ALTO EL FUEGO.
‘Alto el fuego’. Ópera prima de Emmanuel Courcol sobre una historia de amor y trincheras escrita por él mismo 25 años atrás, como homenaje al abuelo combatiente que no conoció. Un viaje al infierno… ¿sin retorno?
Georges (Romain Duris), oficial en la I Guerra Mundial, intenta olvidar los horrores vividos viajando a África. Al cabo de cuatro años, regresa a Francia, donde le espera su pasado.
Un homenaje a la herencia familiar. El director, Emmanuel Courcol, siempre quiso hacer honor a la historia de su abuelo Léonce, desde que trabajaba en el teatro 25 años atrás. Pero la historia entonces no le interesó a nadie y se quedó en un cajón. Como no podía ser de otra manera, el primer largometraje del hasta ahora actor y guionista francés salda cuentas con su pasado después de más de un año de readaptación al cine. Y lo hace con una ambiciosa, apasionante y atormentada historia que comienza con una impactante escena en las trincheras (que, curiosamente, fue la última en ser rodada, por su dificultad). Courcol decidió ambientar este drama épico cinco años después de finalizada la Gran Guerra, cuando el trauma aún estaba presente en la sociedad francesa, pero, al mismo tiempo, todos se esforzaban por olvidar. Cuando Georges regresa de su aventura africana, llega a una sociedad que ha evolucionado enormemente; está viviendo el fenómeno de los locos años 20 y el gran auge económico. Esa circunstancia contrasta con su lucha interior por cerrar heridas, y con los desencuentros con su madre y su hermano Marcel, que ha enmudecido por el dolor.
Huir de la postal. Gracias al rodaje, Courcol ha descubierto la gran belleza del África Occidental, en la que jamás había puesto un pie. Su director de fotografía, Tom Stern, culpable de largometrajes de su amigo Clint Eastwood como Mystic River (2003) y Million Dollar Baby (2004), cumple a la perfección con la misión de captar la verdad imaginando este continente en 1920. Había que huir de la postal; no quería mostrar paisajes bonitos sin más, sino escapar del cliché colonial; que hubiera una perfecta ambientación, pero que no fuera ese el centro de atención. Deseaba reflejar el proceso de interiorización de Georges, el exotismo, la aventura y la vida nómada de quien no acaba de econtrar su sitio.
La fuerza de los personajes. En este film, los roles femeninos representan la fuerza son los que sostienen la tienda, en especial la madre del protagonista. Por lo demás, todos han asumido el reto de convertirse en algo que a priori no eran, lo que añade encanto al trabajo: Romain Duris (Georges), de complexión tranquila y que llegó al papel por casualidad (Courcol nunca lo imaginó como protagonista, y escribió pensando en otra persona), tuvo que caminar durante un tiempo con pesas en las piernas para ir ganando masa muscular y darle mayor poder físico a su personaje, oficial del ejército habituado a dar órdenes. Céline Sallette (Hélène) esbelta y frágil, interpreta a una mujer fuerte y poderosa, y el colosal Grégory Gadebois (Marcel) impone con su silencio ante la cámara.
ESTRENO: 10 AGOSTO
Cessez-le-feu (Francia, 2016, 103 min.). DRAMA.