BAILANDO CON EL DESTINO
‘Foxtrot’. Con el aval de un premio en el Festival de Venecia, llega este poderoso drama israelí. Una antibelicista parábola sobre el destino, crítica con el ejército de su país, firmada por Samuel Maoz (‘Lebanon’).
DE QUÉ VA: Un matrimonio (Lior Ashkenazi y Sarah Adler) se queda destrozado cuando oficiales del ejército le comunican el fallecimiento de su hijo, mientras cumplía su servicio militar. La apuesta formal. Si en su anterior film, Lebanon (2009), todo ocurría en el interior de un tanque, Samuel Maoz sigue arriesgando en la puesta en escena de sus películas. Ahora divide Foxtrot en tres partes (la estructura de una tragedia griega en tres actos me pareció una plataforma dramática perfecta, dice), narrativa y estilísticamente muy diferenciadas, en las que hay espacio para el humor surrealista, los números musicales e, incluso, la animación. La primera parte, que refleja el carácter del padre y está compuesta por planos largos y precisos, debía impactar explica. Con la segunda, centrada en el hijo, necesitaba hipnotizar, y flota sobre el suelo, como el mundo interior de un artista. Y la tercera, ligada a la madre, tenía que conmover. En conjunto, es como un rompecabezas filosófico, remata, aclarando el título del film: Es el baile de un hombre con su destino. Un baile con muchas variaciones, pero que siempre termina en el mismo punto de partida. Maoz vs. el gobierno. No son habituales las voces críticas con Israel desde el cine de su país, pero la ministra de Cultura, Miri Regev, protagonizó un tenso enfrentamiento con Samuel Maoz sin ni siquiera ver un film que catalogaba como difamatorio. Me da vergüenza que una película así, resultado de la autoflagelación y la cooperación con discursos anti Israel, obtenga galardones tan prestigiosos. Pido disculpas a los soldados israelíes y a sus familias, afirmó. La respuesta del director fue clara: Si critico el lugar donde vivo, es porque me preocupa. Lo hago desde el amor. Me alegra que se hable de eso. Es como un espejo frente a la división radical en nuestra sociedad, más allá de la película misma. Es una lucha por la libertad de expresión. Todo por la mirada de un cineasta que, como veterano de guerra, conoce los mecanismos del ejército. Y por una escena en la que soldados israelíes matan a un palestino inocente, con la complicidad de sus superiores. ESTRENO: 2 MARZO