CLAVELES TERAPÉUTICOS
Ana Wagener (Las Palmas, 1962) lloró y rio a partes iguales en el rodaje de ‘La voz dormida’. Y, encima, se llevó un Goya. ¿Hay quien dé más?
ANA WAGENER
La actriz, que este mes estrena Durante la tormenta, recuerda en la sección Qué película la de aquel rodaje su paso por La voz dormida, de Benito Zambrano.
Cuando el director Benito Zambrano, con el que había trabajado en la miniserie Padre coraje (2002), me propuso estar en La voz dormida (2011) yo ya me había leído la novela de Dulce Chacón y me había partido por la mitad. Luego la leería tres veces más porque no estaba claro qué personaje haría. Al final me tocó Mercedes, aquella compasiva y culta carcelera que tanto me gustó interpretar. Me daba mucho miedo que la película resultara maniquea y me empeñé en destacar el lado humano de esta mujer que, por encima de su papel como celadora falangista, está el de madre que ha perdido a su marido y a un hijo en la guerra. Quería demostrar que en el bando de los vencedores también había perdedores y Mercedes era una de ellas. Además, por una vez, ¡no interpretaba a una malvada! Rodamos en la cárcel de Huelva, que ya no estaba en funcionamiento, pero el equipo de arte había hecho un trabajo tan espectacular que las sensaciones eran estremecedoras. Yo tenía que estar en mi papel, pero cada vez que oía ¡corten! me ponía a llorar por las esquinas. Fue una película emocionalmente estresante, porque estás recreando algo que sabes que ocurrió de verdad y que hizo sufrir a muchísima gente. Como rodábamos en Andalucía, había algunos fines de semana que nos quedábamos en el hotel y nos dábamos unos homenajes impresionantes. Era necesario transformar toda esa angustia en alegría y celebrar la vida. Los actores somos gente afortunada que trabajamos en lo que nos gusta pero, de repente, tienes que meterte en la piel de alguien que lo ha pasado fatal, así que ¡hacíamos unas fiestas…! ¡Todavía guardo fotos de todo el equipo comiendo en la playa con claveles en el pelo!
Y después gané el Goya como mejor actriz secundaria. Yo me lo tomé como un reconocimiento a todas las secundarias de La voz dormida, que eran muchas y magníficas. Y también como muestra del cariño de mis compañeros. Está muy bien que aplaudan tu trabajo pero antes está la persona que una secuencia magistral.