Érase una vez en Burgos
En una gesta digna de la búsqueda del tesoro, el macguffin de la genial ‘El bueno, el feo y el malo’, los vecinos del lugar donde se construyó el cementerio de la escena final de la película reconstruyen física y emocionalmente ese escenario. Este notable
Clint Eastwood, al que vemos junto a Lee van Cleef de cháchara con un guardia civil en el rodaje de El bueno, el feo y el malo, aporta su increíble testimonio a Desenterrando Sad Hill, documental de Guillermo de Oliveira, que se verá en el Festival de Sitges, y que supone un emocionante homenaje cinéfilo a la obra de Sergio Leone.
Érase una vez en Burgos. Sergio Leone (con su trío protagonista en la foto: Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef) buscó un cementerio para el clímax de
El bueno, el feo y el malo (1966) y no lo encontró en su habitual Almería, sino en Santo Domingo de Silos, Burgos. Bueno, encontró el lugar, pero el cementerio circular fue construido ex profeso con la ayuda de
250 soldados del vecino campamento de Hortigüela (luego extras en el film).
El éxtasis del oro. El equipo de Guillermo de Oliveira, director del documental, pasó una auténtica odisea para entrevistar al mítico compositor Ennio Morricone. Tras cerrar el encuentro y viajar a Roma, el genial músico no quiso recibir al grupo español. Tan sólo la insistencia de la esposa de Morricone (si atiendes a estas personas te preparo tu comida favorita, Ennio, le dice en un diálogo impagable) logró que desgranara ante las cámaras los secretos y magia de una partitura eterna.
El bueno habla. Álex de la Iglesia, uno de los testimonios (junto a cineastas como Joe Dante, o músicos como James Hetfield de Metallica…) del documental, no pudo lograr que Clint Eastwood apareciera en 800 balas. Desenterrando Sad Hill sí, y el cariñoso, cálido y cinéfilo mensaje del actor y director desgranando anécdotas del rodaje de El bueno, el feo y el malo, y agradeciendo la reconstrucción del cementerio, es el momento cumbre del film.
Un acto de amor. En 2014, la muerte de Eli Wallach (el
feo de la cinta de Leone) supuso la puesta en marcha del proyecto de recuperar el mítico escenario del cementerio. Así, la Asociación Cultural Sad Hill, mediante crowfunding y esfuerzo de voluntariado, se propuso devolver a la vida ese lugar, con sus 1.500 cruces, para tenerlo listo en el 50.º aniversario del estreno del film, 2016. Un acto de amor y cinefilia del que el documental de Oliveira da fe.