked. Con un equipamiento electrónico de primer nivel, Aprilia es capaz de convertir esta deportiva en una moto fácil y utilizable incluso en el día a día, capaz de circular por ciudad de una forma muy correcta. Pero es una deportiva y por tanto, circuitos aparte, será la carretera con buen asfalto y muchas curvas donde se encuentre realmente en su salsa. Ahí despliega todo su potencial y donde de verdad su piloto se enamorará de ella. Pocas motos hay más efectivas, más divertidas y que sean capaces de levantar tantas emociones como ella. Y no solo por efectividad deportiva: el sonido, el cuadro o el ambiente que se respira sobre ella es puro sport. Es cómoda para el piloto. Dura de tarados de suspensiones, tampoco resulta, en sus primeros recorridos, excesiva. Con un asiento correcto y una posición de conducción razonable, así como una pequeña protección aerodinámica, es una moto agradable para pasar tiempo sobre ella. El equipamiento es prácticamente de lujo, si atendemos a lo que debe tener una deportiva. No hay puños calefactables o cúpulas elevables, lógicamente, pero dispone de casi todo lo que puedes pedir en una deportiva. En la autovía es una moto que va muy bien; puedes viajar con ella, pero no es una GT, ni lo pretende.
CON PASAJERO
El acompañante está en un piso más alto, y dispone de unas estriberas elevadas y de un agarre precario. En este sentido es más una auténtica deportiva que una naked. La versión RR viene con el doble asiento sin más, mientras que la especial edición Factory añade una tapa de colín en modo monoplaza.