EN MARCHA
Es una bicilíndrica inglesa, de gama alta y de marca histórica, y eso me llevó a pensar que sería algo parecido a una Triumph Thruxton 1200 R. Menos potente y con menos electrónica, pero similar. Y nada más lejos de la realidad. La Commando, si se parece a algo en lo que yo me haya subido, será a una Ducati de finales de los años 80 y principios de los 90.
EN CIUDAD
Coges el embrague, metes primera y sales. Y tampoco es especialmente suave en este momento cuando el motor esta frío. En caliente mejora el tacto y la respuesta. A poca velocidad tiene poco radio de giro y no es una moto espe- cialmente ágil entre el tráfico ciudadano. Sin embargo, se llega bien al suelo y no resulta especialmente pesada. Parece más grande de lo que es. Ayuda mucho, eso es cierto, que es muy estrecha en la base del asiento, más incluso que muchas 125 cc. Pero a pesar de ello, es cómoda de asiento. Con buenos bajos, como te digo, cuando el motor está caliente, la moto se mueve por el centro de la ciudad entre coches con cierta facilidad porque no es demasiado ancha de manillar. Ahora bien, el radio de giro no permite cambiarte, entre coches parados, de carril si no te dejan bastante espacio. No es el ambiente ideal de la Norton, salvo para llegar, por la tarde, al "pub" inglés y que te vean tus amigos llegar repletos de envidia.
EN CARRETERA
En carretera la Norton es agradable tanto a ritmo de paseo como más alegre, pero no es una deportiva. Es una moto para disfrutar del sonido de su bicilíndrico, llevándola en el espléndido medio régimen del que dispone. Te obsequia con un buen chasis y suspensiones de lujo, taradas de serie algo duras al estilo más sport, pero que puedes regular a tu gusto con facilidad. La parte ciclo sí permite ir mucho más allá de lo que la personalidad del motor aconseja. Lo mismo ocurre con los frenos, aunque con un tacto algo blando y esponjoso.