In my opinion
PATRICK MELROSE, IRONÍA Y HEROÍNA. Supongo que es cierto eso que dice Patrick Melrose de que la ironía engancha más que la heroína. Desde luego, Benedict Cumberbatch y su mueca de burla perpetua son el mejor aval de esta miniserie. Embutir cinco novelas (las de Edward St. Aubyn en este caso) en cinco capítulos es un ejercicio de mutilación y siempre nos quedará la duda de si hay otros Patrick Melrose posibles.
Cuesta, sin embargo, imaginarlos disociados de las extrañas facciones de Cumberbatch, de su porte aristocrático y de su amplio registro de graves. Habrá perdido el Emmy (justamente) contra Darren Criss, pero Cumberbatch sigue siendo el tío más molón de toda la tele.
El primer episodio de Patrick Melrose es un rollazo insufrible.
Malas noticias, así se titula, es una hora de desparrame politoxicómano errático: es
Trainspotting protagonizado por Chuck Bass, de Gossip Girl.
Sospecho que no era la intención en absoluto. La serie, sin embargo, remonta después sin convertirse nunca en algo extraordinario. Me cae mal. Es displicente y soberbia, como el protagonista, y no logra emocionar cuando por fin se abre. El trauma del niño Melrose espanta, pero el adulto me sigue pareciendo un idiota. Un irónico y atractivo idiota.