Comedia dramática.
★★★★★
Lucky (USA, 2017, 88 min.). Dir.: John Carroll Lynch. Int.: Harry Dean Stanton, David Lynch, Ron Livingston, Tom Skerrit. COMEDIA DRAMÁTICA.
Sostenía Jean Cocteau que el cine es el arte de filmar la muerte trabajando, una forma de inscribir en imágenes el transcurso del tiempo. Una máxima que parece aplicable a todas las caras del universo fílmico: de los ensayos sobre la mortalidad de Albert Serra a la oda nostálgica, made in Netflix, de Nosotros en la noche (Ritesh Batra, 2017), que explotaba el aura mítica de unos envejecidos Robert Redford y Jane Fonda. A esta estirpe de películas cronológicas, en el sentido más implacable del término, se suma ahora la notable Lucky, debut como realizador del actor John Carroll Lynch, el marido de Frances McDormand en Fargo (Joel Coen, 1996) y el posible psicópata de Zodiac (David Fincher, 2007). Un discreto secundario de Hollywood que consigue, en su ópera prima, abordar de manera frontal, y a la vez pudorosa, el peso de la vejez y la inexorabilidad de la muerte, cuestiones que hallan acomodo en el cuerpo enjuto y el encanto personal de Harry Dean Stanton. Costumbrismo humano. Planteada como un vehículo para la observación del carismático intérprete, la película no duda en exprimir los hitos de su leyenda, desde sus icónicos paseos desérticos en París, Texas (Wim Wenders, 1984) hasta la sublimación de la bondad que encarnó en el regreso televisivo de Twin Peaks. Aquí, tirando de autobiografía, Stanton da vida a un veterano de la Guerra del Pacífico que habita plácidamente el árido Oeste americano, hasta que un súbito desmayo le despierta del sueño de la inmortalidad. Así, desde un costumbrismo amable, el film va hilvanando momentos de resonante humanidad (el protagonista dirigiendo una mirada compasiva a unos grillos enjaulados) y pasajes de vibrante emotividad, con Stanton entregado a la interpretación de la ranchera Volver, volver, de Vicente Fernández. Minimalismo actoral. En términos estilísticos, Carroll Lynch acierta al renunciar a todo alarde en pos de garantizar el brillo de Stanton, a quien acompaña David Lynch en unas apariciones trufadas de complicidad. De hecho, cabría ver Lucky como una lección de maximización del minimalismo actoral. De los andares quebradizamente marciales a los gestos desdeñosos que ocultan bocanadas de afecto, Stanton deviene un volcán expresivo en asordinada erupción.
En la secuencia más memorable de la película, la alianza que forman Carroll Lynch, los guionistas (Logan Sparks y Drago Sumonja) y el protagonista se atreve a poner en escena el manifiesto ateo y existencialista más contundente surgido del cine americano desde Restless (2011), de Gus Van Sant. Una claudicación convertida en pura luz por la presencia de Stanton, cuya sonrisa merecería figurar como Patrimonio de la Humanidad.
PARA RENDIR HOMENAJE AL DESAPARECIDO HARRY DEAN STANTON. Lo mejor: el absoluto protagonismo de un gran actor.
Lo peor: algún exceso de pintoresquismo en el guion.
ESTRENO: 4 MAYO
1. ‘Saratoga’ (Jack Conway, 1937)
En el transcurso de la filmación de esta comedia romántica junto a Clark Gable, a Jean Harlow le diagnosticaron una uremia, una enfermedad del riñón. Arrollador sex symbol del Hollywood de los años 30 (Mares de China, El enemigo público, La indómita), murió el 7 de junio, a los 26 años. La sustituyó una doble de cuerpo. Tiene un biopic: Harlow, la rubia platino (Gordon Douglas, 1965), con Carroll Baker.
4. ‘Plan 9 from Outer Space’ (Ed Wood, 1959)
El descubrimiento y, sobre todo, la reivindicación de la obra del llamado peor director de la Historia trajo consigo que recordásemos los últimos días de Bela Lugosi, de quien la película sólo contiene algún plano: sus otras apariciones las hizo un doble que se tapa el rostro con la capa. Lugosi, actor fetiche de Wood, tenía 73 años cuando un ataque de corazón se llevó a Drácula. Pero... ¿los vampiros no eran eternos?
2. ‘Gigante’ (George Stevens, 1956)
Papeles secundarios aparte, James Dean ha pasado a a la historia por Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), Al este del Edén (Elia Kazan, 1955) y por este melodrama ambientado en el mundo del petróleo que le supuso su segunda nominación al Oscar. El 30 de septiembre de 1955, un accidente con su Porsche Spyder 550 acabó con su vida. Tenía 24 años. ¿Cómo hubiera sido su carrera, tan comparada con la de Brando?
5. ‘Network’ (Sidney Lumet, 1976)
La cinta de Lumet era la segunda oportunidad de Peter Finch de ganar el Oscar (ya fue nominado por Domingo, maldito domingo, de John Schlesinger). El actor británico (Lejos del mundanal ruido, Abdicación) falleció, de un infarto de miocardio a los 60 años, en la promoción de este largometraje donde interpreta a una veterana estrella de la televisión que anuncia su suicidio delante de las cámaras. Su Oscar lo recogió su viuda, Eletha.
3. ‘Salomón y la reina de Saba’ (King Vidor, 1959)
El 15 de noviembre de 1958, mientras rodaba en Madrid Salomón y la reina de Saba a las órdenes de King Vidor, Tyrone Power sufrió un ataque de corazón. De su breve paso por el set se guardan imágenes como esta con Gina Lollobrigida. Yul Brynner reemplazó al actor e indiscutible galán, desaparecido a los 44 años, después de títulos de madurez como Fiesta (Henry King, 1957) y Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957).
6. ‘El Cuervo’ (Alex Proyas, 1994)
Un disparo accidental en el transcurso de la filmación de El Cuervo acabó, de golpe con la existencia de Brandon Lee. ¿Qué hacía una bala real en una Magnum 44? Todavía no se ha aclarado del todo... pero los más partidarios de la teoría de la conspiración incluso hablan de un asesinato del hijo de Bruce Lee, cuyas secuencias sin rodar resolvió la posproducción. Tenía 28 años y mucho carisma aún por regalarnos.
7. ‘Gladiator’ (Ridley Scott, 2000)
El corazón también le falló Oliver Reed: fue en un descanso, en Malta, del rodaje del film de Scott. ¡Y en un bar irlandés! Un lógico colofón, dada la muy conocida afición de este mito del cine británico por el alcohol, del que se estaba apartando. Su papel se terminó con trucos de posproducción. A sus 61 años, le habíamos aplaudido en, por ejemplo, dos obras de Ken Russell: Mujeres enamoradas (1969) y Los demonios (1971).
8. ‘El imaginario del doctor Parnassus’ (Terry Gilliam, 2009)
22 de enero de 2008: una mezcla letal de medicamentos decapitó la fulgurante carrera de Heath Ledger (28 años). A principios de 2009, su familia recogió su Oscar al Mejor Actor Secundario por El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008). Y el personaje que no pudo acabar en el delirio de Gilliam se transformó: se reencarnó en Jude Law, Johnny Depp y Colin Farrell.
9. ‘Fast & Furious 7’ (James Wan, 2015)
Salvando las distancias, Paul Walker fue un nuevo James Dean: el 30 de noviembre de 2013, su Porsche Carrera GT chocó contra un poste eléctrico y un árbol. No había finalizado su participación en la joya de la corona de esta saga de coches. La tecnología visual hizo el resto, pero es fácil adivinar en qué escenas no estuvo, aunque veamos a Walker ahí como el guaperas Brian O’Conner. Acababa de cumplir 40 años.