Preguntas sin respuesta
¿Por qué no nos explicamos qué méritos interpretativos, aparte de unos abdominales de manual, puede tener Justin Theroux, el soso espía que dejó a Mila Kunis en El espía que me plantó?
¿Por qué los profesionales de cine que saltan a la televisión siguen diciendo que su serie será como un film dividido en capítulos?
¿Por qué Sage femme (literalmente, mujer sabia) se ha traducido como Dos mujeres, creando confusión con el clásico de 1960 de Vittorio De Sica, de igual título, por el que Sophia Loren ganó el Oscar a la Mejor Actriz? ¿Por qué Óscar Jaenada, que ya es todo un fenómeno social en México por su interpretación de Luisito Rey en Luis Miguel: La serie, sigue sin ser considerado por el público español como uno de nuestros grandes actores?
¿Por qué los cineastas galos recurren cada vez más en sus películas a canciones en inglés, teniendo un idioma tan dulce y romántico como el francés?
¿Por qué cada vez más las salas de cine se convierten, al iniciarse la proyección, en territorio sin ley, en el que sus responsables brillan por su ausencia? ¿Por qué ese empeño en las redes sociales, manifestado por última vez este verano, por matar (con la publicación, incluso, de un obituario) a Michael J. Fox?
¿Por qué nos cuesta calcular a cuánto asciende el seguro que cubre a Tom Cruise para que se permita rodar todas las secuencias de acción de Misión: Impossible. Fallout?
¿Por qué parece que ser estrella infantil de Disney es como adquirir un pasaporte a un futuro de adulto tan conflictivo como los de Lindsay Lohan, Miley Cyrus, Zac Efron o, los últimos, Demi Lovato y Shaun Weiss?
¿Por qué se habla tanto del discurso empoderador de Los increíbles 2 cuando el más empoderado es el bebé, Jack-Jack, la estrella del film?