Celia Rico Clavellino, por Viaje al cuarto de una madre.
‘Viaje al cuarto de una madre’. Celia Rico Clavellino firma un emocionante film sobre el vínculo entre una madre y una hija: Lola Dueñas y Anna Castillo en uno de los más hermosos duetos interpretativos del año.
DE QUÉ VA: Tras la pérdida de su marido, Estrella (Lola Dueñas) ha establecido una relación de total dependencia con su hija, Leonor (Anna Castillo), que siente que debe abandonar su casa para seguir avanzando.
Pequeños detalles. Una madre, una hija, el vacío que queda tras la muerte del padre y el espacio que ambas habitan. Son muy pocos los elementos que utiliza Celia Rico Clavellino para construir su ópera prima, Viaje al cuarto de una madre, con la que continúa con algunas ideas ya planteadas en su corto previo Luisa no está en casa (2012), protagonizado por Asunción Balaguer: la vivien- da como lugar protegido donde la puerta se convierte en una frontera entre el espacio íntimo y público y las encrucijadas del día a día contadas a través de los más insignificantes detalles. Me fijo en ellos porque pueden pasar inadvertidos y contienen toda una filosofía de vida. Universo femenino. La película nos introduce en un doble viaje: el de Leonor (Anna Castillo), que no sabe cómo decirle a su madre que quiere irse a trabajar a Londres, y el de Estrella (Lola Dueñas). Quería explorar el universo femenino a través del tema de la maternidad y desde el punto de vista tanto fí- sico como metafórico. Qué supone abandonar el nido, esa zona de confort que han ido construyendo a lo largo de toda su vida juntas y las incertidumbres que eso les genera.
Emociones y gestos. Rico plantea el film, narrativa y formalmente, como un díptico: Se trataba de indagar en ese juego de miradas que se establece entre ellas, entre la curiosidad y la admiración mutua. Era importante mantener una coreografía interna entre estos personajes y el espacio cerrado que habitan, profundizar en las emociones intensas, pero matizándolas para convertirlas en pequeños gestos que dieran sentido a su relación. La directora apuesta por la contención: Me gustan las emociones, pero no los dramas exagerados. El film reflexiona sobre por qué a veces las decisiones más duras son las que nos definen y de qué manera si son buenas para nosotros, deberían de serlo también para los que nos rodean. Es un camino de encuentro, no de separación.