RECITAL DE LA TORRE
Como en Stockholm y Que Dios nos perdone, Sorogoyen vuelve a hacer tándem con su cómplice de escritura, Isabel Peña, y repite con Antonio de la Torre, que está prácticamente en todos los planos. Su pesadilla empieza cuando cubre a un gran amigo, compañero de partido, salpicado por un caso de corrupción, y queda expuesto él.