ASÍ LO VEMOS
El entorno urbano es el mejor espacio para este scooter. París tampoco destaca por mantener un asfalto en todas sus calles en estado perfecto: calles empedradas baches, pintura y humedad (después de llover muchas horas un rato antes de esta prueba). Y lo del tráfico, ya te digo: infinidad de coches, furgonetas, motos, bicis… todos “a mogollón” en muchas rotondas e intersecciones… Necesitas una cierta experiencia y si vas con un 125 cc, confianza en su parte ciclo, en los frenos y agarre, y cierta capacidad de acelerar para “escapar”. El Belville lo hace. Resulta cómodo, estable, ágil y con una respuesta al gas inmediata y potente en cuanto abres o cuando quieres recuperar. Gira mucho, frena bien, el ABS no molesta pero hace su trabajo cuando es necesario y las suspensiones han sido bien calculadas. Equipa un buen asiento, algo duro, pero no excesivamente. Sus mandos están en buen sitio, se aparca con toda facilidad y subirte y bajarte, con el suelo plano, es también cómodo y fácil. Saca buena nota en el apartado de equipamiento, ya que no falta nada importante y añade detalles como la apertura del hueco desde un botón, además desde el contacto, buen hueco para el casco, gancho y el baúl de serie en una de las dos versiones. Ahora bien, el cuadro no convence, a pesar de su originalidad y bonito diseño, y el hueco para el casco podría ser mejor desplazando el depósito de gasolina desde debajo del asiento, donde está ahora, a debajo de los pies. Ambas versiones comparten el chasis y el suelo plano, el asiento con espacio para el casco (suficiente para un casco integral) con apertura eléctrica y desde el contacto, guantera con enchufe USB y la doble posibilidad de aparcarlo sobre la pata lateral o caballete central.
CON PASAJERO
Para el pasajero dispone de asas en el RS y Allure, más un baúl con respaldo en este segundo, buenos reposapiés escamoteables y suficiente zona de asiento. Por potenca máxima, solo se verá afectado en vías de circunvalación, donde el peso de más repercutirá en las prestaciones.