D’A y II BCN Film Fest.
El Festival de Cinema D’Autor (en corto, D’A) se expandió por la ciudad condal, conquistando más espacios, ofreciendo más películas y satisfaciendo a más espectadores, con cerca de 17.000 entradas vendidas.
Además de brindar los avances de algunas de las películas más esperadas de la temporada, al menos para cierta cinefilia (Western, Amante por un día, Disobedience, Hannah, Lean On Pete o Madame Hyde), y de brindarnos la oportunidad de disfrutar en pantalla grande Good Time, de los hermanos Safdie (estrenada en Netflix), y First Reformed, de Paul Schrader (que se estrenará en VOD y DVD) o de las películas de Nobuhiro Suwa (en su mayoría, sólo estrenadas en DVD), lo cual no es poco decir, el D’A (26 abril/6 mayo) fue, sobre todo, un campo abonado para el descubrimiento. Así florecieron joyas inesperadas procedentes de todas las latitudes, desde el cine indie americano (la desternillante Person to Person, de Dustin Guy Defa) a ese delicado tríptico argelino que es En attendant les hirondelles, de Karim Moussaoui. Buena prueba de ello es el Premio Talents, dotado con 6.000 euros, que fue para Village Rockstars, de la realizadora Rima Das, procedente de la India.
Otro cine español. La mención especial concedida por el mismo Jurado a Con el viento, de Meritxell Colell, y el Premio de la Crítica a Trinta lumes, de Diana Toucedo, hicieron visible en el palmarés la encomiable labor del festival como punto de encuentro de ese cine español facturado al margen de la industria del entretenimiento. Los pases de ambos films agotaron las entradas, así como también los de Ver a otra mujer, de Mònica Rovira; I Hate New York, de Gustavo Sánchez; Yo la busco, de Sara Gutiérrez Galve; Quiero lo eterno, de Miguel Ángel Blanca, o Ana de día, de Andrea Jaurrieta, demostrando que el público de un cine que escapa de los caminos más trillados, aunque minoritario, sigue existiendo.
Ese público dispuesto a salir de casa, al menos una vez al año, estuvo a la altura de las circunstancias al premiar con sus votos el Neorrealismo contemporáneo de A Ciambra, de Jonas Carpignano. A todo esto podríamos añadir otros enamoramientos, como esas dos maravillas de found footage que son Ainhoa, yo no soy esa, de Carolina Astudillo, que retrata a una joven barcelonesa a través de sus películas familiares, o The Green Fog, donde Guy Maddin reconstruye Vértigo (Alfred Hitchcck, 1958) con cachitos de otras películas rodadas en San Francisco. www.dafilmfestival.com