¡LLÁMAME COMO QUIERAS, PERO TÚ LLÁMAME!
¡Qué maravilla es Call Me by Your Name! Cada minuto que iba pasando lo disfrutaba: quería que no acabara nunca. Es larga y lenta, pero, tal vez como en La vida de Adèle, esa extensión y esa lentitud es un regalo. El entorno me recordó a otra obra maestra, Antes del anochecer, la tercera de la trilogía de Linklater. En cualquier caso, me ha parecido gloriosa. Arlene Tendre (vía Facebook).
Irradia luz y no trae el lado oscuro de este tipo de relaciones sentimentales, como la mayoría de las películas de temática homosexual. Es tan delicada, tan natural y tan emocionante como nuestro primer amor. Héctor (vía blog).
Es mitad un anuncio de colonias veraniegas, mitad publicidad de perfumes. No tiene emoción, ni morbo ni progresión dramática. Un guion onanista de James Ivory que sólo se redime, en parte, por la conversación padre-hijo. Todos muy civilizados y muy abiertos en un entorno judío-pijo de 1983. Viva (vía blog).
Me gustó bastante, aunque me chirría que, en la Italia de 1983, no haya ni un solo acto de homofobia, ni que a nadie le choque una pareja entre un adulto y un chaval. Ramón Redondo Suárez (vía e-mail).
El plano del final me rompio el alma. Enzo Santis (vía Facebook).
CONTESTA MR. BELVEDERE
Ya he comprobado que hay gente enfadada con el hecho de que la película se coloque en el otro extremo de la muy militante 120 revoluciones por minuto, que encontramos en esta misma doble página. Pero la suma de Luca Guadagnino y James Ivory no podía dar otro tipo de film.