CHURCHILL.
Biopic. Crítica pág. 19
En 1944, Winston Churchill, principal opositor al desembarco de Normandía hasta el último minuto, había perdido todo el apoyo ganado con su resistencia a la invasión alemana, y hasta Eisenhower estaba a punto de darle la espalda. Lo tenía todo en contra. El hombre de los discursos de hierro estaba roto por dentro, comenta el guionista Alex von Tunzelmann: Estaba sumido en una profunda depresión. No quería repetir los errores que costaron la vida a 500.000 hombres en las playas de Galípoli durante la operación que capitaneó en 1915. El director Jonathan Teplitzky añade: La película se centra en cómo este individuo, debilitado y consumido por el alcoholismo, consiguió superar sus miedos. Y solemos pensar que salió adelante por su cuenta, pero no creo que lo hubiese conseguido sin el apoyo incondicional que le brindó su mujer. Brian Cox (La autopsia de Jane Doe), que interpreta al primer ministro, concluye: Ella lo despertó. Su esposa, Clem, logró que recuperase las ganas de dar lo mejor de sí para su gente. Eso es ser un verdadero líder. Estoy seguro de que se quedaría de piedra si viese lo que llamamos líder ahora. Winston era un ser sensible que tuvo que cargar con demasiadas muertes a sus espaldas. Y yo quería explorar cómo puede un sólo individuo cargar con tal responsabilidad.
UN PERSONAJE INAGOTABLE
Churchill ha sido un mito recurrente en el cine de todos los tiempos, aunque los más sonados fueron Richard Burton, Brendan Gleeson, Robert Hardy y Christian Slater. Esta vez Jonathan Teplitzky (Un largo viaje,
2013) se encarga de llevarlo a la gran pantalla, con Cox de protagonista, Miranda Richardson (Sleepy Hollow,
1999) en el papel de Clementine, John Slattery (Spotlight) como Eisenhower y James Purefoy (High-Rise), que interpreta a Jorge VI. En enero, Gary Oldman lo encarnará, una vez más, en la esperada El instante más oscuro,
dirigido por Joe Wright.
ESTRENO: 8 SEPTIEMBRE