15:17 Tren a París
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The 15:17 Train to Paris (USA, 2018, 94 min.). Dir.:
Clint Eastwood. Int.: Spencer Stone, Alek Skarlatos, Anthony Sadler, Judy Greer, Jenna Fischer, Thomas Lennon. DRAMA.
La última película del habitualmente excelente, poderoso, emotivo e incontestable Clint Eastwood tiene un gran problema que ni los más incondicionales del autor de Sin perdón (1992) o Gran Torino (2013) se explican, y tampoco logran considerarlo una virtud, y algo consecuente y cohe- rente con el último tramo del film: la vida de estos tres jóvenes héroes que protegieron a los pasajeros de un tren a París... no nos interesa. O no saben hacérnoslo interesante: contemplar, sufrir durante más de una hora, las correrías europeas de los futuros salvadores es muy aburrido. Entre cervezas, selfies (¿con o sin palo?) y comentarios banales a propósito de lo que están viendo, se nos dibuja a tres americanos corrientes que no nos provocan ningún tipo de empatía/simpatía.
Si como tercera entrega de una trilogía dedicada al héroe americano de a pie, a esos militares o pilotos anónimos que, ocasionalmente, son objeto de los focos y la fama (precedida de las valiosas El francotirador y Sully, de 2014 y 2016) supone un descenso cualitativo, como apología de las armas, como defensa de una educación en la que la posesión y el saber usar una de estas equivale a una asignatura más, resulta sonrojante. Más, en un director del que habíamos alabado su humanismo, y su capacidad para analizar y hasta condenar la violencia y los enfrentamientos en su país. Sí, llama la atención cómo un indolente y desinteresado
Clint Eastwood no aprovecha este material (sobre todo, en la era Donald Trump) para lanzar... ¿un mensaje? Y quien dice mensaje dice moraleja, pensamiento o leve conclusión.
Los más generosos y benevolentes con 15:17 Tren a París dirán: ¡Es lo que hay! Intentando añadir algún detalle interesante, incluso algún matiz sociológico, Eastwood y su guionista nos hacen viajar hasta la dura infancia de los chavales (madres incluidas): son unas cuantas escenas que nos cuentan más cosas del pasado y de la personalidad de Spencer Stone, Alek Skarlatos y Anthony Sadler que esa colección interminable de postales del Viejo Continente que, por desgracia, ni nos van ni nos vienen.