EN MARCHA
Retiras la pata de cabra (sin el sistema de muelle automático de la Strada 125) y al pulsar el botón de arranque nos descubre un sonido de motor y escape bastante agudo para lo habitual en su segmento.
EN CIUDAD
La inserción de las marchas es correcta y el accionamiento del embrague es perfectamente progresivo para rodar tranquilamente en ciudad, donde te beneficias de unas salidas tan consistentes como desees gracias a su enérgico motor. El radio de giro no se ve dificultado por la presencia de su ancha horquilla invertida. Es muy fácil maniobrar con ella gracias a su ancho manillar, lo que consigue que la inserción en curvas o el trazado de rotondas o esquinas sea un juego de niños.
EN CARRETERA
La puesta a punto de las suspensiones está al nivel de exigencia del conjunto, con unos reglajes más bien deportivos que se acompañan de una respuesta de frenos a la misma altura, más sol- vente el delantero que el trasero en términos de progresividad para un conjunto que detiene sus 135 kg con contundencia. El ancho manillar te dibuja una ergonomía poco habitual en motos 100% de asfalto, pero plena de comodidad también gracias a un asiento muy cómodo de mullido y formas más unas estriberas situadas en posición muy confortable. Tan solo choca el contacto de los filos superiores del depósito con el interior de los muslos.