Ryan Gosling y Claire Foy, por First Man: El último hombre.
‘First Man: El primer hombre’ supone un pequeño paso para Damien Chazelle, pero un gran salto de cara a los Oscar. Ryan Gosling, la estrella más rutilante de los últimos años, nos cuenta cómo ha sido encarnar a Neil Armstrong, el primer humano en pisar la
Ryan Gosling (London, Ontario, Canadá, 1980) puede ser la persona más agradable del mundo. Pero también la más callada. Un silencio que nunca detuvo a Damien Chazelle –otro tímido de campeonato– a la hora de contar con este canadiense de 37 años para lanzarlo a las estrellas.
Y ya es la segunda vez. La primera fue bailando, en
La La Land (2016). Ahora, a bordo del Apolo XI en
First Man: El primer hombre. Una cinta que, como la anterior, inauguró el Festival de Venecia y puede ponerlo en la órbita del Oscar gracias a su retrato de Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna.
Agradezco el comentario, pero… creo que sería injusto para con Armstrong hablar de mí en esos términos y no centrarnos en él. Para mí esta experiencia ha sido todo un honor, dice el actor, dejando claro que ha venido a hablar de lo que ha venido a hablar, cuando se sienta a conversar con FOTOGRAMAS.
¿Alguna vez pensó en ser astronauta?
¿Yo? ¡Qué va! Bastante tengo con dar vueltas por mi casa persiguiendo a mis dos estrellas, a mis hijas. La idea de ser astronauta es sobrecogedora. Y cuanto más sabes lo que implica, menos quieres hacerlo. Me lo pasé muy bien en la NASA porque estaban preparando el viaje a las lunas de Marte. Un momento muy interesante. Pero me aterrorizaría ir al espacio.
Entonces, ¿qué le atrajo a esta historia?
Que todos sabemos quién es Neil Armstrong, pero nadie sabe nada de él. Fue alguien único, un icono de nuestra historia celoso de su privacidad que fue a la Luna para poner los pies en la Tierra. Buscaba respuestas, significado a su vida, algo que no pudo encontrar en este planeta pero que encontró entre los misterios del universo.
Usted también protege mucho su intimidad.
¿Cuánto se identificó con Armstrong?
Pues tampoco tanto, no creas. Porque se trata de un hombre de otro tiempo, que vivió en otras circunstancias y protagonizó una situación muy singular. El concepto de masculinidad era muy diferente. Pero la forma hermética de expresarse, esa mente tan científica, es la que le da un toque poético a su figura. Alguien capaz de ver un paso de gigante en una simple pisada. Supo que no representaba a un país sino a toda la Humanidad.
La omisión de la bandera estadounidense ha dado mucho que hablar en según qué sectores de la prensa de EE. UU.
Ya… Pero es que llegar a la Luna es un logro que trasciende países y fronteras. El film habla de la carrera espacial y de la Guerra Fría, del nacionalismo que impulsó estas misiones pero los astronautas siempre han preferido compartir sus logros como un momento para la Humanidad y recordar a esos cientos de miles de personas que participaron en el proyecto espacial y en los que se apoyaron para llegar tan lejos. Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad. ¿Puede hablarnos del peso de esa frase?
Pocas son tan conocidas. Y decirla bien, no como un loro, me hizo sudar de lo lindo, porque la frase resume todo lo que siento por Armstrong, la brillantez de alguien capaz de ver más allá del mero momento. ¡Y qué momento! Además me sentía responsable para con sus hijos, que lo dieron todo por ayudarme. Me abrieron la casa en la que nació su padre, una granja en Ohio en la que, por primera vez, soñó con volar. Conocí a su esposa, Janet Armstrong. Un peso que se hizo sentir. ¿Cree que la historia del Apolo XI sigue siendo relevante?
Yo diría que nunca ha sido tan relevante. Necesitamos redescubrir nuestro planeta. La misión del Apolo XI era explorar la Luna, pero lo que hicieron fue redescubrirnos la Tierra. Las fotografías que tomaron del planeta azul, un punto minúsculo en la inmensidad del espacio, nos dieron una perspectiva que debemos recordar.
Y en lo personal le dio la oportunidad de volver a trabajar con Chazelle después de la experiencia de La La Land.
Cuando hablamos por primera vez con Damien de este proyecto, él no tenía ni un guión. De hecho, fue hace años, antes de que trabajáramos juntos. Me explicó que lo que más le interesaba era lo que uno está dispuesto a dar por algo, hasta dónde se está dispuesto a llegar, el precio de una ambición. Y me habló del libro de James R. Hansen. De ahí la conversación derivó hacia Gene Kelly y acabamos haciendo La La Land (risas).
¿Cuán diferentes, o similares, fueron los rodajes?
Son diferentes prácticamente en todo. Incluso en el ambiente. Si en La La Land el equipo era inmenso en First Man: El primer hombre a veces no éramos más que dos
en el set. Además, en La La Land todo estaba meticulosamente preparado, con coreografías ensayadas y largas tomas de steadicam que daban otra energía, mientras que aquí el estilo fue casi documental y a veces ni sentías la cámara. Eso no quita para que ambos esfuerzos hayan sido igualmente ambiciosos y realizados con la atención al detalle que caracteriza a Damien.
Hablando de eso, ¿ha tomado muchas notas del trabajo de Damien para preparar su próximo film como director?
Ya estoy trabajando en mi próximo proyecto como realizador, y claro que he aprendido de Damien. Nunca sabré cómo darle las gracias… No se me ocurre ninguna manera… ¿Quizás trabajando más juntos? (risas).
Como padre de dos hijas, ¿comparte la idea de Armstrong de anteponer la fama o la historia a su familia?
No es una pregunta fácil de responder y de ahí el incalculable peso, la vital importancia que tuvieron las familias de los astronautas en sus logros. De hecho, esta es la pregunta que formula el film, y no hay una única respuesta porque todo depende de la perspectiva de cada uno: lo que es un logro para uno no lo es para otro. A mí, sin duda, me parece mucho más interesante hacer la pregunta que responderla.
Por cierto, ¿alguna vez dudó de la llegada del hombre a la Luna?
¡Uf! He oído esas teorías pero tengo la suerte de haber estado en la NASA y haber hablado con gente que, sin lugar a dudas, sí fue a la Luna (risas). Lo alucinante es que la tecnología que usaron no le llega a la suela del zapato de un móvil del montón. Nosotros seguro que no fuimos: la rodamos en los estudios que Tyler Perry [el creador de la saga de comedias Madea] tiene en Atlanta. Eso también es alucinante, ¿no?
First Man (Estados Unidos, 2018, 135 min.). Dir.: Damien Chazelle. DRAMA.
“LA MISIÓN DEL APOLO XI ERA EXPLORAR LA LUNA, PERO LO QUE HICIERON FUE REDESCUBRIRNOS LA TIERRA”
“NUNCA SABRÉ CÓMO DARLE LAS GRACIAS A DAMIEN CHAZELLE… NO SE ME OCURRE NINGUNA MANERA, ¿QUIZÁS TRABAJANDO MÁS JUNTOS?”