ASÍ LA VEMOS
Resulta un modelo polivalente, capaz de servir igual e bien en el día a día ciudadano, donde pocas 125 cc resultarán más ágiles (solo algunas ligeras y “aburridas” básicas), o en las carreteras de curvas donde buscas diversión, con buenos bajos, pero poco perezosa a la hora de subir de vueltas. Tiene chasis y parte ciclo más que de sobra para superar esos 13 CV y subir hasta los 15 CV, aunque tal y como está roza las prestaciones de las mejores 125 cc de la categoría. Sus razones tendrán los ingenieros de Honda: ¿mayor peso de la culata de cuatro válvulas?, ¿respuesta en bajos? Pero el dato más relevante es el consumo, con un ínfimo 2,79 l./100 km, lo que equivale a una autonomía de 362 km. El cambio, además, tiene un escalonamiento perfecto. La 6ª es un poco larga. Llaneando no es fácil verla a tope de vueltas. A poco que tengas viento a tu favor o algo de bajada, entonces sí demuestra que puede llegar a ser muy rápida. El pasajero tiene un sitio un tanto justo, con el asiento y las estriberas algo elevadas. Es muy cómoda para el piloto, tanto por posición de conducción como por asiento y mandos. En equipamiento podría mejorarse con detalles como el caballete central (difícil, con el escape por ahí, pero posible) o con una pantalla TFT en el cuadro, como llevan algunas de sus rivales de prestigio, pero la iluminación “full LED” o la plataforma inercial IMU de su sistema de ABS también merecen la máxima consideración. En autovía es una de las mejores 125 cc del mercado. Por su capacidad de mantener una velocidad de crucero por encima de los 100 km/h ya merece una alta puntuación en este aspecto.
CON PASAJERO
No es su mejor faceta, pero cumple sin más como una supersport tradicional. El generoso par hace que ir acompañado no signifique un obstáculo para sus cualidades dinámicas.