SWEET COUNTRY.
‘Sweet Country’. Aires de western clásico en esta crónica criminal, basada en hechos reales, que denuncia el fuerte racismo que sufrieron los aborígenes australianos. Dirige Warwick Thornton.
Sam (Hamilton Morris) es un aborigen que trabaja en una granja australiana. Un día mata, en defensa propia, a un terrateniente blanco. Huye al desierto, pero es perseguido. La mirada aborigen. Más allá de lo pintoresco, el cine australiano, ya desde que se diera a conocer fuera de sus alejadas fronteras allá por la década de los 70 del pasado siglo, siempre trató de mostrar su identidad indígena principal: el mundo y la cultura de los aborígenes. Precisamente aborígenes son tanto el director de Sweet Country, Warwick Thornton, como su amigo y coguionista, David Tranter. Pertenezco a la tribu kaytej, informa, orgulloso, Thornton, y es una de las más antiguas y menos mostradas en el cine y la televisión de mi nación. Y David es miembro de otra tribu vecina, la de los alyawarra. Son dos etnias de la Australia Central, que siempre se han llevado bien, sobre todo, porque han sufrido la misma clase de injusticias. De esa solidaridad, de ese de- seo, más que de denuncia o crítica, de recuperar una memoria marginada nace la necesidad de narrar los hechos (verídicos) que se narran en la película. Y también de las historias que se narraban en el silencio de la noche: esa misma memoria que no recogen los textos históricos.
Western europeo. Los paisajes desérticos de esa zona australiana ya habían sido escenario de westerns autóctonos, así que ni su uso en el film ni su adhesión a un género tan clásico resultarán una sorpresa. Tanto la historia como los escenarios pedían a gritos un tratamiento visual y de estilo próximos al western, reconoce Warwick Thornton. Incluso sucediendo la acción en los años 20 del siglo XX, en esa zona de Australia llena de vastas extensiones vacías, sin civilización, el tono debía ser el de una película del Oeste. Mucho de ello hay, por tanto, en esta historia de un aborigen perseguido implacablemente por un crimen a través de un desolador desierto, aunque el director confiesa haberse inspirado en el spaghetti-western de Sergio Leone, donde no hay héroes y donde todo parece más un auto sacramental ritual japonés que una aventura.
Dos mitos autóctonos. En el reparto de
Sweet Country destacan, por méritos propios y por ser dos de los más populares e internacionales actores de la cinematografía de las antípodas de todos los tiempos, Sam Neill y Bryan Brown. Neozelandés de nacimiento (aunque posee, entre otras, la nacionalidad británica), Neill (inolvidable en Parque Jurásico, y presente en el reparto de la teleserie Peaky Blinders) encarna en el film al patrón del aborigen acusado de asesinato. Por su parte, Bryan Brown (Cocktail, F/X: Efectos mortales), australiano nacido en Sídney, interpreta al feroz sargento Fletcher.
Contar con ellos fue como darle una categoría extra a la película, reconoce Thornton, que trabajó con Brown en The Darkside (2013).
ESTRENO: 25 MAYO
Sweet Country (Australia, 2017, 113 min.). DRAMA.