Cinefilia.
Ha llenado la partitura de ‘Quién te cantará’ de instrumentos de viento para recrear el conmovedor vacío que siente la protagonista, mientras busca la inspiración para la última de Almodóvar, ‘Dolor y gloria’, y esboza la que será su primera ópera.
Vermut lo tenía claro: para la primera película que hacía con banda sonora original quería al mejor compositor, ese que borda la música de las películas de Almodóvar. No es casual. El director madrileño escribió el guión de Magical Girl (2014) escuchando la banda sonora de La piel que habito (2011). Y como las grandes historias del cine surgen en muchos casos de la retroalimentación, Alberto Iglesias se confiesa admirador de Carlos Vermut, de su exquisito gusto musical y de su propuesta entre naïve y soberbia para que hiciera con su película algo que no hubiera hecho nunca.
Háblenos de su ‘primera vez’ con Carlos Vermut.
Fue un encuentro en la tercera fase. Un día me llamó Enrique López Lavigne, y vino a casa a verme con Carlos. Me hizo mucha ilusión porque me había encantado Magical Girl. Nos pusimos a hablar y enseguida vi por dónde iba. Tiene las cosas muy claras, y me encantó su lado soñador.
¿Cuánto le costó plasmar en un pentagrama esas ‘cosas claras’?
Fue un proceso largo y realmente diferente al que he seguido en otras bandas sonoras. La música no podía ser un objeto vulgar, tenía que involucrarse en lo más esencial, no tener un contenido claramente emotivo. El trabajo consistió más en ir quitando elementos que en añadirlos como suele pasar. Seleccionamos instrumentos como la marimba y el vibráfono para reflejar una acción progresiva en la que la música no adelanta nada pero debe tener una presencia contundente, y al mismo tiempo de suspensión. La flauta es la protagonista, la flauta bajo (que es el doble que una normal) y la flauta contrabajo, y vimos que un solo instrumento puede llenar tanto como una orquesta. He introducido otro muy especial, un órgano de boca japonés que sirve para hacer sonidos que se quedan en el ambiente, casi sin expresión, pero que están tensando algo. No he escrito para ningún instrumento de cuerda, que casi siempre están presentes en mis partituras… Lo fuimos descubriendo poco a poco y lo más difícil fue encontrar esa música ‘vacía’ que me pedía Carlos.
La inspiración para dar en la diana, ¿llega con el guión o es necesario esperar a ver la película montada?
Yo procuro aguantar a ver la película, porque la música tiene mucho que ver con la duración de cada escena y te equivocas mucho si escribes sobre el guión. Tenía algunas ideas, pero Carlos me hizo llegar las músicas que a él le gustaban, y que coincidía que a mí me apasionan como es el caso del compositor japonés Takemitsu. También me mostró jazz, y comprobé que tiene muy buen gusto musical.
¿Cómo es el sonido Almodóvar?
No hay un solo sonido Almodóvar. Aunque llevo mucho tiempo y muchas películas con él, desde luego, no lo conozco. En la nueva película, Dolor y gloria, en la que ya estoy inmerso, tendré que descubrir nuevas fronteras. Lo que sí sé es que tiene que haber emoción, sinceridad y cierto lirismo mezclado con mucha fuerza. Él es muy de extremos.
¿Y cuándo sabe un compositor que ha acertado?
Tiene que haber mucha comunicación (no necesariamente muchas palabras) con el director. Yo primero hago un ejercicio de introspección, voy concretando ideas, y después voy corrigiendo. A veces doy en la diana inmediatamente y otras hay que cambiar de rumbo. ¡Es un trabajo artístico!
¿La música puede ayudar a hacer mejor una mala película?
No es una buena opción, ni esa, ni la contraria. La música tiene una potencia desbloqueadora y emocional importante, pero no es la verdad absoluta.
Cuando las ideas no llegan, ¿dónde busca inspiración?
Pues depende de a quién y dónde quiero dirigirme. Escucho, sobre todo, música clásica. A Händel o Beethoven, que rompió barreras con su música y su fuerte personalidad. Ahora he descubierto a un músico contemporáneo que se llama Xenakis, y estoy profundizando en Violeta Parra, increíble. Rastreo todo el tiempo, todo lo que puedo.
Palabra de experto. ¿Cuál es la mejor manera de escuchar música?
Depende.Puede ser compartiéndola con alguien en un concierto, o escuchándola en el coche durante un viaje. Me da pena que cada vez le dedicamos menos tiempo. Se ha convertido en un acompañamiento y no un placer en sí mismo. La música es sanadora, tiene el poder de restablecer el ánimo.
En el horizonte más cercano… ¿algún nuevo reto?
Estoy preparando una ópera, algo que no sé hacer aún.