Comedia.
Thr Death of Stalin (Francia, Gran Bretaña, 2017, 106 min.). Dir.: Armando Iannucci. Int.: Jeffrey Tambor, Steve Buscemi, Olga Kurylenko, Michael Palin, Jason Isaacs, Andrea Riseborough, Simon Russell Beale. COMEDIA.
El primer tramo pone las cartas boca arriba: la escena del concierto repetido, las brutales sentencias de muerte, la cena de Stalin y sus allegados y la muerte del dictador, tumbado en el suelo y desatendido, dan cuenta de una sátira política de voluntad feroz pero resultados elementales. Lo que sigue se mueve invariablemente en esa línea de humor popular tirando a pedestre. La función (nunca mejor dicho, porque el aire teatral, de vodevilucho, tumba de espaldas) se apoya en el supuesto de que una galería de caricaturas extravagantes a cargo de actores familiares seducirá al respetable. Tal vez, pero da cierta pena ver a Simon Russell Beale y Steve Buscemi graduándose en la Escuela de Transformismo Peter Sellers, o constatar que a Jeffrey Tambor se le olvidó desmaquillarse entre el plató de la serie Transparent y el de La muerte de Stalin. Jordi Batlle Caminal
Un cuerpo infartado empapado en pis no parece el más idóneo punto de partida para un gag visual que quiera medirse con la geometría de la comicidad de un Buster Keaton o un Jacques Tati. Y Sopa de ganso (Leo McCarey, 1933) lo hubiese tenido bastante difícil si en su fuera de campo hubiese menores abusados o, en el último rincón de sus encuadres, expeditivas ejecuciones. Armando Ianucci no ha hecho una comedia ni ordenada, ni limpia, pero sí inteligente, feroz y arriesgada que añade un matiz sustancial al dominio de la sátira política ya ejercitado en In the Loop (2009) y sus trabajos televisivos: aquí, detrás de cada paso en falso, aguarda la muerte. El resultado es una visión del infierno como vodevil sangriento, que violenta la ética y alumbra la Historia. Jordi Costa