EN MARCHA
Te subes a ella, la pones en marcha y lo primero que debemos mencionar es que tiene un sonido muy propio. No hace mucho ruido, pero suena a moto deportiva de verdad. Es contundente y agradable.
EN CIUDAD
Resulta una buena moto de diario. El asiento está a solo 785 mm del suelo y no es muy ancho. Los semimanillares elevados, como te decía antes, permiten ir bastante levantado, aunque es ese caso, en carretera te “comerás” todo el aire. Sin embargo, en ciudad no te duelen los brazos y la espalda a los 10 minutos. Es estrecha, la horquilla estándar permite un radio de giro superior al de una deportiva, digamos, tradicional, y las suspensiones, bien taradas, no son duras. Eso sí, los espejos sobresalen y tendrías que vigilar que no te los dejas pegados contra los de un coche.
EN CARRETERA
La posición de conducción está muy bien diseñada. Si vas al ataque, puedes agacharte y aplanarte sobre el depósito. Si vas “de diario”, los semimanillares por encima de la tija permiten ir erguido sin forzar las muñecas. También los pies van centrados, algo atrasados, de forma que en cualquiera de las dos formas de conducir los encontrarás en su sitio y solo en la conducción más radical y extrema (en circuito, por ejemplo) precisarás cambiar estos componentes.
Esto se debe, en parte, a un acertado escalonamiento del cambio y a la buena curva de par del motor. También a una parte ciclo a la altura. Es rápida cambiando de dirección y frena muy bien, aunque el tacto de una pinza radial mejoraría este aspecto. Por su parte, las suspensiones transmiten bien el agarre de las ruedas, permitiéndote buena sensación de control y capacidad de tumbar. Sobre el asiento es fácil moverse, lo que también permite ayudar a la moto a estar en la posición adecuada en cada momento. Acelera de forma contundente. En llano corre más de lo que pudiera parecer leyendo sus datos de potencia. Y con esas características, como te puedes imaginar, tienes una gran deportiva, destacando su tacto de embrague, con antirrebote y asistencia, un conjunto que es “pura mantequilla”. Se parte de un chasis tubular en acero, un tipo de estructura al que Kawasaki se está aficionando y no cabe duda que con buen resultado. No en vano, las Ninja H2, Z 650 o Z 900 emplean el mismo tipo. Como en ellas, el motor es parte resistente de la estructura y también una placa de fijación del basculante anclada a la parte trasera del motor. Se ha buscado una combinación de chasis corto y basculante largo, lo que favorece la tracción y las sensaciones al salir de curvas, mientras que el ángulo de lanzamiento se ha llevado a los mínimos posibles para aumentar la agilidad a la entrada de los giros, lo que la convierte en una delicia.