EN MARCHA
Este motor es muy flexible y perdona errores, haciendo casi irrelevante en qué marcha te encuentres. Empuja con claridad en sexta desde solo 2.000 rpm cuando abres el acelerador a tope hasta que tocas el corte de encendido a 10.400 rpm. En tu día a día, es absolutamente innecesario llegar hasta aquí.
EN CIUDAD
El embrague es increíblemente suave de accionamiento y muy controlable. En ciudad es perfecta, porque no te cansa la mano izquierda. Como tampoco te requiere estar constantemente jugando con el cambio por su motor tan flexible, se convierte en la urbe casi en un maxiscooter, también por precio. El resultado es muy agradable, sorprendentemente suave una vez que aprietas el botón de arranque, cuando cobra vida de inmediato. Recurre a un acelerador por cable en lugar de electrónico. Así, no hay opciones de respuesta de motor o ayudas electrónicas más allá del ABS Bosch, marca que también firma el equipo de inyección, con un inyector de 37 mm por cilindro. Con su precio, es lógico pensar que cuanto más simple, mejor. Su asiento de 800 mm de altura es apto incluso para las féminas, sobre todo por la forma como se estrecha donde se une al depósito, permitiendo llegar bien con los pies al suelo.
EN CARRETERA
La respuesta de la primera apertura del gas es mejor de lo que yo esperaba para un motor de "medio litro", quizá por lo bien seleccionadas que están las marchas, bastante próximas entre sí. La sexta permite rodar a 100 km/h a solo 5.500 rpm o a una confortable velocidad de crucero de 120 km/h a 6.500 rpm. En cambio, las aceleraciones son bastante perezosas para una moto con un peso en seco de 213 kg.