Ryan Gosling y Harrison Ford, por Blade Runner 2049.
“Un doble enigma encerrado en un espejo de dos caras”. Así define Harrison Ford la relación entre su personaje, el mítico Deckard de ‘Blade Runner’, y el de Ryan Gosling en esta esperada continuación. Dos asesinos de replicantes que saben más de lo que cu
Si hay alguien que pueda comprender lo que representa el paso del tiempo, ese soy yo, ironiza un relajado, y a ratos hasta bromista, Harrison Ford (Chicago, 1942) en el set de Blade Runner 2049: Rick Deckard ha envejecido, lo mismo que el mundo que le rodeaba y del que trató de escapar hace 30 años. Resulta curioso, hasta maliciosamente contradictorio, que un film ambientado en el futuro muestre desolación, sobre todo, moral, pero hacia ahí vamos. Ryan Gosling (London, Canadá, 1980) prosigue ese discurso del veterano actor: El tiempo y lo que entendemos por tiempo son el pilar del relato. Deckard ha envejecido, sí, pero tal vez viva en un tiempo diferente al de K, mi personaje, que ha ido a él para que sea algo así como un padre o un oráculo.
DOS CABALGAN (POR LAS SOMBRAS) JUNTOS
K y Deckard se complementan. Podría decirse que son un mismo personaje desdoblado en una paradoja temporal, continúa Gosling: Lo más fuerte de la primera película es que no se trataba de una simple historia de buenos y malos, sino de qué nos hace ser humanos en realidad. En ese sentido fue admirable lo que hizo Harrison. Su capacidad para romper con su propia imagen en beneficio de una historia envuelta en claroscuros. Ford recuerda aquel papel: Venía de una serie de películas que fueron un gran éxito donde encarnaba al héroe luminoso y sin dobleces, y, de repente, los espectadores que esperaban ver a Han Solo o Indiana Jones con un pésimo corte de pelo ¡en el año 2019! se toparon con alguien que no pestañeaba disparando a una mujer por la espalda, y que carecía de lo que precisamente tenían los replicantes: empatía, compasión y amor.
PREGUNTAS ¿SIN RESPUESTAS?
Yo lo tengo muy claro. Harrison
Ford saca pecho (y enseña bíceps al entrevistador) cuando le saca a relucir lo de su regreso crepuscular a sus héroes de ficción esenciales: Deckard es humano… pero, ¿qué es humano? ¿Quién es humano? Lo más estimulante de esta secuela es que responde a las preguntas que llevamos tres décadas escuchando, pero quizá no cerrando una puerta, y sí abriendo otras más.
Gosling defiende esa ambigüedad y complejidad: Si hemos esperado tanto para saber qué había en el interior de personajes como el de Harrison o el de Sean Young, creo que podemos aceptar y jugar con que lo conozcamos, y eso nos lleve a otro giro, a otro enigma que nos haga pensar. K comienza a vivir de verdad cuando duda, cuando desconoce las respuestas. Afortunadamente, y ahora hablo como actor, tener la suerte y el honor de trabajar junto a Harrison Ford te recarga la batería y puedes preguntarle lo que quieras, porque él sabe. Entonces, Ford mira al joven intérprete canadiense y, con una divertida pose de resignación, remata la charla: Claro que lo sé. Precisamente por eso, porque soy viejo.
“LOS ESPECTADORES ESPERABAN VER A HAN SOLO O INDIANA JONES Y SE TOPARON CON ALGUIEN QUE DISPARABA A UNA MUJER POR LA ESPALDA”. Harrison Ford, actor “K, MI PERSONAJE, COMIENZA A VIVIR CUANDO DUDA, CUANDO DESCONOCE LAS RESPUESTAS”. Ryan Gosling, actor