Terele Pávez.
Antes de que Álex de la Iglesia le diera algunos de los mejores y más carismáticos personajes femeninos del cine español de los últimos años, Terele Pávez ya tenía una sólida y variada carrera. Repasamos la carrera de la querida y admirada actriz, falleci
Alas órdenes de Álex de la Iglesia, Terele Pávez (Bilbao, 1939) rodó El Día de la Bestia (1995), La Comunidad ( 2000), 800 balas ( 2002), Balada triste de trompeta (2010), Las Brujas de Zugarramurdi ( 2013), Mi Gran Noche (2015) y la reciente El Bar (2017): siete títulos donde la actriz, en papeles más o menos protagonistas, pudo exhibir una poderosísima capacidad para el drama a menudo teñido de comedia. Terele era más grande que la vida. Era un gigante, un coloso, y al mismo tiempo la más frágil de todas las mujeres. Accedía sin esfuerzo al más profundo de los sentimientos porque ella ya había estado allí anteriormente, escribió ahora, en El País, el director bilbaíno que la redescubrió e incluso le hizo ganar el Goya a la Mejor Actriz de Reparto, por Las Brujas de Zugarramurdi.
Hermana de las también actrices Emma Penella y Elisa Montés, entró en el cine gracias a Luis G. Berlanga, en Novio a la vista (1954). Tenemos 18 años (Jesús Franco, 1959), Las dos y media... y veneno (Mariano Ozores, 1959), La cuarta ventana (Julio Coll, 1963), junto a sus hermanas, o El espontáneo (Jorge Grau, 1964) forman parte de la primera parte de su carrera, que, a partir de los años 60, incluye muchas apariciones en la pequeña pantalla: Juan y Manuela, Cañas y barro, La barraca, Plutón B.R.B. Nero, Cuéntame cómo pasó, Buscando el norte... Figura indiscutible del teatro (no hace mucho la veíamos en El cojo de Inishmaan, junto a Marisa Paredes e Irene
Escolar), Pávez comienza, a partir de Los santos inocentes (1984), una segunda etapa como actriz. Su Régula en el film de Camus deja a todos boquiabiertos, incluso a los que ya sabían de su talento.
En su filmografía, colaboraciones con Agustí Villaronga (99.9, Incierta gloria),
Francisco Regueiro (Diario de invierno),
Vicente Aranda (El Lute: Mañana seré libre), Gerardo Vera (La Celestina) o Marina Seresesky ( La puerta abierta). Y, para el recuerdo, esta afirmación: Soy consciente de que hay un respeto, y un respeto tremendo, hacia mí, pero no hay que olvidar que, sin un buen director, yo no sé hacer nada.
¡Demasiado humilde, Terele!