FAHRENHEIT 451
AL ROJO VIVO
El (gran) momentazo de Adelfa Calvo cantando Se me enamora el alma, de El autor, al hablar con FOTOGRAMAS en la sala de premiados.
El (llamativo) cambio de look de la siempre impecable Úrsula Corberó, última musa de Julio Medem.
La (calurosa) ovación a Isabel Coixet durante la foto de familia en la sala de premiados y su (indudable) profesionalidad al cumplir con todos los medios antes de celebrar con los suyos: Tengo hambre. Me duelen los pies.
CALDEADO
La (animada) fiesta de Warner Bros. Cine con Ñ, junto a la revista Cosmopolitan, en la que, a altas horas, nos encontramos con Santiago Segura, Marta Etura, J.A. Bayona o los presentadores de la gala.
El (inmerecido) zasca de los presentadores a Eduardo Noriega al elogiar al resto del reparto de Perfectos desconocidos.
Los (controvertidos) monólogos de Paquita Salas, Cristina Castaño y Pepa Charro: amados u odiados... dependiendo de quienes los escucharan.
NI FRÍO NI CALOR
La (desapercibida) presencia de Íñigo Errejón en la fiesta conjunta post gala de los equipos de Handia y La librería.
Los (invisibles) tacones de Eduardo Casanova, que dejó en casa el vestuario rosa de los photocalls de Pieles.
El (reiterado) tono maternal que presidió toda la noche.
ZONA GLACIAR
El (impresentable) gesto del ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, a Nora Navas cuando esta le recordó que el IVA sigue ahí, gravando como una losa sobre la industria.
Los (eternos) agradecimientos: ese (eterno) asunto sin resolver.
La (desastrosa) organización del paseo de los ganadores por la sala de premiados: no había manera de trabajar... bien.
La (ininteligible) mención de los presentadores a la familia Trueba.