CINCO FLASHES EN CINCO FRASES

# Habrán puesto la mejor y mayor voluntad del mundo, en especial los dos actores protagonistas, en El fotógrafo de Mauthausen, pero es imposible salvarla del desastre que es. No solamente porque al final te quedes sin saber cosas esenciales sobre Francesc Boix, sino porque cuando ves ese Mauthausen tan limpio que parece un resort o el Port Aventura de los campos de exterminio, o esos presos todos con uniformes impolutos, te da la risa. Un héroe de Hogan (Tenerife). # El ángel respira el oxígeno Martin Scorsese de sus relatos criminales, pero en una Argentina de los años 70 poblada de seductores, hedonistas y extraños personajes fascinados por el crimen, delincuentes lumpen y un fatalismo sobre ellos cual espada de Damocles. Su protagonista es todo un descubrimiento, pero ojo a Chino Darín, cada vez mejor actor. La secuencia de la canción en el programa de televisión está llamada a convertirse en objeto de culto. María del Mar Tejado (vía e-mail). # Tenía ya por perdido a Julio Medem, lo reconozco, y no fui con demasiadas esperanzas a ver El árbol de la sangre, por lo que la sorpresa ha sido agradable. Bien es cierto que aquel director de sensaciones, palíndromos sentimentales y magia telúrica de sus primeros trabajos (Vacas, La ardilla roja, Los amantes del Círculo Polar) no volverá, pero aquí parece querer traerlo de nuevo, resucitarlo a través de una trama tan enrevesada como dotada de un insólito sentido de la tragicomedia. Beatriz Campos (vía e-mail). # Vi Overlord en primicia en el Nocturna madrileño y me lo pasé pipa. El público también. Funciona tan bien como película de guerra que como película de terror con resucitados, superzombis y monstruos. Se nota la firma de su productor, J. J. Abrams, un especialista en lo fantástico. Y se nota más lo mucho que se parece a su padre, Kurt Russell, el protagonista, Wyatt Russell. En muchas escenas, te imaginabas al Kurt de La cosa combatiendo contra criaturas creadas por doctores nazis locos. Eugenio Moliner (vía Facebook).

# Mandy es una auténtica locura, lo que, siendo su protagonista Nicolas Cage, podríamos decir que es una redundancia. Más allá del hype que arrastraba la película por las redes sociales y por los festivales de cine especializado que la habían programado antes de su estreno el pasado Halloween, lo cierto es que confirma todo lo escrito y leído. Cage está genial, montando sus números habituales, pero también excelente en sus instantes de calma antes de la orgiástica venganza. Toda una experiencia bañada en LSD con sectas, desnudos, violencia y un tratamiento de la imagen casi de cine de arte y ensayo. Kiko Vergara (vía e-mail).